El actual gobierno no se caracteriza por garantizar la calidad de sus políticas. A todo lo largo de estos trece años ha sido patente el menosprecio por el conocimiento, por la búsqueda de los especialistas, por invitar a los mejores talentos. Las consecuencias están allí, en la incompetencia abismal que ha generado tantos retrocesos y dificultades para el bienestar de los venezolanos. Ya eso es grave e inaceptable.
Lo que supera tal circunstancia es que por las acciones y omisiones del actual gobierno, se coloque la salud de los venezolanos en peligro. Y especialmente la salud de aquellos venezolanos que deben acudir a nuestros centros públicos porque no tienen la posibilidad de seleccionar otra alternativa.
La mayoría de la atención de la salud se dispensa en instituciones públicas. Los médicos que trabajan en esos servicios han estudiado seis años en nuestras escuelas de medicina. Luego han trabajado al menos dos años en centros ambulatorios y hospitales, y cursado estudios de postgrado de tres años de duración. Muchos de ellos tienen más de un postgrado. Al menos 11 años de formación. Realizada a través de la atención a pacientes, con la supervisión de profesores y residentes, de guardias regulares, con registro de las actividades en cada etapa. No en balde los profesionales egresados de nuestras escuelas de medicina (todas ellas públicas) son admitidos en postgrados en el exterior. Y en los últimos años son altamente atractivos para muchos países.
Esos médicos se formaron en hospitales y universidades públicos. Y es aquí entonces que el actual gobierno, poseído de la dosis más alta de irresponsabilidad y mediocridad, procede a vulnerar todos los criterios de calidad en la formación de recursos humanos, para implementar la carrera de Medicina Integral Comunitaria.
Luego de seis años, aprobada sólo en una universidad del país, se encuentran a punto de obtener sus títulos 8.300 estudiantes de dicha carrera. Según lo han demostrado algunas de nuestras escuelas de medicina y la propia Academia de Medicina, tales estudiantes se han “formado” a través de videos, sin supervisión por personal calificado, no han realizado guardias en servicios de emergencias, no han entrado a quirófanos, no han recibido clases en medicina tropical, entre otras carencias. Todos ellos han sido víctimas de un fraude.
Así como también será un fraude para los pacientes. Esta irresponsabilidad ha sido denunciada desde hace seis años por todo el liderazgo de la medicina venezolana. Y la respuesta ha sido la indiferencia. Los gobernantes de turno han antepuesto sus preferencias ideológicas, su obediencia ciega e irreflexiva, a la atención de calidad. Con su negligencia e improvisación han debilitado nuestra formación de recursos humanos, lo peor que le puede pasar a la salud de los venezolanos.
Lo que supera tal circunstancia es que por las acciones y omisiones del actual gobierno, se coloque la salud de los venezolanos en peligro. Y especialmente la salud de aquellos venezolanos que deben acudir a nuestros centros públicos porque no tienen la posibilidad de seleccionar otra alternativa.
La mayoría de la atención de la salud se dispensa en instituciones públicas. Los médicos que trabajan en esos servicios han estudiado seis años en nuestras escuelas de medicina. Luego han trabajado al menos dos años en centros ambulatorios y hospitales, y cursado estudios de postgrado de tres años de duración. Muchos de ellos tienen más de un postgrado. Al menos 11 años de formación. Realizada a través de la atención a pacientes, con la supervisión de profesores y residentes, de guardias regulares, con registro de las actividades en cada etapa. No en balde los profesionales egresados de nuestras escuelas de medicina (todas ellas públicas) son admitidos en postgrados en el exterior. Y en los últimos años son altamente atractivos para muchos países.
Esos médicos se formaron en hospitales y universidades públicos. Y es aquí entonces que el actual gobierno, poseído de la dosis más alta de irresponsabilidad y mediocridad, procede a vulnerar todos los criterios de calidad en la formación de recursos humanos, para implementar la carrera de Medicina Integral Comunitaria.
Luego de seis años, aprobada sólo en una universidad del país, se encuentran a punto de obtener sus títulos 8.300 estudiantes de dicha carrera. Según lo han demostrado algunas de nuestras escuelas de medicina y la propia Academia de Medicina, tales estudiantes se han “formado” a través de videos, sin supervisión por personal calificado, no han realizado guardias en servicios de emergencias, no han entrado a quirófanos, no han recibido clases en medicina tropical, entre otras carencias. Todos ellos han sido víctimas de un fraude.
Así como también será un fraude para los pacientes. Esta irresponsabilidad ha sido denunciada desde hace seis años por todo el liderazgo de la medicina venezolana. Y la respuesta ha sido la indiferencia. Los gobernantes de turno han antepuesto sus preferencias ideológicas, su obediencia ciega e irreflexiva, a la atención de calidad. Con su negligencia e improvisación han debilitado nuestra formación de recursos humanos, lo peor que le puede pasar a la salud de los venezolanos.
Politemas, Tal Cual, 2 de noviembre de 2011
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