El Presidente sorprendió a propios y extraños en el Teatro Teresa Carreño. En su acostumbrado léxico definió la “calidad” de los parlamentarios a elegir el próximo 26 de septiembre.
El momento de inspiración llegó con angustia. Dice el Presidente que no quiere “bate quebrados”. Tampoco quiere “currutacos”, ni “saltadores de talanquera”. Allí quedaron los criterios que el Presidente considera deben tener los parlamentarios de la bancada oficial. Todo un poema para el reclutamiento de servidores públicos.
Comencemos por el final. El Presidente no quiere sino lealtad absoluta. Todos los que se han ido del control de la “revolución” no son otra cosa que traidores. El Supremo los castiga y los execra de su dominio. El Presidente sabe que la tiene muy difícil para triunfar en las elecciones de septiembre. Todo indica que la frustración le pasará factura. Hay un mundo de gente esperando ese instante, solos ante la máquina, para cobrar por once años de irrespetos e incompetencia.
De allí que quiera asegurar que nadie se pase. Sabe el Presidente que cuando la gente percibe vientos de renovación, no hay mucho que hablar. Las posibilidades de “migración” de parlamentarios son altas. Especialmente si la “lucidez” del gobierno se mantiene con una Asamblea Nacional en contra.
Tampoco quiere el Presidente “currutacos”. Es decir, personas que estén muy afectadas por el “uso riguroso de las modas”. Vaya manera de referirse a los parlamentarios que “abnegadamente” le han servido. ¿Será que los parlamentarios actuales no se han ocupado de lo esencial? ¿Será que han estado más preocupados de figurar? Quizás deba recordar el Presidente que esos parlamentarios pertenecen a un partido que él dirige. Ninguno de ellos fue seleccionado sin su venia.
Lo más sorprendente de todo es que ahora el Presidente nos diga que no le gustan los “bate quebrados”. En primer lugar, porque de un viaje deja muy mal parados los parlamentarios de la bancada oficial. El Presidente les ha dicho lo que ya todo el país sabe. Para muestra está la incapacidad de aprobar las leyes de pensiones, o de salud, que ya tienen más de diez años sin solución. O la incompetencia que permitió que la Asamblea Nacional nunca reclamara el cumplimiento de la Ley Orgánica del Servicio Eléctrico. O que tardara años en aprobar la Ley de Policía Nacional, para hacer lo contrario de lo que había que hacer. En problemas tan “insignificantes” para los venezolanos como la salud, las pensiones, la electricidad, o la inseguridad. Una pelusa!!
En segundo lugar, porque el Presidente es absolutamente responsable de los “bate quebrados” que lo acompañan en la Asamblea Nacional y en el gobierno. Los ha nombrado, y ratificado varias veces. Ellos están ahí porque él lo necesita sumisos, incompetentes. Cada “revolución” tiene los “bate quebrados” que selecciona.
El momento de inspiración llegó con angustia. Dice el Presidente que no quiere “bate quebrados”. Tampoco quiere “currutacos”, ni “saltadores de talanquera”. Allí quedaron los criterios que el Presidente considera deben tener los parlamentarios de la bancada oficial. Todo un poema para el reclutamiento de servidores públicos.
Comencemos por el final. El Presidente no quiere sino lealtad absoluta. Todos los que se han ido del control de la “revolución” no son otra cosa que traidores. El Supremo los castiga y los execra de su dominio. El Presidente sabe que la tiene muy difícil para triunfar en las elecciones de septiembre. Todo indica que la frustración le pasará factura. Hay un mundo de gente esperando ese instante, solos ante la máquina, para cobrar por once años de irrespetos e incompetencia.
De allí que quiera asegurar que nadie se pase. Sabe el Presidente que cuando la gente percibe vientos de renovación, no hay mucho que hablar. Las posibilidades de “migración” de parlamentarios son altas. Especialmente si la “lucidez” del gobierno se mantiene con una Asamblea Nacional en contra.
Tampoco quiere el Presidente “currutacos”. Es decir, personas que estén muy afectadas por el “uso riguroso de las modas”. Vaya manera de referirse a los parlamentarios que “abnegadamente” le han servido. ¿Será que los parlamentarios actuales no se han ocupado de lo esencial? ¿Será que han estado más preocupados de figurar? Quizás deba recordar el Presidente que esos parlamentarios pertenecen a un partido que él dirige. Ninguno de ellos fue seleccionado sin su venia.
Lo más sorprendente de todo es que ahora el Presidente nos diga que no le gustan los “bate quebrados”. En primer lugar, porque de un viaje deja muy mal parados los parlamentarios de la bancada oficial. El Presidente les ha dicho lo que ya todo el país sabe. Para muestra está la incapacidad de aprobar las leyes de pensiones, o de salud, que ya tienen más de diez años sin solución. O la incompetencia que permitió que la Asamblea Nacional nunca reclamara el cumplimiento de la Ley Orgánica del Servicio Eléctrico. O que tardara años en aprobar la Ley de Policía Nacional, para hacer lo contrario de lo que había que hacer. En problemas tan “insignificantes” para los venezolanos como la salud, las pensiones, la electricidad, o la inseguridad. Una pelusa!!
En segundo lugar, porque el Presidente es absolutamente responsable de los “bate quebrados” que lo acompañan en la Asamblea Nacional y en el gobierno. Los ha nombrado, y ratificado varias veces. Ellos están ahí porque él lo necesita sumisos, incompetentes. Cada “revolución” tiene los “bate quebrados” que selecciona.
Politemas, 17 de marzo de 2010
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