Hasta el 16 de diciembre el Presidente se cuidará mucho de hablar de su propuesta. No quiere alborotar. Aunque el nombramiento de algunos ministros dejan muy claro que el gobierno no ha olvidado lo que ofreció. Solo que la coyuntura de las elecciones de gobernadores de estado y Consejos Legislativos, no es el mejor momento para recordar lo prometido. Además, está bastante claro que el interés en estas próximas elecciones no tiene que ver con las posibilidades de enfrentar conjuntamente los problemas. Más bien se trata de combatir a los liderazgos de la Unidad Democrática.
De manera que nada de expropiaciones, amenazas directas, nada que altere el curso político hasta diciembre. Luego de las elecciones, se impondrá la lógica que ha prevalecido en la formulación del plan de gestión que se ofreció como justificación de la reelección. Se trata de impulsar esta nueva etapa con una radical transformación de la vida de los venezolanos. Nada de lo conocido hasta ahora se compara con las implicaciones que están previstas en dicho plan.
En primer lugar, se quiere avanzar hacia el régimen de ideología única. Desaparecerá en consecuencia cualquier tipo de pluralismo como está contemplado en la Constitución. Se postula al Estado como el actor preponderante en la vida de los venezolanos. Todas las manifestaciones de la sociedad, expresadas en la organización de las asociaciones privadas, y entre ellas la de los productores y trabajadores, quedan excluidas.
En el plan de gestión se propone la eliminación de las Gobernaciones y Alcaldías, así como su sustitución por las manifestaciones de Poder Comunal. Y entre ellas, la transferencia de recursos en un contexto de alta centralización y dependencia del Poder Ejecutivo, y en concreto del Presidente. También se postula la mayor militarización de la administración pública y la creación de las zonas militares como distritos de desarrollo. Aparte de ello, se asume prácticamente la eliminación de la inversión en manos privadas, y la progresiva expropiación en muchas áreas de la economía. Para remate se somete a los trabajadores a una mera relación mediada con el Estado, en la cual desaparece el patrono y las prerrogativas derivadas de la protección legal.
Todos estos planteamientos fueron presentados en las elecciones del pasado 7 de octubre por el actual gobierno. Ya el gobierno ha anunciado que el voto por la opción que presentó significa que los venezolanos apoyan todas estas propuestas. Nada que ver con lo estipulado en la Constitución. Nada que ver con los 6,5 millones de venezolanos que tienen otra posición. Pero también muy alejado de los sentimientos de muchos que votaron por el gobierno. Es evidente que el curso de acción señalado acaba con la República. Tal parece que eso es justamente lo que se propone el gobierno.
De manera que nada de expropiaciones, amenazas directas, nada que altere el curso político hasta diciembre. Luego de las elecciones, se impondrá la lógica que ha prevalecido en la formulación del plan de gestión que se ofreció como justificación de la reelección. Se trata de impulsar esta nueva etapa con una radical transformación de la vida de los venezolanos. Nada de lo conocido hasta ahora se compara con las implicaciones que están previstas en dicho plan.
En primer lugar, se quiere avanzar hacia el régimen de ideología única. Desaparecerá en consecuencia cualquier tipo de pluralismo como está contemplado en la Constitución. Se postula al Estado como el actor preponderante en la vida de los venezolanos. Todas las manifestaciones de la sociedad, expresadas en la organización de las asociaciones privadas, y entre ellas la de los productores y trabajadores, quedan excluidas.
En el plan de gestión se propone la eliminación de las Gobernaciones y Alcaldías, así como su sustitución por las manifestaciones de Poder Comunal. Y entre ellas, la transferencia de recursos en un contexto de alta centralización y dependencia del Poder Ejecutivo, y en concreto del Presidente. También se postula la mayor militarización de la administración pública y la creación de las zonas militares como distritos de desarrollo. Aparte de ello, se asume prácticamente la eliminación de la inversión en manos privadas, y la progresiva expropiación en muchas áreas de la economía. Para remate se somete a los trabajadores a una mera relación mediada con el Estado, en la cual desaparece el patrono y las prerrogativas derivadas de la protección legal.
Todos estos planteamientos fueron presentados en las elecciones del pasado 7 de octubre por el actual gobierno. Ya el gobierno ha anunciado que el voto por la opción que presentó significa que los venezolanos apoyan todas estas propuestas. Nada que ver con lo estipulado en la Constitución. Nada que ver con los 6,5 millones de venezolanos que tienen otra posición. Pero también muy alejado de los sentimientos de muchos que votaron por el gobierno. Es evidente que el curso de acción señalado acaba con la República. Tal parece que eso es justamente lo que se propone el gobierno.
Politemas, Tal Cual, 17 de octubre de 2012
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