Y al año catorce de su gobierno, el Presidente se acordó del empleo. En su primer programa dominical después de siete meses de ausencia, anunció el Presidente el inicio de la Gran Misión Saber y Trabajo. Todo un cambio “extraordinario” en el discurso. Ni en sus palabras en la toma de posesión de 1999, ni en su última Memoria y Cuenta ante la Asamblea Nacional en 2011, el Presidente se había acordado del empleo. Ni dijo en ninguno de los dos casos cuántos empleos crearía su gobierno, ni cuántos había creado.
Por alguna razón “misteriosa” se crea una Gran Misión que atenderá el saber y el trabajo. No hay que ser muy mal pensado para imaginar que las elecciones del 7 de octubre y la angustia que genera en los venezolanos la ausencia de empleo de calidad, son los factores que han “movido” al gobierno a acordarse de la creación de empleos.
No es sólo que el actual gobierno ha menospreciado los mecanismos para fomentar el empleo, es que también ha destruido sistemáticamente empleo de calidad. Cuando se promueve la inseguridad jurídica desde el gobierno, cuando se persigue a la inversión privada, sea nacional o extranjera, cuando se realizan agresiones a la propiedad, en todas estas circunstancias se debilita la capacidad de crear empleos.
Los resultados están a la vista. Aparte de las miles de empresas cerradas y la migración de empleados a trabajos de menor calificación, junto con el éxodo a otros países, la destrucción de empleo de calidad ha alcanzado niveles muy significativos. En 1997 el 27% de la población trabajadora lo hacía en grandes empresas. Diez años después se redujo a 17%. El país tiene 50% de sus trabajadores en empleos de poca productividad, tal como lo señala la Cepal. Investigaciones de la UCAB indicar que el 65% de los trabajos son precarios, esto es, que no cuentan con las condiciones adecuadas de remuneración, beneficios y nivel de calificación.
Todo lo anterior influye en los bajos niveles de productividad que ostenta el país. Somos el país con el menor porcentaje de exportaciones de bienes manufacturados en la Región, apenas 5%. Según la Cepal, en 2009 exportamos 74 millones de dólares en productos manufacturados de alta tecnología. Brasil llegó a 10.500 millones de dólares. Y Costa Rica casi 2.000 millones. México más de 60.000 millones.
De tal manera que los intentos de última hora para transmitir a los votantes la sensación de que este es un gobierno que favorece el empleo, no tienen nada que ver con las desastrosas políticas que han reducido las posibilidades de trabajos de calidad. Para remate, en la nueva misión se acude nuevamente al registro como mecanismo de exclusión. Todo lo cual indica que hay muy poco que esperar de un gobierno que ha hecho del deterioro de la productividad de los venezolanos su objetivo más lamentable.
Por alguna razón “misteriosa” se crea una Gran Misión que atenderá el saber y el trabajo. No hay que ser muy mal pensado para imaginar que las elecciones del 7 de octubre y la angustia que genera en los venezolanos la ausencia de empleo de calidad, son los factores que han “movido” al gobierno a acordarse de la creación de empleos.
No es sólo que el actual gobierno ha menospreciado los mecanismos para fomentar el empleo, es que también ha destruido sistemáticamente empleo de calidad. Cuando se promueve la inseguridad jurídica desde el gobierno, cuando se persigue a la inversión privada, sea nacional o extranjera, cuando se realizan agresiones a la propiedad, en todas estas circunstancias se debilita la capacidad de crear empleos.
Los resultados están a la vista. Aparte de las miles de empresas cerradas y la migración de empleados a trabajos de menor calificación, junto con el éxodo a otros países, la destrucción de empleo de calidad ha alcanzado niveles muy significativos. En 1997 el 27% de la población trabajadora lo hacía en grandes empresas. Diez años después se redujo a 17%. El país tiene 50% de sus trabajadores en empleos de poca productividad, tal como lo señala la Cepal. Investigaciones de la UCAB indicar que el 65% de los trabajos son precarios, esto es, que no cuentan con las condiciones adecuadas de remuneración, beneficios y nivel de calificación.
Todo lo anterior influye en los bajos niveles de productividad que ostenta el país. Somos el país con el menor porcentaje de exportaciones de bienes manufacturados en la Región, apenas 5%. Según la Cepal, en 2009 exportamos 74 millones de dólares en productos manufacturados de alta tecnología. Brasil llegó a 10.500 millones de dólares. Y Costa Rica casi 2.000 millones. México más de 60.000 millones.
De tal manera que los intentos de última hora para transmitir a los votantes la sensación de que este es un gobierno que favorece el empleo, no tienen nada que ver con las desastrosas políticas que han reducido las posibilidades de trabajos de calidad. Para remate, en la nueva misión se acude nuevamente al registro como mecanismo de exclusión. Todo lo cual indica que hay muy poco que esperar de un gobierno que ha hecho del deterioro de la productividad de los venezolanos su objetivo más lamentable.
Politemas, Tal Cual, 11 de enero de 2012
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