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miércoles, 17 de abril de 2013

Fracaso de un gobierno "grandioso"

Once años no pasan en vano. Las mismas caras, las mismas ideas. Adornado de la retórica del Socialismo del Siglo XXI, distante de los ciudadanos, distante de los problemas de la gente. Esa es la impresión de los habitantes del país, expresada en la opinión en la calle, pero también en las encuestas de opinión pública.

La última encuesta del IVAD nos indica, con toda la gravedad del caso, que el actual gobierno es percibido muy alejado de las realidades concretas de los venezolanos. En líneas generales, el 60% de los ciudadanos del país considera que el gobierno pone poco o ningún esfuerzo en resolver sus problemas. En el caso de la inseguridad y el desempleo, más del 65% de los venezolanos consideran que el gobierno coloca poco o ningún esfuerzo en atender los dos problemas más importantes.

Que dos tercios de los habitantes de un país tengan tan decepcionante percepción de la gestión de su gobierno, es bastante significativo. Eso implica que, independientemente de la posición a favor o en contra del gobierno, se expresa la crítica al grado de abandono de la administración Chávez de su función central: resolver los problemas de la gente. Para muchos partidarios del oficialismo, el gobierno no soluciona sus problemas más cotidianos. No queda duda, entonces, que el apoyo sin restricciones ha desaparecido. He allí la clave para entender que más del 60% de los venezolanos no quiera que el actual gobierno continúe más allá del año 2012.

No se puede descuidar por tanto tiempo los intereses de la gente y querer que no aparezcan las facturas. Los problemas de la gente prácticamente no aparecen en ninguno de los dos planes de gobierno que ha tenido la administración Chávez. Temas tan sencillos y evidentes como el suministro de agua, electricidad, la lucha contra las enfermedades más frecuentes, contar con un sistema de educación de calidad, la reducción de la violencia y la inseguridad. Esas cosas “pequeñas” fueron rechazadas, excluidas, eliminadas de la agenda pública. Con el pretexto de que la “revolución bonita” se ocupa de la “grandeza”, de la “independencia”, del enfrentamiento con la potencia “imperial”.

Al final, ya lo vemos, no hemos tenido ni “revolución”, ni agua, ni electricidad, ni trabajos decentes, ni tranquilidad y sosiego en calles y barriadas. El actual gobierno se ha quedado sin respuestas, en parte porque nunca pensó en problemas. Pensó en ideas y grandes argumentos, no en la vida cotidiana y concreta de millones de venezolanos. Los resultados están a la vista, siguen los problemas. Las soluciones cercanas, concretas, no están la agenda del gobierno.

La experiencia de estos once años debe ilustrar a los sectores democráticos sobre el tipo de énfasis y de propuestas programáticas. No basta con identificar problemas, ni siquiera por señalar las fallas de la administración Chávez. Es fundamental diseñar las soluciones, surgidas de las ideas técnicas, pero también del contacto directo con la población, identificando matices, particularidades. No se trata de cualquier solución, sino de aquellas que tengan empatía en las condiciones concretas de vida de las comunidades y personas.

Para cada una de esas soluciones es importante convencer, transmitir sentido de urgencia, señalar razones, comparar con los resultados de esta gestión, supermillonaria de recursos, pero carente de ideas efectivas. Ante un gobierno sin respuestas, hay que anteponer una alianza democrática con soluciones atractivas y efectivas. Es parte sustantiva de los retos de la hora actual.

Politemas, Tal Cual, 9 de diciembre de 2009

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