El presidente Chávez ha descubierto una pieza más de su estrategia. Después de once años tratando de aniquilar la democracia venezolana, nos revela la visión más acabada de los objetivos de la “revolución bonita”. Se trata de colocar un “nuevo estándar”. Veamos.
Al presidente Chávez le quedó muy lejos el lema romano de “pan y circo”. Primero, porque los romanos de verdad cumplían con la distribución del pan: gratuitamente o disminuyendo el precio. El actual gobierno no regala nada. Por esa razón es que 25% de nuestros menores entre 7 y 14 años están desnutridos. Tampoco le funciona la disminución del precio. Cuando las personas acuden a comprar los alimentos en los sitios establecidos en los programas del gobierno, muchas veces no se consiguen los productos. Lo que llamaríamos oferta engañosa. Se dice que hay, pero en realidad no hay. Los pocos que tienen los recursos no pueden comprar. Entonces tienen que comprar más caro. Es una “revolución” sin pan.
Tampoco hay circo. Tenemos un gobierno con muy pobre sentido del humor. La “diversión” está restringida a las alocuciones presidenciales. También acabó con medios de comunicación y con muchos programas que entretenían y divertían a gran parte de la población. Es un gobierno sin emoción.
Ante todo esto, la nueva estrategia del gobierno combina la oferta de totumas con la compra y reparto de armas. Con la Totumocracia se redujeron los estándares de calidad de la vida del venezolano. Baste con señalar que por primera vez en cincuenta años la preocupación de millones de familias, especialmente en el interior del país, es el número de horas de racionamiento eléctrico, o los días que no llegará el agua. Pero no se queda allí, la Totumocracia es también aumento de los riesgos de morir víctima de un atraco o una lucha de pandillas. O las penurias para tener un trabajo decente, o para alcanzar el bachillerato. Ante el progreso, el gobierno ofrece totumas. De todos los tamaños y colores.
Y llegó el detalle que faltaba. En la misma semana el gobierno anuncia compras de armas a Rusia por 5 mil millones de dólares. Dos años del presupuesto de salud, un año del presupuesto de educación. Veinte años del presupuesto de los programas de alimentación. Así, sin mayor anestesia, el gobierno nos dice que comprará armas en un país en crisis económica. Nos dice que prefiere comprar armas antes que implementar un programa de subsidios al ingreso para el 20% de de los hogares más pobres.
Pero no se queda allí, el Presidente nos dice que ahora no sólo comprará armas. También las repartirá a la población. La “revolución bonita” pasará a ser la “revolución que arma”. Con este anuncio, es claro que el presidente Chávez reiteró lo que es ya una convicción generalizada: su gobierno es la mayor afrenta a la paz y prosperidad de los venezolanos.
Al presidente Chávez le quedó muy lejos el lema romano de “pan y circo”. Primero, porque los romanos de verdad cumplían con la distribución del pan: gratuitamente o disminuyendo el precio. El actual gobierno no regala nada. Por esa razón es que 25% de nuestros menores entre 7 y 14 años están desnutridos. Tampoco le funciona la disminución del precio. Cuando las personas acuden a comprar los alimentos en los sitios establecidos en los programas del gobierno, muchas veces no se consiguen los productos. Lo que llamaríamos oferta engañosa. Se dice que hay, pero en realidad no hay. Los pocos que tienen los recursos no pueden comprar. Entonces tienen que comprar más caro. Es una “revolución” sin pan.
Tampoco hay circo. Tenemos un gobierno con muy pobre sentido del humor. La “diversión” está restringida a las alocuciones presidenciales. También acabó con medios de comunicación y con muchos programas que entretenían y divertían a gran parte de la población. Es un gobierno sin emoción.
Ante todo esto, la nueva estrategia del gobierno combina la oferta de totumas con la compra y reparto de armas. Con la Totumocracia se redujeron los estándares de calidad de la vida del venezolano. Baste con señalar que por primera vez en cincuenta años la preocupación de millones de familias, especialmente en el interior del país, es el número de horas de racionamiento eléctrico, o los días que no llegará el agua. Pero no se queda allí, la Totumocracia es también aumento de los riesgos de morir víctima de un atraco o una lucha de pandillas. O las penurias para tener un trabajo decente, o para alcanzar el bachillerato. Ante el progreso, el gobierno ofrece totumas. De todos los tamaños y colores.
Y llegó el detalle que faltaba. En la misma semana el gobierno anuncia compras de armas a Rusia por 5 mil millones de dólares. Dos años del presupuesto de salud, un año del presupuesto de educación. Veinte años del presupuesto de los programas de alimentación. Así, sin mayor anestesia, el gobierno nos dice que comprará armas en un país en crisis económica. Nos dice que prefiere comprar armas antes que implementar un programa de subsidios al ingreso para el 20% de de los hogares más pobres.
Pero no se queda allí, el Presidente nos dice que ahora no sólo comprará armas. También las repartirá a la población. La “revolución bonita” pasará a ser la “revolución que arma”. Con este anuncio, es claro que el presidente Chávez reiteró lo que es ya una convicción generalizada: su gobierno es la mayor afrenta a la paz y prosperidad de los venezolanos.
Politemas, Tal Cual, 14 de abril de 2010
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