El país se dispone a entrar en 2014. Mucho ha pasado en este año que se despide. Un apretado resumen debe incluir la incertidumbre generada por la enfermedad presidencial, pasando por la intervención del gobierno para alterar lo establecido respecto al manejo de la faltas presidenciales, hasta la muerte del presidente y las sucesivas elecciones de abril. En la segunda mitad del año que termina, el protagonista fue la crisis social y económica con sus expresiones extraordinarias en inseguridad, inflación y escasez. Las elecciones municipales del 8 de diciembre expresaron nuevamente la diferencias en el enfoque de los problemas del país.
Todo indica que 2014 será un año complicado. Los efectos de políticas públicas, especialmente las económicas, implementadas en los últimos quince años, son notables. La escasez que se ha apoderado de las casas de los venezolanos, así como el incremento de los precios, indican que la lesión del aparato productivo es de cuidado. Hemos perdido capacidades para producir incluso los bienes de consumo básico. Nuestras posibilidades de crear valor de manera sostenible están ciertamente comprometidas.
Las consecuencias de lo anterior para generar los recursos para la provisión de servicios también son relevantes. Desde la inseguridad, hasta la falta de servicios de electricidad y agua, pasando por las fallas en la educación y la salud, es obvio que el acceso a mejores condiciones de vida está vedado para la gran mayoría de los venezolanos. Una economía que no funciona adecuadamente para generar recursos no puede solucionar otros problemas.
En todo este panorama, el actual gobierno ha optado por la confrontación y la imposición de su visión. Las condiciones para el diálogo no suelen ser democráticas. La disposición a resolver diferencias y encontrar caminos de coincidencias no puede basarse en la amenaza o la provocación. Todo lo contrario, el diálogo es un medio para expresar el respeto y la consideración por lo que el otro representa.
El gobierno podría dar una muestra tangible de que quiere construir opciones de intercambio y concertación. Al menos en dos o tres aspectos que afecten la vida de los venezolanos. Tales puntos están en la agenda pública, y pasan por los derechos humanos, las soluciones al clima de inseguridad que vive el país, y un acuerdo por promover la producción y poner orden en la economía. En cada una de esas áreas es posible encontrar caminos comunes, que pudieran ser desarrollados en todos los niveles territoriales, especialmente ahora que tenemos nuevos gobiernos en muchos de ellos.
Ojalá que en el año que se inicia en pocos días podamos encontrar espacios para las coincidencias. Es un reclamo de todos los venezolanos. Hacemos votos para que todos los que tienen responsabilidad para cumplir esa exigencia encuentren las opciones. El país se merece un feliz año 2014.
Politemas, Tal Cual, 18 de diciembre de 2013
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