La sensación en la calle es muy palpable. Escasean los productos de consumo diario, y cuando aparecen se encuentran elevados de precio. Varias visitas al mercado, muchas de ellas fallidas, para conseguir la compra de la semana. El venezolano vive en inflación. Desde hace varios años. Somos la economía con más inflación en América Latina y el Caribe desde el año 2005.
Esa sensación del venezolano de la calle no es compatible con el discurso del actual gobierno. Se habla mucho de que nuestra economía rompe todos los récords de crecimiento, de que el precio del petróleo aumenta todos los días, pero nada de eso repercute en las condiciones concretas de las familias venezolanas. Para las familias pobres cada día de inflación repercute en un mayor deterioro de su calidad de vida y en el limitado acceso a una vida productiva.
Pero las cosas pueden ser peor. ¿Qué pasa si a la alta inflación se une el bajo crecimiento de la economía? ¿Qué pasará cuando las expectativas de mejoras se enfrenten a la realidad de tener una economía de poco dinamismo en una situación de inflación permanente?
Esas son las preguntas que quedan si se revisan los últimos estimados del Fondo Monetario Internacional sobre las economías de América Latina y el Caribe hasta el año 2013. Según estos estimados, queda muy claro que seremos la economía más inflacionaria en los próximos años.
Estos estimados indican que nuestra inflación será superior al 30% en cada uno de los años del período 2009-2013. Más aún, entre 2010 y 2013 llegaremos al 40% de inflación. Todos los demás países de la región tendrán tasas de inflación de un solo dígito para el año 2013. Argentina tendrá 9%, pero en Chile y Costa Rica será de 3%. En Perú la inflación se estima en 2,4%.
En lo que respecta al crecimiento la situación no deja de ser preocupante. Los estimados del FMI indican que la economía de Venezuela será la de menor crecimiento en el año 2013. Un anémico 2,2%. Panamá crecerá 6,5%. Colombia, República Dominicana y Chile tendrán tasas de crecimiento de 5% o más. Todo ello es altamente explicable. En esos países las políticas económicas promueven el círculo virtuoso de inversión y crecimiento. Ya son varios lustros de crecimiento ininterrumpido en algunos de ellos. Incluso países de menor desarrollo relativo, como algunos centroamericanos, Guatemala, El Salvador, por citar sólo dos, tendrán mayores tasas de crecimiento que Venezuela.
La “revolución bonita” nos llevará, entonces, a la pesadilla de bajo crecimiento y alta inflación. Sobre la segunda parece que ya no hay muchas dudas en el Alto Gobierno. Ya los ministros del ramo económico tienden a decir las cifras cercanas a la realidad. Con el crecimiento probablemente pasará un tiempo para que se entienda, en el liderazgo del actual gobierno, que no se puede apostar todo al petróleo. Que tampoco se puede asfixiar la inversión privada, nacional e internacional, sin que se afecte el clima de negocios de manera significativa. Los atentados contra la seguridad jurídica que se ejecutan todos los días no hacen sino reforzar esa negativa tendencia.
Así como la “revolución” se creyó sus propias verdades, también la población generará sus aprendizajes. Los años de inflación experimentados, más los que se vivirán seguramente en los próximos tiempos, afectarán no sólo las condiciones materiales de vida, sino las expectativas de la población. Si a ello sumamos, las consecuencias del bajo crecimiento en términos de creación de empleos y de capacidad adquisitiva, no deja lugar a dudas. La “revolución bonita” siembra con sus políticas equivocadas el camino de su desaparición.
Politemas, Tal Cual, 10 de septiembre de 2008
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