Si no fuera por el drama que lleva implícita, la frase del ministro Ramírez pudiera interpretarse como un mal chiste. El Ministro quiso expresar que actualmente Venezuela disfruta del mejor “beneficio” posible al aprovechar de manera “racional” todos los recursos petroleros. Momentos antes había señalado que el país era un “gigante” en producción de petróleo y reservas.
Asumamos, solo por plantear el argumento, que un país puede decidir ser un Petro-Estado. Sin mayores complejos. Haciendo de esa riqueza el eje del desarrollo. Eso significaría entonces que por el simple hecho de ser un Petro-Estado ya tendría ventajas relevantes. En ese esquema habría que maximizar el ingreso petrolero y generar mecanismos de asignación de recursos que se tradujeran en las mejores condiciones de vida para la población. No solamente para las asignaciones del corto plazo sino para las de largo plazo. De allí la creación de fondos patrimoniales como lo han realizado algunos países petroleros. Si eso bastara, entonces los países petroleros serían un dechado de desarrollo. Lo cual, como sabemos, no es así.
También es evidente que dentro de todos los países petroleros, Venezuela es el que tiene el peor desempeño de su economía. Es la economía que crece menos y la que tiene la mayor tasa de inflación de todos los países petroleros. Y esta situación se ha mantenido así en la última década al menos. De manera que tener petróleo no es la garantía de calidad de crecimiento, ni mucho menos de la calidad de las condiciones de vida. Es más complejo que eso.
Lo cual nos lleva al punto de que se puede aspirar a ser un gran Petro-Estado y tener un gran fracaso en su manejo. Ese es justamente el caso de Venezuela, especialmente en los últimos quince años. Y los resultados del mejor “beneficio” posible son más que evidentes.
En la Venezuela de ese supuesto “beneficio” posible se tiene más de 20% de bienes en situación de escasez, hasta el punto que para adquirir cualquier producto de consumo masivo lo más probable es que se tenga que padecer una cola de varias horas, o acudir al mercado todos los días de la semana, incluso varias veces en el mismo día. En esa Venezuela los ajustes de precios se están realizando más frecuentemente, indicando que el ascenso inflacionario sigue su curso. En esa Venezuela el salario se deteriora cada día y las posibilidades de trabajo estable y bien remunerado se disipan.
No hay tal “beneficio” como interesadamente se proclama. Lo que existe en la práctica es la mayor incapacidad para manejar el Estado venezolano, destruyendo capacidades productivas y comprometiendo el futuro de varias generaciones. Lo que también parece claro es que ese mejor “beneficio” ha sido para muy pocos, que son los mismos que siguen hablando del futuro como si no fueran responsables de las calamidades que han creado en este largo gobierno.
Politemas, Tal Cual, 6 de noviembre de 2013
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