Para los venezolanos de esta época, la política se ha convertido en un hecho cotidiano. Hubo tiempos en que la política estaba distante del ciudadano, era una preocupación para algunos sectores. Si bien es cierto que las consecuencias de las decisiones afectaban a todos, las maneras de pensar y actuar en política eran patrimonio de unos pocos. Hasta el punto que la política, en el sentido amplio de la expresión, fue vista con indiferencia y muchas veces rechazo.
Poco a poco se fue incubando una reacción individual, de desapego de lo público, de frustración por las carencias. En ese ambiente cundió la reacción contra lo político. Y de esa reacción se cruzó la frontera que nos llevó a que una mayoría circunstancial se apartara de las formas y normas de convivencia democrática. De allí al autoritarismo y la exclusión no había sino un paso. Este largo gobierno se construyó sobre esas restricciones.
Para rechazar el autoritarismo y la exclusión, así como para demandar opciones para el bienestar de todos, los venezolanos hemos acudido nuevamente a la política. Entendida como participación, crítica, militancia, manera de actuar, entre otras cosas. Y de esa diversidad ha crecido un gran entramado de ideas y prácticas, de situaciones y exigencias. Analizar esas tramas es el objetivo del libro “La Política y sus Tramas”, publicado por la UCAB y la Fundación Konrad Adenauer, con el aporte de 24 autores y la coordinación de Marcelino Bisbal. Se trata de poner de relieve las tramas de nuestra realidad actual, para constatarlas e incidir sobre ellas.
Estas tramas abarcan diferentes dimensiones. Algunas de ellas están relacionadas con las debilidades de una sociedad que se ha quedado sin resguardos institucionales. Las normas y las rutinas han dejado espacios al abuso y la injusticia. El miedo y la violencia que caracteriza la vida actual de los venezolanos tienen allí su origen.
Otras tramas expresan el despliegue de símbolos que se han generado en estos años. Es la política a través de construcciones, muchas veces afectivas y vinculadas al uso indiscriminado de la propaganda. Es el entramado simbólico. Es por ello que otras tramas tienen su fuente en las grandes posibilidades de comunicación que hoy tenemos. Cuando más se reprime a los medios de comunicación, los venezolanos hablamos más, escribimos más, usamos las nuevas tecnologías para transmitir muchas ideas. Es el entramado de la comunicación.
También están las tramas de la vida local. Cada día el país es más diverso, más heterogéneo. Incluso en los sitios más distantes y dispersos. Y finalmente están las tramas de las opciones que se proponen para que florezca la democracia y el bienestar. De la construcción de acuerdos sobre ellas debe surgir un país abierto, sostenible, capaz de generar futuro y estabilidad. Avanzar entre estas tramas es el reto de los próximos tiempos.
Politemas, Tal Cual, 12 de junio de 2013
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