Presidente, su “revolución bonita” está haciendo aguas. Por más que quiera infundir ánimo en sus seguidores, todo el mundo sabe en este país que su gobierno tiene el sol de espalda. En la calle se percibe hastío de su gestión, ya las melodías de hace diez años suenan huecas, suenan a pasado.
Por primera vez en una década, Presidente, usted tiene grandes dificultades políticas y económicas. Al mismo tiempo y de grandes dimensiones. La ausencia de equilibrio de poderes, de la cual Ud. ha sido responsable y beneficiario, empieza a ser revertida. El cuadro político que emergerá en las elecciones del 23 de noviembre será muy diferente. Tendremos diversidad de colores políticos. Muchos de sus aliados del pasado obtendrán alcaldías y gobernaciones que Ud. daba por seguras. Sumadas a las alcaldías y gobernaciones de la alianza unitaria colocan a su proyecto en una posición muy distante de la hegemonía. Ud. seguirá teniendo sus incondicionales, pero ahora son menos, Presidente.
Los vientos de recesión internacional pueden convertirse en grandes tormentas en el escenario nacional. La política de protección social de su gobierno, muy poco efectiva, por cierto, se encontrará con demandas urgentes para satisfacer las necesidades básicas de millones de compatriotas. En esta materia, Presidente, su gobierno sigue aplazado. Después de diez años su política social luce agotada, sin imaginación, sin dolientes.
En el frente económico, Presidente, nadie le cree a su gobierno. Nada más con mencionar que el estimado de inflación de su gobierno es 15% para el 2009, todos los actores económicos han llegado a la misma conclusión: o el gobierno miente, o no tiene ni la menor idea de la complejidad de la crisis que ya está en puertas. Recuerde, Presidente, que en este año ninguno de sus ministros acertó con el pronóstico de la tasa de inflación. Es la más alta de América y una de las mayores del mundo. Sin diferentes políticas, seguirá siendo así.
Quizás por eso, Presidente, se le ha visto un poco descolocado en las últimas semanas. Los datos de las encuestas, muy utilizados siempre por Ud., esta vez no le dan ganador. Ud. que se la ha jugado tanto por los candidatos de su partido. Ud. que ha apostado a que su sola presencia bastaría para cambiar el rumbo de las cosas. Que podría convertir en candidatos exitosos a sus partidarios.
En estas circunstancias, Presidente, es bueno echar una mirada serena al escenario post-elecciones. El país quiere que Ud. se concentre en los próximos cuatro años, los últimos de su ya larga gestión, en mejorar la acción de su gobierno. Es urgente que nos diga cómo piensa enfrentar la crisis en la caída de los ingresos petroleros. Ud. sabe que si los precios bajan demasiado su proyecto entra en crisis sistémica. Por más que quiera esconder la gravedad de las cosas, señalando que la “revolución” saldrá fortalecida con los bajos precios, Ud. sabe que eso no es posible. Para millones de ciudadanos la magia está llegando a su fin.
Es por ello, Presidente, que sería muy bueno para el país que proceda a una revisión a fondo de su gestión. Esas tres “R” que Ud. recalcaba tanto a principios de año. Es hora de gobernar, Presidente, los tiempos de los planes “aéreos” se acabaron. Las angustias concretas de millones de venezolanos, especialmente los decepcionados de la década, requieren atención. Quizás ahora que Ud. sabrá que su proyecto hegemónico, totalitarista, no pasa por el tuétano de los venezolanos de esta época, pueda concentrarse en las debidas rectificaciones. A partir de las próximas elecciones Ud. tendrá más claro lo complejo que es gobernar cuando ya no se tiene la mayoría.
Politemas, Tal Cual, 29 de octubre de 2008
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