Los acontecimientos de las últimas semanas han reiterado que Venezuela es una sociedad con profundo arraigo democrático y grandes expectativas por el bienestar. A pesar de los intentos sistemáticos y lamentablemente exitosos, por parte del actual gobierno, para reducir los espacios democráticos, es evidente que ello no es suficiente para contrarrestar la vocación de libertad de los ciudadanos. A pesar de la pésima gestión gubernamental, orientada a reducir las aspiraciones de bienestar, es también evidente que para los venezolanos es muy importante la calidad de vida y las ansias de superación.
Es por ello que democracia y bienestar son dos dimensiones imposibles de separar. Se aspira vivir en libertad y con instituciones respetuosas de los derechos políticos, pero también se exige que sea en un clima de mejoría permanente de la calidad de vida.
Para continuar la promoción de la democracia y del bienestar es conveniente precisar dónde estamos. En lo que respecta a la calidad democrática es claro que nuestras instituciones distan mucho de ser las de una democracia moderna. La sujeción de los poderes públicos a la voluntad del Poder Ejecutivo ilustra suficientemente el punto. La permanencia obscena de la pobreza, especialmente la llamada extrema, según la cual, por las propias cifras oficiales, tenemos 10% de la población que no tiene ingresos para alimentarse adecuadamente, es muestra concreta de que no somos una sociedad con bienestar, con posibilidades para todos.
Lo que se ha demostrado con los resultados del 2 de diciembre es que la redemocratización de Venezuela y la búsqueda del bienestar, pasan por el ejercicio del voto. Es también notorio que la condición del Poder Electoral es mejor hoy que hace una semana. Que se haya producido un resultado adverso al actual gobierno, que haya sido aceptado por ambos grupos, es demostración de que podemos contar con un árbitro imparcial. También sigue que el interés por votar se extenderá a muchos sectores que hasta hace una semana lo rechazaban.
Todo lo anterior puede servir para fundamentar que las próximas etapas en el desarrollo político, social y económico del país pasan por la nueva composición institucional que se deriva del ejercicio del voto. Los representantes de los Poderes Públicos a partir del 2 de diciembre serán seleccionados en un marco mucho más plural y abierto. Es deseable, en consecuencia, que el país conforme y consolide esfuerzos de concertación, es decir, acuerdos amplios, abiertos, orientados a las mejoras democráticas y al desarrollo de políticas públicas centradas en el bienestar de la gente.
Estos acuerdos son políticos, pero también trascienden a los ámbitos productivos, sindicales, estudiantiles, asociativos, en general. Se trata de construir acuerdos que superen las fronteras de lo estrictamente coyuntural. Se trata de construir acuerdos que superen las posiciones con respecto al actual gobierno. Es definitivamente una etapa que requiere mucha imaginación, y también mucha capacidad para escuchar, para sentir las angustias reales de los venezolanos.
La sucesión de eventos que requerirán la construcción de estos acuerdos se inicia con las elecciones de Alcaldes y Gobernadores a celebrarse en diez meses. Continúa con la conformación de una nueva Asamblea Nacional a finales del 2010 (en menos de tres años). Sigue con la elección de un nuevo Presidente a finales del 2012. Es evidente que los resultados de todas esas consultas conformarán un nuevo cuadro político en Venezuela. Ojalá seamos capaces de fundar ese cuadro político sobre sólidos acuerdos de la sociedad venezolana.
Politemas, Tal Cual, 12 de diciembre de 2007
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