En los primeros siete meses de 1985 la hiperinflación de Bolivia adquirió niveles dramáticos. Luego de varios programas de reformas económicas (en noviembre de 1982, noviembre de 1983, abril de 1984, agosto de 1984, noviembre de 1984, febrero de 1985), todos fallidos, la economía estaba completamente fuera de control. El gobierno de Siles Suazo, totalmente aislado, sin posibilidades de resolver la crisis económica, decide acceder al adelanto de elecciones, fijadas inicialmente para julio de 1986. Se realizaron finalmente en julio de 1985, permitiendo la entrada en escena de un nuevo gobierno presidido por Víctor Paz Estenssoro.
Al momento de tomar posesión el nuevo gobierno, en agosto de 1985, la tasa de cambio oficial era 67.000 pesos bolivianos por dólar. Sin embargo, la tasa en el mercado “no-oficial” era 1.100.000 pesos bolivianos, una diferencia de 1.600% entre ambas tasas. La tasa de inflación en la semana antes de tomar las medidas se acercó a 20%. Según el FMI, la tasa de inflación de Bolivia en 1985 alcanzó 11.700%.
El gobierno de Paz Estenssoro informa las decisiones económicas a las tres semanas de estar en ejercicio. Fueron establecidas en el decreto 21.060 del 29 de agosto de 1985. Las medidas incluían las siguientes: unificación de las tasas de cambio con libre convertibilidad, ajuste de tarifas de servicios públicos, reducción del déficit fiscal y financiamiento externo de 80% de dicho déficit, reducción de aranceles (un arancel único de 20%), eliminación de la intervención del sector público en los salarios privados, excepto para el salario mínimo, eliminación de los controles de precios, congelación de salarios del sector público, descentralización de empresas públicas, reformas impositivas para simplificar el sistema, acuerdo “stand by” con el FMI, restablecimiento del crédito internacional del país, eliminación de las restricciones para la fijación de las tasas de interés.
Luego del anuncio de las medidas, exactamente a los diez días, se produjo una reducción abrupta en la tasa de inflación. En 1986 la inflación disminuyó a 276%, y en 1987 la inflación fue 14%. Se ha mantenido controlada desde esa época.
Varias lecciones deja la experiencia boliviana para la grave situación económica que experimenta Venezuela. En primer lugar, indica que los gobiernos sin la correspondiente capacidad política terminan complicando las crisis económicas, hasta el punto que se deben buscar las vías institucionales para facilitar su sustitución. De allí que la elección de un nuevo Presidente, en este caso Paz Estenssoro, fue un factor clave para encontrar una ruta efectiva para la crisis boliviana. La segunda lección está relacionada con los objetivos de la reforma. La aplicación de un plan integral, caracterizado tanto por la estabilización de la economía como con los objetivos de mediano plazo, como la modernización y la reducción del estatismo, fueron pilares para que dichos cambios fueran sostenibles. Y finalmente, la severidad de las medidas ejecutadas en 1985 en Bolivia no contó con un programa de protección de la caída del ingreso de los ciudadanos. Este último aspecto debe tener una gran importancia en las medidas que se tomen en Venezuela para superar esta severa crisis. No hay duda que las condiciones económicas favorables que hoy tiene Bolivia, cuando se compara en el contexto de la Región, tienen su fundamento en la aplicación de las medidas treinta años atrás.
Politemas, Tal Cual, 2 de marzo de 2016
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