La medición del desempeño de los estudiantes en muchos países del mundo dejó de ser un misterio. Gracias a los esfuerzos de la OECD en las últimas dos décadas, a través del programa de evaluación de estudiantes, conocido como PISA por sus siglas en inglés, se dispone de datos para comparar la educación en 72 países en 2015 (última medición disponible). Los resultados de las pruebas de 540.000 estudiantes de 15 años fueron procesadas para obtener el rendimiento en lectura, matemáticas y ciencia.
Los cinco primeros lugares en matemáticas fueron ocupados por Singapur, China, Taiwán y Japón. Ante las tendencias en la creación de conocimientos en el contexto global, expresadas en la generación de bienes y servicios que demandan mayor capacidad analítica, es obvio que aquellos países en los cuales se produzcan mejores resultados en matemáticas, tendrán amplias ventajas para contar con los recursos humanos que puedan vincularse con niveles superiores de desarrollo tecnologías.
Vistos estos resultados se entiende más que Singapur reciba ingresos per cápita de 29.000 dólares por la exportación de altas tecnologías (también en 2015). Es decir, el círculo virtuoso se aprecia con toda claridad. Si la idea es crear valor, expresado en altas tecnologías, se requieren recursos humanos de alta calificación. Con los ingresos de esas exportaciones se puede financiar un sistema educativo de alta calidad, que a su vez forma los recursos humanos que se requieren para el nuevo nivel de creación de conocimientos. El desempeño en la educación de los países indicados, refleja que en las próximas décadas la dinámica tecnológica tendrá en Asia un polo de especial relevancia. Más aún, la situación actual en los Estados Unidos, con restricciones a la incorporación de personal calificado de otros países, influirá en que Asia reciba estos recursos humanos, sumados a la población de esos países que decida regresar de los países de mayor desarrollo.
Mientras esto pasa en Asia, en los países de América Latina la situación es muy diferente. El país mejor calificado es Chile (en el puesto 51). En los países ubicados en los últimos quince puestos se encuentran Colombia, México, Brasil, Perú, y Rep. Dominicana. El caso ahora es el círculo vicioso. Países con menor capacidad de producir conocimiento valorado en el contexto global, tienden a tener sistemas educativos de menor calidad, que a su vez aumentan las diferencias de potencial productivo. Todo lo cual indica que la única forma de corregir el círculo vicioso es tener mejores políticas para la producción y mejores políticas para la educación. No basta con afectar el sistema educativo sin modificar el modelo de creación de conocimientos.
A todas estas, usted apreciado lector, se preguntará sobre el desempeño del sistema educativo de Venezuela. Preocupación bastante natural para comparar con la realidad de los países vecinos. Lamentablemente Venezuela no está incorporada en los países que forman parte de las mediciones del PISA. Al menos los otros países de América Latina mencionados tienen sus mediciones y pueden usarlas para mejorar. Se entiende mucho más todavía que el ingreso per-cápita que recibe Venezuela por exportaciones de alta tecnología sea 0,67 dólares. Es decir, 45.000 veces menos que Singapur. Ese es el tamaño de la brecha.
Politemas, Tal Cual, 22 de marzo de 2017