Es bastante irónico que el gobierno que ha sido inhabilitado por los venezolanos, aparezca de pronto impidiendo el ejercicio de derechos políticos. Una somera mirada a las mediciones de opinión público muestra que el actual gobierno fue inhabilitado por los venezolanos desde hace tiempo. La gran mayoría de los ciudadanos considera que el gobierno no tiene las competencias para ejercer la conducción del país. Más aún, lo que esa gran mayoría desea es la oportunidad de ir a los centros electorales para expresar la opinión de que este gobierno debe cesar en su ejercicio. Y esa es la razón por la cual este gobierno se niega a cumplir con lo estipulado para que se realicen las elecciones previstas en la Constitución.
Este gobierno ha sido inhabilitado porque su gestión es la más incompetente en el siglo XXI en el mundo. No solamente ha introducido la división y la polarización de la vida de los venezolanos, también ha aniquilado sistemáticamente la institucionalidad democrática. La Constitución que fue bandera de este largo gobierno, hoy está fuera de vigencia. En los casi 18 años transcurridos desde su aprobación, el gobierno se ha encargado de eliminar en la práctica todas las disposiciones que consagraban la vigencia del Estado de Derecho. No existe equilibrio de poderes, las cárceles tienen a cientos de venezolanos recluidos por causas políticas, la Asamblea Nacional ha sido despojada de sus competencias constitucionales. Todas las formas y prácticas de una democracia funcional han sido transgredidas.
También ha sido inhabilitado este gobierno por su visión ideológica, atrasada y profundamente limitada. Por haber creído que era posible tomar el control del Petro-Estado y resolver todo por añadidura. Este gobierno más bien quiso controlar la riqueza derivada del petróleo para controlar el Estado, como objetivo central de su gestión. Es por ello que procedió a enfrentar progresivamente todas las instancias sociales fundamentales: al sector productivo, a los sindicatos, a la Iglesia, a las universidades autónomas, a las organizaciones de DD.HH., a las organizaciones de pacientes, a todos aquellos que disentían de esta visión ideológica. Aparte del error de creer que solo la riqueza petrolera puede garantizar el bienestar de los venezolanos, el gobierno ha terminado destruyendo capacidades institucionales y productivas.
La inhabilitación está asociada con la ejecución por parte de este gobierno de la destrucción productiva más grande que se haya producido en el mundo en el siglo XXI. Se ha comprometido la viabilidad económica y financiera de la República. El país está en el cuarto año de la peor recesión experimentada en América Latina en toda su historia, con el cuarto año seguido de la inflación más alta del mundo, y la más alta en América Latina en los últimos 25 años. No existe peor política económica en el planeta en este momento que la de este gobierno.
La mayor cuota en esa inhabilitación la tiene el deterioro en las condiciones de vida de los venezolanos. Se ha producido la mayor reducción de bienestar de un país de la manera más abrupta en los últimos 50 años en América Latina. La pobreza total por ingresos alcanza al 82% de los hogares, y la extrema pobreza al 52%. Es decir, 16 millones de venezolanos no tienen ingresos para comprar la comida del día. Casi 10 millones de venezolanos comen máximo dos veces al día. Si hay algún gobierno inhabilitado en este momento es el venezolano. Ya todo el mundo lo sabe.
Politemas, Tal Cual, 12 de abril de 2017
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