El tuit me conmovió profundamente. Era el mensaje de Félix informando sobre el fallecimiento de su papá. Son esas noticias que paralizan, que nos dejan sin palabras. Félix Seijas Zerpa era mi amigo, compañero de proyectos, siempre mi profesor. Aunque nunca tomé sus cursos, era profesor en todo momento, en las facetas más diversas de la vida. Era de esas personas de las que se podía aprender solo con conversar.
Conocí a Félix en 1989, cuando era Jefe de la Oficina Central de Estadística e Informática (OCEI). En esos tiempos se exploraban nuevas modalidades de medición de indicadores sociales. Por acuerdo entre el Ministerio de la Familia y la OCEI se realizó un seminario sobre los sistemas de mediciones necesarios para el seguimiento y evaluación de políticas sociales. Eso fue hace 30 años. Incluso hoy, especialmente en América Latina, el tema es inexplorado. Podemos imaginar lo que era en esa época. Félix fue el animador fundamental de ese seminario. Recuerdo la simpatía y camaradería con la que contagió a los que participamos. A todos nos hizo sentir en casa, nos transmitió apertura y confianza. Pudo vincular su experiencia como experto en métodos cuantitativos poblacionales, con la necesidad de generar nuevas opciones de medición que tomaran en cuenta las condiciones de vida. Los resultados de ese seminario fueron publicados por la OCEI. Fue una iniciativa que Félix asumió plenamente y con gran motivación.
En 1990, como parte de los acuerdos que el gobierno de Venezuela había establecido para la ejecución del Proyecto de Desarrollo Social (PDS) con el Banco Mundial, se asignó a la OCEI la tarea de realizar una encuesta de condiciones de vida, al estilo de las que en ese momento se habían empezado a implementar en países de América Latina, Asia y África. Félix había sido pionero en el desarrollo de encuestas por muestreo en distintas áreas, entre ellas para medición del empleo, bajo responsabilidad de la OCEI, considerada una de las mejores de la región. Esta iniciativa de medición implicaba innovaciones para el trabajo de la OCEI. Félix asumió este proyecto con extraordinaria visión. Convocó a la OCEI los mejores especialistas del país, muchos de ellos investigadores en las universidades nacionales. Se conformaron bajo su impulso equipos de asesores en las diversas áreas que tenía la encuesta. Estos equipos elaboraron las preguntan pertinentes a la realidad del país. Expertos internacionales vinieron para intercambiar sobre el trabajo elaborado. De todo ese esfuerzo surgió la Encuesta Social, la primera encuesta de condiciones de vida realizada en Venezuela. Bajo la coordinación de Félix se implementaron tres encuestas de este tipo, las cuales fueron de gran utilidad para conocer la evolución de las condiciones de vida y las políticas sociales. La institucionalidad creada, en la vinculación entre la academia y la OCEI, ha sido un ejemplo en nuestra administración pública, por la riqueza de intercambios y aprendizajes. Sin duda, el empuje de Félix fue determinante en este notable impulso a las mediciones de las condiciones de vida en el país.
En los últimos veinte años, mi contacto con Félix fue periódico. Muchas veces para intercambiar sobre la situación del país, otras para cooperar en proyectos. Recuerdo especialmente que con motivo de la implementación de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI), en la USB quisimos saber sobre las prácticas de las grandes empresas venezolanas con las cuales habíamos establecido convenios de cooperación. Le pregunté a Félix, en su condición de presidente de IVAD, si nos podían echar una mano en ese proyecto, novedoso por lo demás. Aceptó gustoso, revisó el cuestionario en detalle, nos ayudó a afinar las preguntas. Los temas de ciencia, tecnología e innovación le apasionaban. Incorporó en ese proyecto toda la curiosidad que tenía en estos aspectos. Luego de la exploración nos explicó directamente cada uno de los hallazgos, y especialmente las nuevas preguntas que surgían. Félix había formulado a través de la indagación por entrevistas, puntos que requerían una mayor atención. Demostró que más que los métodos de medición, en realidad le interesaban las preguntas.
Para tener una idea de las opiniones de los venezolanos era obligado conversar con Félix. A través de muchos años realizando encuestas, había logrado desarrollar tendencias. Tenía en su escritorio una hoja en la cual tenía el seguimiento de las respuestas a determinadas preguntas. Y podía entonces explicar o formular hipótesis sobre esa evolución. Podía expresar con mayor firmeza algunas valoraciones, pero cuando no las tenía, sencillamente lo reconocía. Inmediatamente agregaba que ese punto lo iba a explorar. Convirtió la explicación de las opiniones de los venezolanos y sus variaciones en una pasión a través de toda su vida. La pasión de comprender sobre la que escribió Manuel Caballero. Como empedernido observador de los sucesos en Venezuela y el mundo, incorporaba esas nuevas realidades en nuevas preguntas. Y de la acumulación de esas preguntas y respuestas intentaba encontrar patrones que facilitaba con total desprendimiento a los que quisieran conversar con él.
Las contribuciones de Félix Seijas Zerpa a las ciencias sociales del país son extraordinarias. Pero lo serán más en la medida que pase el tiempo. Porque su aproximación al hecho social tomaba en cuenta a la población, con similitudes y diferencias. Por eso se preocupó tanto por la calidad del muestreo para encuestas de hogares. Sus libros se convirtieron en textos de referencia. Su dedicación a actualizarlos expresaba su deseo de renovación y aprendizaje. En los próximos tiempos esas preocupaciones serán la guía para mejoras en la medición de las opiniones de los ciudadanos, y también de las condiciones de vida, así como de la valoración del impacto de las políticas públicas. Esa perspectiva ha influido en el trabajo académico de la investigación que realizamos en la USB sobre el seguimiento de condiciones de vida. Félix fue, sin dudas, un adelantado en estas tendencias, pero también un gran animador de estos proyectos.
Voy a echar de menos a Félix, su disposición siempre a dialogar, su franqueza, y sus preguntas, su capacidad para conectar, así como su permanente estímulo, sus llamadas para compartir algún nuevo hallazgo. Ha sido un extraordinario privilegio conocerlo y valorar su amistad. Un fuerte abrazo, Félix, te tendremos siempre presente.
Politemas, Tal Cual, 2 de octubre de 2019
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