En las últimas décadas se han producido transformaciones sustanciales del ambiente global. En todos los continentes y regiones. Muchas de las premisas del desarrollo se fundamentan en un principio ecológico sencillo: sin ambientes en equilibrio la vida está en riesgo. Las alteraciones físicas, biológicas y sociales de los ambientes comprometen el crecimiento y el bienestar.
Estas preocupaciones han despertado el interés de los organismos internacionales. Entre ellos tiene especial relevancia el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático. Este Panel fue establecido en 1998 como proyecto conjunto entre la Organización Mundial de Meteorología y el Programa Ambiental de las Naciones Unidas. Su función es analizar, utilizando la mejor evidencia disponible, la información relevante para entender las bases científicas de los riesgos de los cambios climáticos inducidos por el hombre, así como sus impactos y la forma de mitigarlos.
En una reciente reunión en Bruselas, el Panel hizo público un documento elaborado por el Grupo de Trabajo II. Este grupo de trabajo se concentra en el análisis de la vulnerabilidad de los sistemas socio-económicos y naturales al cambio climático, así como de las consecuencias negativas y positivas de estos cambios. Las implicaciones de este reporte, en términos de políticas públicas, especialmente aquellas enfocadas en la superación de la pobreza, merecen ser destacadas.
El reporte menciona que en los últimos cinco años se ha acumulado evidencia que demuestra que los cambios en muchos sistemas biológicos y físicos se deben al calentamiento producido por el hombre, especialmente el denominado “efecto invernadero”. De un total de 29.000 series de datos, derivadas de 75 estudios, el reporte señala que en 89% de ellas las variaciones son respuestas al calentamiento. También existe evidencia de la alteración de sistemas biológicos terrestres y del deterioro de la vegetación. Otro aspecto mencionado en la creciente acidificación de las aguas de los océanos.
También el reporte destaca efectos no tan comprobados, pero no menos significativos. Entre ellos se señalan las alteraciones de bosques, las muertes originadas por el calor, y el aumento de enfermedades producidas por insectos. Otros efectos están relacionados con inundaciones, así como la extensión de los períodos de sequía, y la elevación del nivel del mar en diversas áreas del planeta.
Algunas de las proyecciones para mediados del siglo XXI toman en cuenta los aspectos anteriores. Se estima que la disponibilidad de agua en el hemisferio norte y en algunas zonas tropicales aumentará entre 10-40%. Sin embargo, también se estima una reducción de la disponibilidad de agua en las regiones áridas (incluyendo en los trópicos). También se estima que aumentarán los períodos de sequía en algunas áreas y se producirán grandes lluvias en otras. Los depósitos de agua en glaciares y en zonas de nieves disminuirán a través del siglo.
De 20 a 30% de las especies vegetales y animales estarán en riesgo alto de extinción si la temperatura del globo asciende entre 1,5 y 2,5 grados centígrados. Si el aumento de la temperatura supera los 2,5 grados centígrados se puede esperar grandes cambios en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas con severos efectos en la diversidad y en la disponibilidad de agua y alimentos. Las poblaciones e industrias más vulnerables serán aquellas que se encuentran en las orillas de ríos y mares con riesgos de inundaciones. Las comunidades pobres en áreas superpobladas serán las más afectadas. Los efectos negativos sobre la nutrición, así como el impacto en las muertes asociadas al calor y a las enfermedades diarreicas, están entre las consecuencias esperadas.
Una de las conclusiones finales del reporte es que los efectos señalados pueden disminuirse si se opta por una vía de desarrollo sustentable. Esto es, aquella vía que promueva la reducción de la pobreza sin comprometer los recursos del futuro. Sin embargo, señala el reporte, hasta la fecha son pocos los planes de desarrollo que han incorporado el efecto del cambio climático. Quizás ha llegado la hora de que gobiernos y sociedades construyan alianzas más efectivas para garantizar un mejor ambiente para todos.
Politemas, Tal Cual, 25 de abril de 2007
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