La promesa del desarrollo es definitivamente la promoción de la participación y diversidad. Es a través de los intercambios productivos que las sociedades identifican posibilidades y asignan recursos. De allí que los mercados abiertos promueven la generación de tecnologías y amplias opciones de bienes. Es a través de la apertura política y la multiplicidad de visiones que se fundamentan los canales de expresión democrática. De allí que las sociedades abiertas promueven un mayor respeto por los derechos de los ciudadanos y por los canales de libertad y asociación. En otras palabras, sociedades abiertas promueven mejores mercados y mejores democracias.
Ahora bien, ¿Cuáles son los factores que condicionan que los países tengan mejores mercados y mejores democracias? ¿Cuáles son las vías para impulsar procesos de democratización y de apertura económica? ¿Cómo se valora el esfuerzo de los países para impulsar cambios que conduzcan a más efectivos mercados y democracias? ¿ Cuáles son las lecciones que aporta la experiencia comparada en esta materia? Estas son algunas de las preguntas que han animado la construcción del Índice de Transformación auspiciado por la Fundación Bertelsmann, la más grande fundación privada de Alemania, y el Centro de Investigación en Políticas Aplicadas de la Universidad de Munich.
La última versión de este índice, conocido como Índice Bertelsmann de Transformación (IBT), fue publicada en 2006. Se comparó a 119 países, llamados “en transformación”, de acuerdo con una lista de 19 criterios y 58 indicadores. Los valores finales fueron aprobados por consenso por el Directorio encargado del IBT. Para ello se tomaron en cuenta informes de expertos revisados en distintas etapas.
El IBT tiene dos componentes: el índice de status y el índice de desempeño. El primero de ellos toma en cuenta los requerimientos para desarrollar tanto las democracias como los mercados. Los requerimientos para contar con democracias son: estados con estructuras de poder diferenciadas, participación de los ciudadanos en las decisiones públicas, estado de derecho, estabilidad de las instituciones, y la integración política y social. Los requerimientos para alcanzar economías de mercado son: el nivel de desarrollo, reglas claras para la competencia, estabilidad de precios y adecuada política cambiaria, valorización de la propiedad privada, sistema de protección social, y crecimiento económico sólido y sostenible.
El índice de desempeño toma en cuenta el nivel de dificultad al que están sometidos los países, la capacidad del liderazgo político, el adecuado uso de los recursos, la capacidad de construcción de consensos, y la capacidad de cooperar en el contexto internacional.
La construcción del IBT permite señalar algunas tendencias. Entre ellas destaca que el modelo de democracia y mercado existe en todos los continentes, incluyendo países de Africa, en los cuales había rezago en esta materia. Los cambios son posibles en los países a través de procesos adecuados de liderazgo e impulso de reformas. Sin embargo, la ruta para la construcción de democracias y mercados no es lineal, en algunos países hay avances, mientras otros experimentan retrocesos. Los avances, por otra parte, pueden ser replicados. En países de Asia siguen persistiendo las tendencias autoritarias que se expresan inicialmente a través de éxitos económicos. También quedan claros las dificultades para la cooperación internacional en el apoyo a las tendencias reformistas en los países.
Tal pareciera, por los hallazgos presentados, que alcanzar democracias y economías maduras es menos una cuestión de casualidad que un proceso sistemático para construir opciones que expresen grandes consensos en las sociedades. Menos una cuestión de visiones únicas que de amplias coincidencia en el respeto a la diversidad. Hallazgos relevantes, por cierto, en la coyuntura nacional, plagada de políticas contrarias a la noción de democracias maduras y economías efectivas. En la próxima entrega revisaremos justamente la posición de la democracia y el mercado de Venezuela en el IBT.
Politemas, Tal Cual, 7 de marzo de 2007
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