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martes, 15 de diciembre de 2015

Ni mercado, ni democracia

Venezuela está lejos de contar con un mercado abierto, capaz de facilitar la creación de riqueza y la justicia social. Venezuela también está lejos de contar con una democracia sólida que promueva la diversidad de opciones como mecanismo para la armonía política y la participación de los ciudadanos. Tales conclusiones se desprenden de la última versión del Índice Bertelsmann de Transformación (IBT), publicada en 2006 por la Fundación Bertelsmann, la más grande fundación privada de Alemania, y el Centro de Investigación en Políticas Aplicadas de la Universidad de Munich.

En líneas generales, señala la publicación, las democracias de América Latina no gozan de la garantía del monopolio del uso de la fuerza. Tampoco cuentan con adecuadas estructuras administrativas y el cabal funcionamiento del estado de derecho. Todo ello en un contexto de desigualdad social y poco desarrollo de los canales de mediación entre la sociedad y el estado. Señala el informe que los mecanismos del buen gobierno se han deteriorado dramáticamente en Bolivia y Ecuador. También se indica que la difusión del populismo en Venezuela limita severamente las oportunidades para adecuadas políticas públicas. Nuestro país es considerado en riesgo de convertirse en una “democracia muy deficiente”, en el mismo nivel que Nicaragua, Paraguay, Ecuador y Bolivia. 

Al igual que todos los países andinos, Venezuela muestra, según el reporte, signos preocupantes sobre la consolidación democrática. Se apunta sobre la falta de estabilidad de los procesos políticos de estos países. Uno de los rasgos compartidos es la debilidad del sistema de partidos, lo cual ocasiona gran dificultad para acompañar las demandas sociales en un clima institucional sostenible. 

La comparación con nuestros vecinos también deja mal parada la condición de nuestro mercado. La única economía de mercado desarrollada en la región es la chilena. Tres países (Costa Rica, Brasil y Uruguay) son considerados como economías de mercado “funcionales” o “viables”. Un gran grupo de catorce países, entre los cuales destacan México, Argentina, Colombia y Perú, son clasificados como economías de mercado con fallas funcionales. En el extremo más negativo encontramos cuatro países (Cuba, Guatemala, Haití y Venezuela). En ellos la economía de mercado es calificada como rudimentaria. 

El informe destaca la profundización de los rasgos rentistas de la economía venezolana, así como el deterioro del marco institucional para el desarrollo de las actividades productivas. Se menciona como ejemplos las debilidades de la política fiscal, la inadecuada política monetaria y las restricciones a la autonomía del Banco Central de Venezuela. También destaca la negativa perspectiva para el sector privado así como el deterioro de las inversiones. 

Las debilidades anteriores aumentan de tenor cuando se analiza la calidad del desempeño en el caso venezolano. Nuevamente Chile ocupa el primer lugar en capacidad para alcanzar logros en función sus capacidades y recursos. Es un caso de alto desempeño. Un segundo grupo, compuesto por Brasil, Uruguay, Costa Rica, El Salvador, México, Jamaica y Panamá, es denominado como “desempeño exitoso con debilidades”. Nuestro país se encuentra en el cuarto grupo (desempeño limitado), junto con Ecuador. Sólo “superamos” a Haití y Cuba. Poco motivo para orgullo. 

El Índice Bertelsmann de Transformación (IBT) expresa en una dimensión comparada lo que muchos ciudadanos de este país confrontan todos los días: la disminución de las posibilidades de desarrollarse en una economía madura y competitiva, así como la sistemática reducción de los espacios democráticos y del estado de derecho. De continuar las tendencias expresadas a través de las políticas de la actual administración, queda claro que tendremos menos posibilidades de contar con una economía madura y una democracia abierta y diversa. Es también evidente que para los venezolanos de esta hora las conquistas más urgentes son aquellas que ya se han convertido en instituciones maduras en muchos países de la región. La conciencia de que ocupamos los últimos lugares en el desarrollo institucional de América Latina es quizás el primer paso del camino.

Politemas, Tal Cual, 14 de marzo de 2007

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