En la noche de la elección del presidente Trump me encontraba en Mérida, Yucatán. Ya en el día se respiraba preocupación por los resultados de la elección en Estados Unidos. Cerca de las ocho de la noche, hora de México, los noticieros comenzaron a indicar que las tendencias de votos confirmaban los peores temores. Era inminente que se anunciaría la victoria de Trump. Como en efecto se hizo pocos momentos después. Inmediatamente algunos analistas alertaron sobre la devaluación del peso. Al día siguiente, ya dispuesto para un largo viaje de regreso a casa, se anunciaba que el peso se podía devaluar en 15%. Sin haber tomado posesión, Trump continuaba su efecto terrible en la economía mexicana.
Se puede hacer mucho daño solo con hablar, especialmente si un líder tiene la posibilidad de dirigir al país más poderoso del planeta. Tal ha sido el caso de Trump. Desde que anunció su aspiración a la presidencia, el lenguaje de Trump ha sido especialmente corrosivo con México. Entre sus insultos a los mexicanos en Estados Unidos, pasando por los anuncios de la construcción del famoso muro, y su énfasis en la reversión de lo establecido en el NAFTA, logró conformar mensajes completamente agresivos al modo de vida de este país. Hasta el punto que en este momento las condiciones no pueden ser más preocupantes.
México es el país de América Latina con mayor producción per cápita en exportaciones de altas tecnologías. Poco más de 700 dólares según la CEPAL. Basta tener una idea de esta magnitud cuando se compara con Venezuela que tiene menos de un dólar. El segundo país es Costa Rica con poco más de 600. De manera que México tiene casi 20 veces más exportación per cápita de altas tecnologías que Chile y Brasil, solo por mencionar algunos países de la Región.
Tal nivel de producción de altas tecnologías está asociado con los efectos del NAFTA desde la última década del siglo pasado. Por otra parte, la economía mexicana ha mostrado signos de solidez con la acumulación sistemática de reservas internacionales y baja inflación. Sin embargo, a pesar de estos avances, los esfuerzos para la reducción de la pobreza han sido de menor impacto. Es claro, por otra parte, que para superar todas esas restricciones el camino es la producción de más riqueza, lo cual significa ampliar la capacidad para elaborar manufacturas del mayor contenido tecnológico.
Y justamente en este punto aparece Trump. Con su lenguaje y los temores que produce, ha logrado que el clima de inversión en México haya retrocedido de manera sustancial. Gran parte de la inversión proviene justamente de Estados Unidos, y gran parte de las importaciones mexicanas también provienen de ese país. La caída del ritmo económico es de tal magnitud que ya se pronostica que el crecimiento de 2017 apenas llegaría a 1%. Como producto del mensaje de Trump, sin haber tomado ninguna medida, ya se nota el agravamiento de las perspectivas de bienestar para México en los próximos años. Y eso no es otra cosa que empeoramiento de las condiciones de vida de millones de familias mexicanas a ambos lados de la frontera.
Politemas, Tal Cual, 16 de noviembre de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario