La sociedad venezolana avanza, esperemos que sea lo más rápido posible, hacia la coyuntura de un nuevo rumbo, una orientación totalmente diferente. En ese rumbo, el objetivo debería ser alcanzar el máximo nivel de democracia y bienestar. En consecuencia, debe ser una dirección diferente a la creencia de que basta producir y vender petróleo. Ya eso no es viable. Tampoco lo era hace veinte años. Y, sin embargo, ya vemos los resultados de no haber cambiado.
Es importante saber en cuánto tiempo es posible revertir esta inmensa catástrofe económica. En primer lugar, porque la sociedad debe saber las posibilidades y las restricciones. Conocer las posibilidades permite ser realista, pero también más exigente. Y conocer las restricciones facilita anticipar los aspectos que deben considerarse, tomar las medidas adecuadas, evitar los errores cometidos por otros. Y en segundo lugar, porque el liderazgo, especialmente el político, debe transmitir esas posibilidades, ejercer el rol informativo y motivacional que se requiere.
Para estimar lo que es posible y lo que será más complicado, es útil la experiencia de otros países. De esa manera se puede aprender, de los éxitos y de los fracasos. Es por ello necesario comparar con las experiencias pasadas. Siempre diferentes, por supuesto, pero valiosas para el aprendizaje.
Asumamos inicialmente que Venezuela, por efecto de políticas diferentes que se empiecen a aplicar en este año, evita el crecimiento negativo en 2019 (ya pronosticado de seguir el rumbo actual de políticas). En ese caso, la economía venezolana tendría cinco años sin crecimiento (2014-2018), el último de ellos en hiperinflación. Esto significa que Venezuela se uniría al grupo de seis países que en los últimos cuarenta años han experimentado recesiones de cinco años, según el FMI. En este grupo, Sierra Leona tuvo la mayor caída de actividad económica (promedio de 12,27% en los cinco años de recesión). El segundo lo ocuparía Venezuela, con una caída de 11,71% promedio.
Si consideramos que la superación de la caída económica, se produce en el año que se alcanza la capacidad de compra anterior al inicio de la recesión (en dólares de poder de compra, PPP per cápita), el país más exitoso en este grupo ha sido Guyana al lograr recuperar el PIB per cápita previo a la recesión en dos años. Esto es, el PIB per cápita era 3.360 dólares en 1985. En 1986 se inicia la recesión y termina en 1990. En 1992 el PIB per cápita superó al de 1985 (3.393 dólares). Se debe señalar que la recesión de Guyana alcanzó un promedio de caída económica de 2,86% (casi cuatro veces menos que la de Venezuela). Esa es la noticia buena, aunque debe resaltarse que no solo la recesión de Guyana fue menos profunda que la de Venezuela, tampoco tuvo hiperinflación. Los restantes países de este grupo llevaron mucho más tiempo para la recuperación. En Turkmenistán y Bolivia, por ejemplo, ambos países con hiperinflación, la recuperación llevó 15 y 18 años, respectivamente.
Ahora, asumamos un escenario más crítico. Esto es, que el FMI tenga razón y este año también Venezuela tenga una caída económica de 5%. En ese caso, sería una recesión con una duración de seis años. Acá el escenario es más complicado. Croacia pudo recuperar el PIB per cápita previo a la recesión en tres años. Los otros cinco países tardaron más de diez años. En el caso de la República Democrática del Congo se podría llevar más de 30 años (el único país con hiperinflación en el grupo).
La experiencia comparada demuestra que no es imposible superar una recesión tan larga en pocos años. Se requiere tener las políticas adecuadas para hacerlo en el menor tiempo posible y con el menor costo, así como el liderazgo con los equipos humanos y las condiciones institucionales necesarias. Desde esa perspectiva, si Venezuela tuviera esos requerimientos, ¡y claro que los puede tener!, podríamos recuperar en 2021 el PIB per cápita que teníamos en 2013. Y de allí queda más cerca recuperar el PIB per cápita que teníamos en 1980 (poco menos de 300 dólares). Lo que está claro es que la vía más viable para alcanzar esa sinergia es que Venezuela se enrumbe a constituirse en una sociedad de conocimiento. Es factible, es cuestión de que exista la orientación del liderazgo y la disposición colectiva. Construyamos con decisión un acuerdo de esa naturaleza que marque un rumbo diferente para los venezolanos.
Politemas, Tal Cual, 13 de febrero de 2019
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