La pregunta puede parecer fuera de lugar, al menos en el contexto de América Latina. Con la gran mayoría de los países de la región sin haber alcanzado el control, más de 84 mil casos diarios de covid-19, y con aumentos significativos en la tasa de mortalidad, pensar lo que puede pasar luego del control, no impresiona como lo más urgente. Esa puede ser la primera reacción. En una segunda mirada se puede argumentar que los factores que condicionan el descontrol, se visualizan mejor si se analiza la experiencia de los países que ya están transitando el post-control.
Es otra forma de aplicar el concepto de “brecha de políticas”. Esto es, la diferencia en las condiciones de vida entre los países no son consecuencias inexorables, inmodificables. Son más bien expresiones de las limitaciones para diseñar e implementar adecuadas políticas públicas. Entonces, la primera tarea es identificar esas brechas, conocer en detalle lo que algunos países hacen bien y aprender de ellos. Tratar de emular éxitos adaptando esas prácticas a las realidades específicas de los países.
El primer paso es reconocer los países de mejor desempeño. Luego de siete meses de aparición de covid-19. existe bastante información, generada por la gran capacidad tecnológica con la que se cuenta en la actualidad, para seleccionar los países más exitosos en la gestión de la pandemia. Un criterio de partida es que la gestión efectiva debe traducirse en la menor afectación de personas, y una forma de expresarlo puede ser la mortalidad causada por covid-19. En aquellos países en los cuales la mortalidad sea menor, y que tengan un tiempo razonable de aparición del primer caso, son los países de referencia. Un criterio complementario es que estos países posean condiciones de desarrollo político, económico, y social, enmarcadas en amplias libertades y respeto al Estado de Derecho.
Los países de la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo (OECD, por sus siglas en inglés), constituyen una buena referencia para la comparación. En ese grupo encontramos países como Bélgica, España e Italia que presentan a la fecha, tasas de mortalidad por covid-19 veinte veces superiores a las de Polonia o la República Checa. Lo cual demuestra que no es suficiente cierto nivel de ingreso o institucionalidad para tener éxito ante la pandemia. Se requieren otras características, específicas del sistema de salud o de otras políticas involucradas.
Los países de la OECD con menores tasas de mortalidad por covid-19 son Nueva Zelanda, Eslovaquia y Corea del Sur. Todos ellos con menos de 6 muertes por millón de habitantes. Cada uno de esos países representa contextos culturales diferentes, uno en Oceanía, otro en Europa y otro en Asia. Que sean estos tres los países con menores tasas de mortalidad por covid-19, indica que los contextos culturales no predeterminan el desempeño de las políticas públicas. Se puede tener éxito en múltiples contextos. A los efectos de este análisis, se selecciona a Corea del Sur, por cuanto es el país (de los tres mencionados) que alcanzó el control de la pandemia con la menor rigurosidad de políticas, es decir, con el menor costo, en término de las restricciones a las personas y a la vida social y económica.
El primer caso de covid-19 fue reportado en Corea del Sur el 20 de enero de 2020. El punto máximo de casos fue alcanzado el 29 de febrero. El número de casos por millón de habitantes en el punto máximo fue 17,7. Esta cifra fue quince veces menor que la de Suecia, y diez veces menor que la de Bélgica y España.
A partir del 8 de marzo, el número de casos de covid-19 comenzó a disminuir significativamente en Corea del Sur. Puede señalarse entonces que el control de la pandemia se ha extendido ya por casi cinco meses. En este período, el número de casos no ha superado en ningún momento el 20% de los casos en el día de mayor número. Actualmente en Corea del Sur, el número de casos diarios es 0,49 por cada millón de personas (en Brasil es 115).
En países de Europa, como España, Italia, Bélgica (de los más afectados a principios de año), el período de control se extiende ya por casi cuatro meses. Aunque en algunos de ellos (Bélgica, España), se han presentado aumentos de casos en el mes de julio, en ningún momento hasta la fecha se ha superado el 50% de los casos del día de mayor número.
Dada la experiencia de estos países, ¿cuáles son las implicaciones para los países de América Latina? La primera implicación se refleja en las dimensiones de la brecha. Si Corea del Sur comenzó a tener efectos a las dos semanas del punto máximo de casos, y en América Latina hay muchos países que tienen cinco meses sin alcanzar el control, esto nos dice que mantener a raya la pandemia será mucho más complicado. Lo cual supone modificar a la brevedad las políticas que están condicionando el descontrol.
La segunda implicación es que, incluso alcanzando el control en lo que queda de 2020, mantener las tareas del año próximo exigirán muchas capacidades y recursos que se deben presupuestar ahora. Y esto supone revisar en detalle los requerimientos, a la luz de lo que está sucediendo en la actualidad, y contar con recursos adicionales, vía el endeudamiento nacional o internacional que los puedan sufragar. Esto significa que en las próximas semanas deberían tenerse esas estimaciones para ser aprobadas por los parlamentos nacionales.
Contar con que en unos meses estará disponible una vacuna y confiar en que cesarán los efectos de la pandemia, es muy riesgoso. Fundamentalmente, porque, aún en el caso de que se demuestre la efectividad de la vacuna, los mecanismos de bioseguridad y abastecimiento no estarían necesariamente disponibles a principios de 2021. Es decir, se debe elaborar el presupuesto de 2021 contar con la vacuna como una posibilidad, no como certeza.
Si algo queda muy claro de la experiencia de los países que ya han logrado el control, es que mantener la pandemia limitada supone mejorar rápidamente las capacidades institucionales para el diseño e implementación de políticas públicas. Todos los ministerios de América Latina deberían estar conversando con las embajadas de Corea del Sur para enviar a la brevedad diez o veinte especialistas nacionales para una formación intensiva en control de covid-19. Lo mejor sería, en realidad, que ya estuvieran en Seúl.
Politemas, Tal Cual, 29 de julio de 2020
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