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sábado, 13 de abril de 2013

Parlamento histórico

Ya iniciada la campaña electoral para la Asamblea Nacional, es más que conveniente ponderar lo que está en juego. Quizás nunca en la historia moderna del país unas elecciones parlamentarias han revestido tanta importancia. El actual gobierno marcha a toda intensidad para imponer su visión totalitaria. En ese contexto, la próxima Asamblea Nacional tiene retos fundamentales. De allí la importancia del voto del próximo mes.

La nueva Asamblea Nacional deberá erigirse en defensora de la Constitución de 1999. El actual gobierno ha hecho todo para modificarla, para adaptarla a su conveniencia. Utilizando la complicidad del resto de los Poderes Públicos, y en especial la del Tribunal Supremo. Los nuevos parlamentarios, especialmente los de la Unidad, deberán luchar día a día para recuperar la vigencia de la Constitución de manera plural y democrática.

Sumado a lo anterior, la nueva Asamblea Nacional será el escenario para evitar lo que pareciera estar “cantado”. Sea cual sea el resultado electoral de septiembre, el actual gobierno intentará acelerar su proyecto totalitario. Sabe que en dos años para las elecciones de 2012 se puede obtener las ganancias de la arremetida, de la incertidumbre. Es por ello central obtener la mayoría de los sectores democráticos. Y estar preparados para actuar en consecuencia. Sabemos ya que este gobierno no juega con las reglas de una democracia respetuosa de los adversarios.

También deberá la Asamblea Nacional asumir la tarea de recrear la institucionalidad de la gestión pública. Casi cinco años de un parlamento obsecuente, sumado a la práctica demolición de las reglas básicas de una administración pública por parte del gobierno, colocan a la nueva Asamblea Nacional al frente de la exigente tarea de hacer respetar las reglas de juego. Tan sólo baste citar lo que significaría una discusión serena y responsable para analizar el presupuesto público. Dentro de esa línea de acción, estará la responsabilidad de colaborar con propuestas para atender la crisis de la política económica y social que vive el país. El gobierno no tiene soluciones. Es el Parlamento un espacio privilegiado para discutir y promover salidas para los problemas cotidianos de los venezolanos.

Y finalmente, este Parlamento compartirá su período con dos gobiernos. Desde 1959 hasta 1998 los parlamentos duraban el lapso de los gobiernos. Lo mismo pasó con el primero electo bajo esta Constitución. El segundo fue en la práctica un apéndice de Miraflores. El que elijamos en septiembre trabajará dos años con el actual gobierno y tres con el próximo, que por los vientos que soplan será de signo distinto. Muchas tareas exigentes tendrá el nuevo Parlamento. Los venezolanos tienen muchas razones para ir a votar correctamente el próximo 26 de septiembre.

Politemas, Tal Cual, 25 de agosto de 2010



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