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jueves, 3 de julio de 2014

Aprender de los exitosos

El país vive días difíciles. La situación está tan crítica que el gobierno pareciera estar “preocupado”. Al menos algunos sectores dentro del gobierno. La polémica que trasciende en los medios indica que hay sensación de urgencia. La economía parece estar en fase recesiva, la inflación está desbordada, la escasez por doquier, las expectativas no son buenas. El gobierno acude a su tradicional expediente de prometer, para desviar la atención de la magnitud de su propio fracaso.

En una situación así, es conveniente que los responsables de las políticas públicas se detengan (aquellos que tengan algo de autocrítica y ponderación) un momento. Lo que se les pide es que vean alrededor del vecindario latinoamericano. Y ojalá se percaten de que los problemas que hoy tenemos no son comunes en la Región. Que muchos países han superado las importantes restricciones que hoy padecemos.

Tomemos un ejemplo, solo para encontrar algunas pistas. Uruguay es el país de América Latina con la menor proporción de población en pobreza extrema (1,1% según Cepal para el año 2012). Venezuela tiene 9,7% (no olvidarlo). En 2007 en Uruguay ese porcentaje era 3% (no hay disponibles cifras anteriores). Cabe preguntarse por los factores que podrían influir en ese éxito para reducir la pobreza.

Uruguay recomienza su vida democrática en 1985. En el período transcurrido hasta la fecha se han sucedido seis gobiernos constitucionales. Se han alternado líderes de diferentes partidos en la presidencia del país. No hay referencias en los medios, de violencia en las calles, o de clima de polarización política, o de injerencias indebidas de un poder público contra otro. Pareciera que la estabilidad política tiene algo que ver.

Entre 1985-2013 la economía uruguaya creció en promedio 3,3% cada año. Eso es más de lo que creció la venezolana. El PIB per cápita de Uruguay aumentó cuatro veces en el período, casi el doble que el nuestro. Entre 2009 y 2013, la economía uruguaya creció cada año, en promedio, cinco veces más que la nuestra. Desde 2003 ha crecido todos los años (repetimos, todos los años, uno tras otro, perdonen la reiteración).Y para remate, tiene una tasa de inflación que es la cuarta parte de la nuestra (hay que agregar que tenemos la tasa más alta en América desde 2007). 

Vistos estos elementos, las conclusiones son relativamente sencillas. Puede ser que para reducir la pobreza se requieran muchas condiciones. Pero al menos tres son muy evidentes en el caso de Uruguay. Se pueden resumir: estabilidad política y respeto al Estado de Derecho, crecimiento económico y baja inflación. Los responsables de las políticas del país podrían pasearse, mientras más tiempo mejor, por estos éxitos. Tienen quince años siguiendo los casos fracasados. Ojalá tengan la curiosidad de saber qué hacen los países exitosos. La esperanza siempre hay que tenerla.

Politemas, Tal Cual, 2 de julio de 2014

Será imposible

Se tiene que pensar que es una maniobra distraccionista. Que en el momento más “conveniente”, se retoma el guión. Esto es, que cuando lo ameritan las circunstancias, aparece un alto funcionario del gobierno y lo dice sin mayor complicación: “en el año XXXX acabaremos con la pobreza extrema”. Y todos los funcionarios repetirán la frase, y estarán muy contentos porque la insistencia hará que se convierta en realidad.

Tal pareciera que es la conducta de este largo gobierno. El anterior presidente, cada cierto tiempo, volvía sobre el punto. La última vez fue durante la última campaña electoral en la que participó. Prometió que si era reelecto, se acabaría con la pobreza extrema. Ahora todo se ha desarrollado después que el INE anunciara que aumentó la pobreza extrema en 2013. Esto significa que 3 millones de venezolanos cada día no pueden adquirir los alimentos. Si a ello agregamos que en 2014 la inflación ha aumentado más y que la economía está paralizada, entonces es bastante evidente que la pobreza debe estar en alza.

En este gobierno de quince años el menor porcentaje de pobreza extrema ha sido 7,1% (en 2012). Es un valor siete veces mayor que la de Uruguay, más del doble que la de Chile. La reducción que se experimentó en la pobreza fue fundamentalmente por el aumento del ingreso de las familias, especialmente por los canales del gasto público. Si las familias no son beneficiarias de los mecanismos discrecionales, para ellas no hay reducción de la pobreza. Esa es la razón por la cual la reducción de la pobreza extrema fue menor que la de la pobreza total.

La pobreza extrema no ha bajado más porque las políticas que desarrolla el gobierno van justamente en la dirección contraria. En todos los países en los cuales se han obtenido reducciones significativas de la pobreza existen acuerdos nacionales de desarrollo, compartidos por múltiples sectores de la sociedad. Ese no es nuestro caso. En esos países las economías están orientadas a la creación de riqueza, lo cual significa crecimiento sostenido, control de la inflación, apertura para las inversiones y énfasis en la creación de empleos de calidad. No es el caso de Venezuela. 

En esos países se tienen politicas para garantizar la cobertura y calidad de los sistemas de salud, de educación y de protección social. Tampoco es nuestro caso. Finalmente, en esos países existen programas dirigidos a las familias de menores ingresos en los cuales se atiende con especial cuidado a los déficits de educación, salud y empleo calificado. Mucho menos lo tenemos. De manera que la eliminación de la pobreza extrema en Venezuela, al menos como la ha expresado el gobierno, no es más que un nuevo episodo publicitario. No tiene nada que ver con las reales condiciones en las que viven los venezolanos. En realidad, las políticas actuales no harán otra cosa que aumentar la pobreza.

Politemas, Tal Cual, 18 de junio de 2014

Ni lo más sencillo

En todos los países resulta muy compleja la organización y gestión del sistema de salud. Con el aumento de la expectativa de vida y de la demanda de servicios, especialmente para la tercera edad, también aumentan los requerimientos. Nada más pensar en la atención a todas las personas con hipertensión (más del 30% de la población), nos puede dar un ejemplo de la tarea.

No todo es tan complejo. Afortunadamente están disponibles alternativas de bajo costo para prevenir enfermedades y muertes. Y muy efectivas. Se trata de las vacunas. El desarrollo de vacunas es uno de los avances científicos más importantes desde el siglo pasado. Muchas enfermedades pueden eliminarse con la aplicación oportuna de vacunas, especialmente en niños. Cubrir a la mayor cantidad de esta población con vacunas se convierte en un gran objetivo porque previene la aparición de enfermedades o disminuye la severidad de los casos. Dentro de esas enfermedades prevenibles por vacunas se encuentran: polio, sarampión, varicela, difteria, tétanos, tosferina, hepatitis, tuberculosis, entre otras más.

Tener la mayor cantidad de población vacunada es relativamente sencillo, especialmente si se compara con la dificultad de atender a toda la población con enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes, solo por nombrar dos. Se requiere una buena red de servicios a los cuales llegue el suministro regular de vacunas, y los mecanismos para administrarlas también de manera regular. Es decir, en teoría, todos los países podrían llegar al máximo nivel de cobertura de vacunaciones. Es lo más sencillo que se puede imaginar en la gestión.

Es sencillo pero hay países que no hacen ni siquiera eso. Tomemos por ejemplo, la cobertura de vacuna antipolio. Son tres dosis por vía oral. Con ellas el niño queda inmunizado contra una enfermedad que puede ocasionar la muerte o secuelas de por vida. Pues bien, si tomamos los países de Latinoamérica entre el año 2000 y 2012, de acuerdo con las cifras oficiales de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), encontramos que Venezuela es el país con la menor cobertura. Vamos a decirlo de otra manera, en 2012 la cobertura de vacuna antipolio fue la menor de América Latina, exactamente 73%. Más aún, entre el año 2000 y 2012 la cobertura de antipolio disminuyó 13%. En el caso de la cobertura de vacuna antisarampión en 2012 fue 87%, una de las cuatro peores de la Región. Para la vacuna triple la cobertura fue 81% en 2012, solo superando la de Bolivia y la de Paraguay.

Si un país tiene la peor cobertura de vacunaciones en un período de 12 años en el contexto de América Latina (comparado con 20 países más), es porque tiene la peor gestión de salud pública de la Región. Podemos imaginar cómo es la gestión en otras áreas de atención. La gestión de la salud en Venezuela no pasa ni la prueba más sencilla.

Politemas, Tal Cual, 11 de junio de 2014

Extrema pobreza

Tal es la mejor manera de caracterizar las políticas del actual gobierno para enfrentar los problemas sociales de los venezolanos. Extrema pobreza es una buena síntesis de la gestión de la politica social. Las cifras anunciadas la semana pasada por el INE indican que prácticamente el 10% de las personas del país vive en situación de pobreza extrema. Esto es, aproximadamente 3 millones de personas que no tienen suficiente ingresos en sus hogares para adquirir los alimentos.

La cifra impresiona, especialmente cuando se pondera la cantidad de recursos que ha recibido el país por concepto de venta de petróleo. Todos esos recursos han podido utilizarse para ejecutar una estrategia de eliminación de la pobreza extrema en el país. Pero para eso se requería una interpretación más inteligente de las causas de la pobreza. Y, fundamentalmente, se requiere una visión de las soluciones que pase por incorporar a toda la sociedad. Y esto suponía entender que el desarrollo solo es posible cuando están abiertas las posibilidades para crear riqueza, lo cual debe asumir el estímulo de la capacidad productiva y la captación de los recursos para que ese proceso sea sostenible.

En esta nueva fase del gobierno, como tratando de crear ilusiones de un sombrero vacío, se llegó a anunciar que en el año 2019 tendríamos la eliminación de la pobreza extrema. Lo cual es un absoluto contrasentido mientras persista un modelo económico que persigue a los productores, que atenta contra los derechos de propiedad, que controla todo, que aspira que el Estado sea el único actor. Un modelo como ese no puede sino conducir a una sociedad con más pobreza. Y eso es justamente lo que está pasando.

Mientras en Venezuela aumenta la pobreza, en otros países de la Región se obtienen éxitos importantes para reducirla, según reporta la Cepal. Tan solo basta citar los casos de Uruguay con la menor proporción de pobreza extrema (1,1%), o de Chile (3,1%), o, Brasil (5,4%), o Perú (5,5%), o Costa Rica (7,3%). En todos esos países lo que está en funcionamiento son estrategias generales de desarrollo que permiten conciliar los objetivos de sostenibilidad económica, con la atención preferente a los derechos sociales de las personas. Y haciéndolo de manera continuada y con la mayor calidad por largos períodos de tiempo. Los resultados están a la vista.

De allí que los hechos desmienten con toda claridad, las ilusiones y la propaganda oficial. El gobierno actual está justamente en la dirección contraria a la de lograr la mayor prosperidad para toda la sociedad. Sus políticas son un sistemático fracaso. Agravado en las actuales circunstancias cuando la escasez de divisas es ya inocultable. La extrema pobreza de las políticas del actual gobierno es la causa de los daños que sufren los venezolanos.

Politemas, Tal Cual, 28 de mayo de 2014

El mito de la "soberanía"

Hasta el cansancio el actual gobierno trata de difundir la propaganda sobre las “virtudes” de su gestión. Especial atención recibe en las campañas oficiales el tema de la producción de alimentos. Se promueve la idea de que ahora se producen más alimentos y que la escasez de algunos rubros, se debe a que la población tiene una mayor capacidad adquisitiva, y por lo tanto consume más. Completamente incierto y manipulado.

En 1990 Venezuela exportó 19 mil toneladas de carne bovina. La producción total de carne bovina en ese año fue 381 mil toneladas. A partir de 1999 Venezuela dejó de exportar carne bovina. Y empezaron a aumentar las importaciones. Como en muchos otros rubros de consumo. Mientras se tenía cierto excedente de dólares, se pudo comprar en el exterior. Hasta el punto que en 2009 llegamos a importar 359 mil toneladas de carne bovina.

Cuando se acabó la “holgura” de la chequera petrolera, comenzaron las dificultades para la oferta de carne a los venezolanos. Si la causa de la escasez hubiera sido el aumento del consumo, se podría esperar que al menos la producción nacional se hubiera mantenido y se compensara la diferencia con las importaciones. Pero, el “pequeño” detalle es que la producción nacional, al menos en 2009, era la mitad de 1990.

De tal manera, que este gobierno, que se ha fajado de lo lindo en su estrategia de propaganda para decir que ahora si tenemos soberanía, resulta que es responsable de una gestión en la cual se produce la mitad de la carne que hace 25 años (en términos absolutos). Pero si tomamos en cuenta la producción per cápita, nos encontramos que se ha reducido a la tercera parte, de 19 kg/persona en 1990 a 7,8 kg/persona en 2009. No hay mucho que agregar.

El actual gobierno ha realizado el “milagro” de convertirnos de un país autosuficiente en la producción de carne a un país totalmente dependiente. Y el otro “milagro” que ha realizado es diseñar la propaganda para tratar de convencer al país (ilusamente) de todo lo contrario. Lo cierto del caso es que en los últimos quince años lo que se ha producido es el desmantelamiento de gran parte de la capacidad productiva del país, con tremendas consecuencias para la vida cotidiana de los venezolanos. 

Esta situación se extiende a todas las áreas de la producción, desde las de menor a las de mayor complejidad, en todas las regiones del país. Venezuela es hoy un triste espectáculo de la aplicación de políticas económicas anticuadas, basadas en los prejuicios y la ignorancia, sin ninguna capacidad de autocrítica y aprendizaje. Las consecuencias de tales errores afectan la vida concreta, especialmente de los sectores menos pudientes, impidiendo que puedan alcanzar mayores niveles de bienestar. El actual gobierno ha hecho todo lo posible por diezmar la capacidad productiva del país. Hay que reconocer que lo ha conseguido.

Politemas, Tal Cual, 21 de mayo de 2014

Retórica sobre la calidad

Resulta que el gobierno más largo de Venezuela desde Gómez, se “encontró” de repente con la “calidad educativa”. Funcionarios oficiales han empezado a utilizar el término en todo momento. Hasta se ha organizado una consulta sobre la calidad educativa. Pareciera que se ha operado una especie de “conversión” en las altas esferas gubernamentales. No es tan fácil, sin embargo, pasar la página. Demasiada responsabilidad en quince años de gestión. También se percibe a leguas una falta de consistencia entre lo que se dice y lo que es necesario para mejorar la calidad de la educación.

Cuando se inició este gobierno, allá en 1999, que no se olvide, Venezuela tenía el SINEA. Esto es, el Sistema Nacional de Medición y Evaluación del Aprendizaje. En la década de los noventa del siglo pasado, como parte de proyectos específicos para la educación básica, se logró establecer este sistema para conocer el rendimiento de los estudiantes. La primera evaluación se realizó en 1998. Los resultados estuvieron disponibles y se publicaron. Hasta allí llegó el asunto. En 2003, esta administración aplicó nuevamente la medición. Pero esta vez se quedó engavetada. Los resultados nunca se hicieron públicos. Y el SINEA sencillamente desapareció del mapa.

Entonces la relación es muy sencilla. Desde 2003 no se tienen mediciones sobre los resultados de la gestión del sistema educativo. Si nos ponemos más estrictos, podríamos decir que es desde 1998. Es decir, la bicoca de 16 años. Repetimos, 16 años. Más de tres lustros. Casi dos décadas. Durante todo ese período el sistema educativo de todos los venezolanos, ese que se sufraga con los recursos de toda la sociedad, no ha tenido la más mínima idea del efecto de sus acciones. Es como navegar sin tener idea de la ruta ni sus complejidades. Es sencillamente estar perdido.

Esa responsabilidad de estar 16 años perdidos no es del gobierno anterior, ni de la CIA, ni de las iguanas de las escuelas. No. Esa responsabilidad es exclusiva de los directivos que han desfilado, aplica literalmente, por el Ministerio de Educación. Ellos son los responsables de que no sepamos si nuestros estudiantes aprenden, cómo lo hacen, y sobre su desempeño cuando se comparan con otros países.

También sabemos que los gobiernos de otros países se interesan por estos temas. De verdad. Y es por ello que se realizan mediciones especializadas, como el Programa Internacional para la Evaluación Estudiantil (PISA). Por esas mediciones sabemos que el mejor país de la región es Chile, a pesar de que su desempeño está por debajo del promedio de los países desarrollados. Pero saben cuál es el tamaño de la brecha y deben estar implementando alternativas para mejorar. El gobierno actual haría bien en solicitar que Venezuela sea incluida en la próxima medición del PISA. Así se podría pensar que están hablando en serio.

Politemas, Tal Cual, 14 de mayo de 2014

Nada sobre el futuro

El 80% de los venezolanos considera que la situación del pais es negativa. Es el porcentaje más alto en al menos diez años. Las alarmas no dejan de sonar en las oficinas del Alto Gobierno. Todas las improvisaciones, muestras de ignorancia, y omisiones de los últimos quince años se están expresando de manera muy nítida. El país marcha en una dirección equivocada. El gobierno actual es el responsable de esta situación. Y la gran mayoría de los venezolanos lo percibe así.

De allí que el gobierno empieza a hablar de la participación del sector privado. Y también se reúne con empresas para impulsar la productividad. Todo eso está muy bien. Solo hay que recordar, para que no se pierda de vista, que este es el mismo gobierno que atacó sin piedad a los productores nacionales e internacionales, que vulneró de manera sistemática los derechos de propiedad, y que ocasionó que muchas empresas se marcharan del país o que redujeran su capacidad. Tales errores, profundamente enraizados en la visión ideológica del gobierno, nos han traído a la terrible situación actual.

El propio gobierno ha informado que el desempleo juvenil (entre 15 y 24 años) es el doble que en el resto de la población. Eso significa que es superior al promedio mundial. Debe ser uno de los mayores de América Latina. Tal nivel de desempleo juvenil es una demostración clara de la desconexión entre las exigencias del mercado laboral y adecuadas políticas. La incapacidad para generar puestos de trabajo de la población juvenil, muchos de ellos recién graduados universitarios, pero muchos más sin haber concluido el bachillerato, es quizás la peor demostración de las erradas políticas emprendidas por el actual gobierno.

De allí que hayan desaparecido de la agenda pública los puntos centrales que hoy en día ocupan la atención de los gobiernos. Esto es, la manera de aumentar el crecimiento económico, atraer inversiones nacionales e internacionales, fortalecer los mecanismos para la creación de empresas, ampliar el mercado de financiamiento para emprendedores, aumentar la cobertura y calidad de la educación secundaria, promover cambios en la gestión de las universidades para ampliar la innovación y la investigación. De estos temas no se habla en Venezuela. De los grandes temas que condicionan nuestro futuro no se oye ningún planteamiento del actual gobierno. Solo habla del pasado, mientras más distante mejor, y de un presente de promesas incumplidas.

La incompetencia de este gobierno ha llenado la agenda pública de alternativas, muchas veces inadecuadas, para enfrentar la escasez, los desequilibrios cambiarios, la inflación. Todos estos temas superados en el contexto de América Latina y el Caribe. El actual gobierno es anticuado, alejado de los temas importantes, sin ideas para enfrentar el futuro. Es un gobierno que simplemente subsiste.

Politemas, Tal Cual, 7 de mayo de 2014

Lo pagarás de tu bolsillo

Es lo que parece, una condena. El actual gobierno ha quedado al descubierto. Toda la incapacidad e ignorancia para enfrentar los problemas de los venezolanos es evidente. Atrás quedaron los tiempos en que el gobierno se ufanaba de combatir el neoliberalismo. Cuando a todos los vientos exigía un gobierno que defendiera a los ciudadanos y colocara las prioridades del gasto fiscal en sus problemas.

Resulta que ese gobierno ha terminado siendo el instrumento más poderoso para aumentar la desigualdad en la sociedad venezolana. El caso de la salud lo ilustra de manera muy contundente. Cuando todos los países del mundo están buscando las vías para lograr la cobertura universal de sus servicios de salud, el actual gobierno marcha justamente en la dirección contraria. 

Para que la cobertura universal sea de verdad, se requiere fortalecer el financiamiento público de la salud. Esa es la experiencia de los países que han logrado implementar sistemas de salud de amplia cobertura y equidad en la prestación de servicios. Al aumentar la proporción de los recursos públicos, se puede evitar más fácilmente las distorsiones que provienen de las diferencias en el ingreso de las personas. Esto es, que aquellos con menos ingresos, terminen con menores coberturas y peores servicios.

Tal política exige cambios sustantivos en las prioridades fiscales, y en los mecanismos de organización de los sistemas de salud. Se trata de que toda la población esté protegida contra las contigencias de la salud, que en muchos casos pueden resultar muy costosas. De allí que en muchos países se definan los servicios de salud que serán cubiertos por toda la sociedad, a través de los ingresos fiscales.

Eso es verdad para los gobiernos serios, pero no para el nuestro. De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2010 el 56% del gasto en salud de Venezuela salió directamente del bolsillo de los venezolanos. Esto significa que para millones de personas no fue extraño tener que pedir prestado, liquidar los ahorros, vender un carro, hipotecar la casa, para conseguir los recursos para obtener la atención a la salud. Esta es la proporción más grande de recursos del bolsillo de los ciudadanos en los 13 países más grandes de América (Estados Unidos, Canadá, Argentina, Chile, México, Panamá, Perú, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Brasil, Rep. Dominicana, Venezuela). Peor aún, en 2010 esa proporción aumentó la bicoca de 11 % con respecto a 2006.

Es difícil encontrar otro ejemplo que exprese mejor la caradura de este gobierno. Que repite incesantemente mentiras sobre los éxitos en la gestión de salud, y condena a millones de familias a pagarse la salud con sus propios bolsillos. El actual gobierno ha convertido a Venezuela en el peor ejemplo de la desigualdad y regresividad de la atención a la salud. En el peor.

Politemas, Tal Cual, 30 de abril de 2014

Fracaso monumental

Al gobierno se le agotan los trucos. Ya no encuentra caminos para distraer la atención. En las últimas semanas hasta se llegó a decir que no se podía gobernar sin incluir al sector privado. El propio señor Maduro fue el encargado de dejar colar ese comentario. Esta semana le toca el turno al Presidente del BCV. Como quien no quiere la cosa, dice que no “están buenos” los valores de crecimiento e inflación. 

Todo lo anterior es proclamado por el gobierno que ha espantado la inversión nacional e internacional, que ha utilizado todas las vías para agredir los derechos de propiedad, para crear desaliento en los productores, y poner en práctica todos los mecanismos de control de la actividad económica. Ese mismo gobierno viene ahora con una gran dosis de cuentos chinos. 

Las evidencias son demasiado obvias. El estado de nuestra economía, deplorable y estancado, es el resultado de erradas políticas, de muchas ignorancias y prejuicios juntos, de mucha incapacidad para manejar una sociedad moderna. Sin embargo, el argumento central sobre el que se ha montado todo este desastre está vinculado con la creencia de que tenemos una riqueza petrolera extraordinaria y de que basta con aprovecharla bajo el control del Estado. En ese argumento, por supuesto, no hay ningún espacio para que exista un sector productivo no-estatal. Todo se resume en apropiarse de la riqueza petrolera en manos del Estado, distribuir esos ingresos, y generar una economía absolutamente dependiente del control político. Todo lo cual nos lleva directamente al concepto de Petro-Estado. Se trata, según el gobierno, de llevar el Petro-Estado a un nivel más elevado.

Supongamos, solo por razonar al absurdo, que tal premisa hubiera tenido una “lógica económica”. Que pueda explicar cómo es posible construir una sociedad de bienestar con una dependencia tan grande de un solo producto y del Estado. Pero, insistimos, razonemos al absurdo. En esa perspectiva, lo que se hubiera podido esperar es que entonces se hubiera volcado para producir más y mejor todo aquello derivado del petróleo.

Y es aquí que el “cable a tierra” es fenomenal. Según las cifras de la Agencia Internacional de Energía, en 2011 Venezuela producía menos petróleo crudo, exportaba menos petróleo, producía menos gasolina de motor, menos gasolina de avión, menos fuel oil, que en 1998. Es decir, ni siquiera los atributos de ese modelo de desarrollo, petro-estatista, han sido correspondidos. La incapacidad de producir está en el nudo central de nuestra economía. Si ni siquiera podemos producir hidrocarburos, ¿cómo es posible creer que nuestro desarrollo tiene futuro? 

Este es el dramático resultado de las políticas implementadas. Si no producimos aquello que es central, no es de extrañar que tengamos escasez de alimentos y otros bienes esenciales. El fracaso es monumental. No hay ninguna duda.

Politemas, Tal Cual, 23 de abril de 2014

"Boom" de escasez

En los últimos días muchos productos de primera necesidad han aumentado de precio. El BCV no ha reportado el índice de escasez del mes de febrero. Y ya entramos en abril. Por doquier se repite la historia de las colas y de los cambios en la rutina que obliga a ir prácticamente a diario al mercado. Todas estas son expresiones del monumental fracaso de la política económica del actual gobierno. Los resultados son muy evidentes: la economía más inflacionaria del planeta, la mayor escasez conocida desde que se lleva el registro, y una marcha indetenible hacia la reducción del crecimiento.

El gobierno tiene lustros enfrentando esa debacle con propaganda. Utilizando la gran cantidad de medios a su disposición para difundir ideas totalmente inexactas sobre la situación concreta de los venezolanos. Y dentro de los argumentos que ha utilizado, hay uno que es particularmente cínico. Dice el gobierno que el problema es que se ha producido más de la cuenta. Y que en consecuencia, no se ha podido ir a la par del afán “consumista” de los vcnezolanos. En conclusión, si hay escasez, es porque la gente consume más que lo requerido. Cuando dejen de consumir, sigue el razonamiento, todo volverá a la normalidad.

Para que lo anterior fuera correcto, se requerirían dos cosas. La primera tiene que ver con lo que producimos dentro del país. Esto es, debería haber más producción para que todos esos alimentos fueran a satisfacer esa “extraordinaria” demanda. La segunda es disponer de tantos dólares para importar todos los productos

Veamos la primera. Según las cifras oficiales de Fedeagro, en 2007 se produjeron 900.000 toneladas de arroz. En 2012 se produjo menos de 700.000 toneladas. En el mismo año se produjeron poco más de 2.000.000 de toneladas de maíz. En 2012 no se alcanzó la cifra de 1.500.000 de toneladas. La producción de café en 2012 fue casi la mitad que la obtenida en 2007. Y así puede seguirse en muchos casos. Hoy en día se produce mucho menos que hace siete años. Las colas que se ven en todos los rincones del país son producto de la caída de la producción. Con el agravante que antes se suplían con importaciones. Ahora no hay para eso.

De manera que el aumento del consumo de los alimentos se hizo a expensas de importaciones, cuando se pudo. Lo que hemos tenido como contrapartida es un deterioro formidable de la producción nacional. Resultado de distorsiones en los precios por la intervención exagerada del gobierno, por agresiones a los productores con expropiaciones, violaciones al derecho de propiedad, por la persistencia de obvios desequilibrios que penalizan la iniciativa privada. Todo lo que ha venido en materia de inestabilidad económica está basado en el diseño y ejecución de políticas económicas equivocadas. Lo que padecemos es la consecuencia directa de la escasez de criterio.

Politemas, Tal Cual, 2 de abril de 2014

El peor curso

El gobierno decidió ir al extremo. Ya no se conforma con reprimir manifestaciones pacíficas, aceptar pasivamente que civiles armados ataquen a civiles desarmados, ignorar las denuncias de torturas cometidas en instalaciones oficiales, utilizar un lenguaje ofensivo contra toda opinión contraria. No, el gobierno decidió invadir de manera directa el campo de las autoridades judiciales para imponer su parecer. Que no es otro que aniquilar a todos aquellos que sean sus adversarios.

La aniquilación es tan directa como colocar en la cárcel a todos aquellos líderes que mantengan posiciones que el gobierno considere lesivas. Para ello no se para en procedimientos. Se inventan delitos, totalmente desmentidos por la realidad, como es el caso de Leopoldo López. Los más notables juristas del país han destacado todas las violaciones que ha sufrido el debido proceso de los Alcaldes Scarano y Ceballos. Y todo el mundo ve cómo agrede el fuero parlamentario. Y para remate, desde el Poder Ejecutivo se pide al TSJ que actúe según lo que esté en el libreto oficial. Lamentablemente, al final siempre se impone la voluntad del Ejecutivo.

Estos desafueros van más allá de los niveles de agresión como son la violencia física, el ensañamiento, el acoso, y la cárcel para los adversarios. Ya eso sería inaceptable. Lo que el gobierno está diciendo con estos actos es que ha tomado el curso de la exclusión. Que ya no le importa guardar ninguna forma de tolerancia. Que lo que desea es simplemente un país en el cual se imponga la ley del más fuerte, de aquel que controle todos los mecanismos. Que la diversidad y el respeto a la opinión del otro han dejado de ser las normas. De una vez por todas.

Obviamente, un gobierno que se comporta así, se coloca completamente fuera de la cultura democrática. Más aún, deja muy mal parado el cumplimiento de la Constitución. Antes que buscar opciones para resolver conflictos, el gobierno opta por la única vía en la cual todo se complica más. Detrás de la aniquilación al adversario, de su reducción y aislamiento, está la expresión más evidente del totalitarismo como política, como rutina.

Los resultados están a la vista. Ya pasan de 30 las muertes asociadas con las protestas de las últimas semanas. A eso hay que sumar los cientos de heridos, los detenidos, los torturados, y todos los agravios físicos y emocionales a los cuales han sido sometidos miles de familias venezolanas. Un gobierno apegado al respeto de la dignidad humana hubiera encontrado los canales para resolver esta situación. Se hubiera dispuesto de verdad a sentarse con los líderes de estas manifestaciones y protestas, ejercidas en pleno acatamiento de lo dispuesto en la Constitución. 

El curso adoptado por el gobierno es irresponsable, afectará aún más la democracia y el bienestar de los venezolanos. El gobierno ha decidido equivocarse completamente.

Politemas, Tal Cual, 2 de abril de 2014

Gobierno tutelado

El gobierno tenía que minimizar el incompetente manejo que ha tenido de la crisis social y económica que experimenta el país. Más de un mes de protestas estudiantiles, convertidas ahora en amplias protestas sociales, han dejado en evidencia las grandes debilidades que tiene el actual gobierno para enfrentar y resolver problemas.

Antes que tomar en serio todas estas manifestaciones, buscar sus causas, los efectos que están teniendo, y, especialmente el grado creciente de malestar que se ha instalado en los venezolanos, el gobierno optó por la subestimación, y en segundo término, por la represión. Parte de esa rutina es la combinación de dos rasgos que para este gobierno son predilectos. 

En primer lugar, la utilización de cualquier circunstancia para sacar provecho comunicacional. Lo cual en la actual situación no tiene mucho mérito, dada la enorme desproporción entre los medios de manejo oficial y los pocos que se manejan de manera independiente. De allí que la forma termina opacando cualquier posibilidad de ir al fondo de las cosas, de llegar a cambios sustantivos que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de los venezolanos.

En segundo lugar, el gobierno acude a su manida práctica de subestimar a los adversarios. Prácticamente se concentra en intentar anularlos. Sea porque el insulto y la procacidad constituyen a veces la forma preferida de los gobernantes para comunicarse. Sea porque se incluye a otros actores que no son los más representativos de la gran legión de venezolanos que no está de acuerdo con la forma como se conduce la administración del Estado. El objetivo es siempre el mismo: eliminar cualquier forma de disenso.

A pesar de todo lo anterior, lo cierto del caso es que la vida en Venezuela ha estado trastocada en estas semanas. Y que tal situación ha tenido impacto en el contexto internacional. De manera que es muy costoso para el gobierno seguir ignorando lo que pasa, y de allí que se esfuerce en enviar algunos mensajes al exterior para minimizar tal impacto. Y es así que se decide buscar una instancia que se preste para sus objetivos. Y no hay otra mejor que Unasur. 

Varios de los gobiernos de Unasur, Chile, Perú, Argentina, Brasil, como muchos gobiernos del mundo, han tenido protestas en los últimos años. Todos han debido sentarse con los sectores organizados. Y en cada caso se resolvieron pacíficamente estos problemas. Son estos mismos gobiernos lo que ven que el gobierno de Venezuela es incompetente para resolver el problema. Y salen en carrera a prestar su “tutela” temporal. Una especie de amparo para lavarse la cara ante la comunidad internacional. Sin embargo, esa pretendida “imparcialidad” de Unasur no tiene mucha credibilidad que se diga. Todo lo contrario, la presencia de esa misión en Venezuela dejará más que evidente la tremenda incapacidad que trastorna al actual gobierno.

Politemas, Tal Cual, 19 de marzo de 2014

La "realidad" del gobierno

Este es el caso de un gobierno que solo acepta lo quiere ver. Que no es capaz de preguntarse si existe otra forma de analizar lo que pasa. Si existen otras posibilidades. Si el camino que se ha tomado es el correcto. No, este es un gobierno que obvia todas las evidencias y sigue empeñado en sus puntos de vista. Esa es la razón por la cual se ha convertido en un gobierno totalitario. Solo existe una verdad, una voz, una forma de proceder. No hay discusión que valga. 

Si los estudiantes salen a protestar porque suceden violaciones y robos dentro de las universidades, la interpretación del gobierno es que no tienen nada que hacer. Que prestan demasiada atención a las incidencias “rutinarias” dentro de las universidades. Si los estudiantes argumentan que las muertes por violencia se han incrementado casi seis veces desde que tomó posesión este largo gobierno, se contesta que ya esa tendencia se veía venir y que esas muertes están relacionadas con la expansión del capitalismo internacional. Si le dicen que en los países más capitalistas casi no hay muertes por violencia, responden que allá no se llevan bien las estadísticas. Si se les explica que acá no se llevan las estadísticas desde hace años, contestan que se eliminaron porque se llevaban con otra metodología. 

Ante el aumento de las colas, especialmente para los productos de consumo masivo, y nada menos que para los alimentos, se argumenta que eso se debe al afán consumista, solo posible por la gran cantidad de recursos en manos de la población. Cuando se señala que son productos que deben comprarse todas las semanas, se contesta que la población tiene que moderarse. Cuando se muestran las fotos de los estantes sin ningún producto, se indica que eso se debe al interés de los dueños de los supermercados para no vender, porque de esa manera afectan al pueblo.

Lo que el gobierno parece no entender, o aceptar, es que la gran mayoría del país si considera que la está pasando mal y que eso no es inevitable. Por ejemplo, los venezolanos reconocen que la inseguridad es su principal problema. En todos los ámbitos y estratos de la población. Y que son cada día más críticos de la gestión que lleva el gobierno en la materia. También sabe la gente que las colas para comprar se deben a que no hay producción. Al hecho de que muchas de las decisiones para expropiar empresas terminaron en grandes fracasos. A que los recursos ya no alcanzan para seguir importando, como se hacía hace pocos años. 

La mayoría de la población sabe que la “realidad” que quiere mostrar no se compadece con lo que le pasa todos los días. Por eso crece la crítica al gobierno, y especialmente, crece la convicción de que la ruta escogida por la actual administración no lleva sino al desastre. Crece la opinión de que el gobierno está atrapado en sus propios mitos. Y lo más grave, que no hace nada para salir de ellos. Es un gobierno completamente perdido.

Politemas, Tal Cual, 12 de marzo de 2014

Sin Derechos Humanos

No es que el país estuviera bien antes. De hecho, en los últimos meses ya se habían publicado reportes sobre la delicada situación de los Derechos Humanos (DD.HH.). Lo que ha pasado es que en estas dos semanas las evidencias han sido brutales. El Estado ha hecho mutis, sus obligaciones fundamentales para preservar los DD.HH. de los venezolanos han sido incumplidas. Las protecciones de un Estado moderno han desaparecido. 

Esa es la razón por la que las organizaciones de DD.HH., agrupadas en el Foro por la Vida, han demandado una Acción Urgente para colocar en la agenda pública la situación crítica que se ha presentado en el país en el mes de febrero. El Foro por la Vida también exige el compromiso de la sociedad para restituir la vigencia plena de los DD.HH. 

Es muy lamentable que las circunstancias que han rodeado el tratamiento de las protestas públicas, reconocidas en la Constitución, hayan conducido a esta debacle de la vigencia de los DD.HH. Indica el Foro por la Vida que esta situación expresa el deterioro de la institucionalidad pública y se expresa en sistemáticas violaciones a los DD.HH. En primer lugar, se menciona la criminalización de la protesta por parte del Sistema Nacional de Medios Públicos o de las cadenas obligatorias de radio y televisión. Todo ello conduce a la descalificación de los participantes en protestas quienes simplemente están haciendo valer sus derechos constitucionales. 

También señala el documento el uso indiscriminado de la fuerza pública con sus resultados en muertes y las numerosas detenciones arbitrarias que se han producido en este mes, algunas de las cuales han conllevado torturas y tratos crueles, inhumanos y degradantes. Especial gravedad reviste que menores de edad fueran trasladados a lugares reservados para adultos con represión y torturas. Concluyen en este aspecto que el Estado no ofrece garantías para el debido proceso. 

Mención especial tienen las restricciones a la información, así como las agresiones y ataques contra periodistas, sumadas a los bloqueos de sitios web, y a la autocensura de muchos medios. La acción represiva por parte de grupos paramilitares es también destacada en el documento. Se señala que tales actuaciones, en algunos sitios del país, han sido coordinadas por la Guardia Nacional Bolivariana, la Policía Nacional Bolivariana y los cuerpos policiales estadales. 

Todas estas violaciones a los DD.HH. son absolutamente inaceptables en una democracia. El gobierno actual es responsable de todas estas violaciones sistemáticas en estos días. La cifra de muertes (15 al momento de escribir) y de heridos, así como los cientos de detenidos, demuestran que estamos en presencia de una violencia originada en el Estado. Los autores intelectuales y materiales de estas violaciones deberán ser juzgados por la justicia. No serán olvidados.

Politemas, Tal Cual, 26 de febrero de 2014

miércoles, 19 de febrero de 2014

El gobierno es el responsable

Después de quince años de gobierno el deterioro no puede ser mayor. La violencia y la inseguridad reinan en las calles de todo el país. Nada más el año pasado casi 25.000 venezolanos perdieron la vida por la violencia. Tenemos la tasa de inflación más alta del mundo. En el mes de enero alcanzamos el índice de escasez más alto desde que se lleva el registro. Todo eso se suma al desbarajuste del aparato productivo, las deudas con las empresas, el riesgo cierto de no poder garantizar el abastecimiento de bienes básicos en las próximas semanas. Sin incluir las dificultades con el empleo, y el deterioro de los servicios de salud y educación, solo por citar algunos.

Y es aquí que el gobierno pretende convencer a los venezolanos de que no tiene nada que ver con eso. Todas las políticas que afectan los problemas centrales de los venezolanos en los últimos quince años, han sido diseñadas, ejecutadas, y financiadas, por el actual gobierno. Los resultados están a la vista del mundo. Con los errores y omisiones de esas políticas se podría escribir una enciclopedia de varios tomos. Esa es la principal fuente de la frustración cotidiana de los venezolanos, ver que sus problemas más sentidos no tienen las soluciones que corresponden, que antes que resolverse, las situaciones se agravan.

Para remate ahora el gobierno quiere cercenar el derecho al pataleo, a la protesta pacífica, a la exigencia prevista en la Constitución para que los ciudadanos se expresen, para que realicen las demandas que consideren y que sean tramitadas por los canales institucionales. Esa fue la orientación de los estudiantes, acudir a los medios que están a su alcance para hacer valer su voz. Se sabe que la violencia afecta más a los jóvenes y que millones de ellos no se sienten satisfechos con el actual estado de cosas.

En la última semana el país y el mundo han visto otros rasgos del deterioro institucional inmenso del cual es responsable el actual gobierno. Los estudiantes han sido vejados, torturados, sus derechos conculcados, el debido proceso ha desaparecido. Han sido prácticamente penalizados sin ningún respeto por los procedimientos. Y cuando estos hechos han movido a nuevas protestas y demandas, se ha presentado una nueva fase de la violencia, la que cobra vidas humanas, la que se basa en el exceso de los organismos oficiales y en el hecho de que grupos de la población estén armados con el estímulo de los organismos del Estado que están para preservar la vida y los bienes de los venezolanos, sin exclusión.

De manera que la responsabilidad del gobierno es completa. No solo por la incompetencia y el autoritarismo que ha caracterizado esta larga gestión, sino por la incapacidad que ha mostrado para respetar los derechos constitucionales, y controlar la violencia y el abuso en nuestra sociedad. Las evidencias de la responsabilidad del gobierno están a la vista de todos.

Politemas, Tal Cual, 19 de febrero de 2014

Caen las caretas

Bastó que los estudiantes hicieran uso del pleno derecho que le otorga la Constitución, para que el gobierno tendiera un gran manto de dudas sobre sus verdaderas intenciones cuando habla de diálogo. Un gobierno que se siente confiado en su desempeño democrático no agrede ni encarcela a estudiantes. Eso es un principio fundamental. Como tampoco lo puede hacer con ningún otro ciudadano.

La connotación de estudiantes, sin embargo, le da un carácter diferente a la protesta. Porque los estudiantes expresan la frescura de planteamientos, la emotividad y la franqueza. Así ha sido en nuestro país y en muchas otras partes. Los jóvenes estudiantes salen a protestar o realizar exigencias muchas veces por otros sectores. Porque ante todo los estudiantes son solidarios.

De manera que la conducta de un gobierno amplio es simplemente respetar la protesta, incluso velar para que se realice dentro de los cauces pacíficos que señala también la Constitución. Podía haber sido muy sencillo. Es más, todo funcionario público ante el cual acuda una protesta pacífica, ordenada, está en la obligación de atenderla, prestar atención a los planteamientos. Incluso a generar las condiciones que permitan que se pueda resolver con prontitud el reclamo. Claro, un gobierno así también evita que la protesta se origine. Porque lleva a cabo políticas que resuelven problemas, no que los ocasionen.

Los jóvenes venezolanos tienen muchas razones para protestar. La primera es el clima de inseguridad que nos ha convertido en uno de los países más violentos del mundo. Los jóvenes saben la cantidad de riesgos a los que se exponen cuando salen a la calle. Eso no les gusta, impide la libertad de transitar y los coloca permanentemente en peligro. La segunda es la pérdida de oportunidades. Millones no pueden terminar bachillerato. Los que van a la universidad se encuentran sin perspectivas, no consiguen empleo. Muchos deciden emigrar contra su voluntad. Se sienten excluidos de su propio país, de sus querencias, de lo que efectivamente les pertenece. Se sienten decepcionados y traicionados. Como si les hubieran quitado algo muy preciado.

Para esos jóvenes la peor afrenta es agredirlos y encarcelarlos. Lo que quieren es ser escuchados, que el poder “omnipotente” se ocupe realmente de ellos. Esa no es la política que se sigue. Todo lo contrario, el gobierno ha decidido enfrentarlos, quizás con la torpe idea de que hay que cortar la protesta con el amedrentamiento. Lo sucedido en los últimos días en muchos sitios del país, indica que el gobierno requiere mucha inteligencia, sentido común, capacidad real de entenderse. Si lo detallamos, son atributos relativamente sencillos que también escasean a lo largo y ancho de las oficinas del gobierno. Bastó que salieran estudiantes a la calle para que las caretas empezaran a caer.

Politemas, Tal Cual, 12 de febrero de 2014

Diálogo de dos caras

Luego de quince años de gobierno sectario, autosuficiente y prepotente, es bastante llamativo que el ministro encargado de la protección de la vida de los venezolanos, haya convocado reuniones con gobernadores y alcaldes para impedir que sigan ocurriendo las 25.000 muertes por violencia que tenemos cada año. Se debe reconocer la iniciativa del ministro, así como su interés en que el trabajo de las instancias involucradas tenga éxito.

Es evidente que un problema como la inseguridad requiere que toda la sociedad se incorpore. Pero especialmente el gobierno nacional, el cual tiene la potestad y los recursos que permiten convocar al resto de los poderes y niveles de gobierno para enfrentar el primer problema que angustia a todos los ciudadanos. De manera que la disposición a buscar caminos y establecer pautas para la labor de cada instancia responsable, debe ser reconocida. Es también muy claro que todos los funcionarios que cumplen funciones de resguardo de los ciudadanos, como son los gobernadores y alcaldes, están en la obligación de atender la convocatoria del gobierno nacional. Para preservar los derechos de los ciudadanos, estos funcionarios debe prestar todo su concurso, y colocar todos los recursos a su alcance para que se logren los objetivos. Es una responsabilidad que deben asumir.

Lo lamentable, por supuesto, es que los venezolanos no hayan tenido en quince años esta posibilidad. Es decir, la más básica norma de un Estado democrático es que todos los responsables trabajen mancomunadamente. La arrogancia del poder impidió esta modalidad de trabajo conjunto. Como consecuencia, las calles se convirtieron en sitios de indefensión para los ciudadanos. La ausencia de diálogo dejó que creciera la violencia hasta las proporciones escandalosas de los últimos años. Es por ello que el diálogo y el trabajo conjunto será efectivo solo cuando tenga impacto en la reducción del delito, de manera sistemática y en proporciones significativas. Ese debe ser el norte de la gestión pública en esta materia. 

También llama la atención que este esfuerzo sea tan localizado. Que se circunscriba solamente a este problema público. Porque también en muchas áreas se requiere que se pueda trabajar en conjunto, es decir, los diferentes niveles de gobierno, los trabajadores, los empresarios y emprendedores, las universidades, los medios de comunicación, entre otros actores. Los problemas de la producción nacional, así como sus efectos en la escasez, y todas las restricciones a una economía que funcione, ameritan también procesos de diálogo. En los cuales se oiga con detalles las penurias que pasan todos los productores en una economía altamente controlada. Y se podría extender a otros problemas, tales como la educación, la salud, las universidades, solo por decir algunos. El diálogo no puede ser parcial y acomodaticio. No puede tener dos caras.

Politemas, Tal Cual, 5 de febrero de 2014

Cuando no se puede explicar

En el día de hoy se debe presentar el mensaje presidencial anual ante la Asamblea Nacional. Según la Constitución (art. 237), en el mensaje se debe dar cuenta de los aspectos políticos, económicos, sociales y administrativos de la gestión en el año inmediatamente anterior. Más claro no canta un gallo. Se dice “dará cuenta”. Es decir, en el mensaje presidencial se debe decir lo que se quiso hacer y lo que efectivamente se hizo. Y si eso que se hizo fue adecuado, muy bien. Y si lo que se hizo no fue adecuado, entonces se deben explicar las razones. No se trata de ofrecer nuevas cosas, ni de anunciar medidas. Eso se hace en otros momentos. Pero no en el mensaje anual. Al menos eso es lo que está escrito en la Constitución.

De acuerdo con lo anterior, el mensaje presidencial debería contener, entre otras, explicaciones sobre el auge de la violencia en el país. Sobre las razones por las cuales ocurrieron el año pasado 25.000 muertes por violencia. Explicar lo que se hizo y lo que se dejó de hacer. Y en este último caso, explicar el fracaso en contener la espiral de violencia. Recordemos que entre 1998 y 2013 se ha multiplicado por seis el número de muertes por esa causa. Más de 200.000 asesinatos. 

También se debería explicar en el mensaje presidencial las razones por las cuales Venezuela tiene la inflación más alta del mundo. Y la más alta de América desde 2007. Y también explicar que los precios de los alimentos hayan aumentado más de 80%. El país se merece una explicación. Y sobre todo las razones que tiene el gobierno cuando había pronosticado cifras mucho menores. Y especialmente, debe explicar el gobierno cómo es que nuestros empresarios prefieren no vender, esto es, no tener inventarios para poder recibir ingresos. Es decir, cómo es que los empresarios venezolanos prefieren perder porque con eso “ganan” una supuesta “guerra económica”. 

Acto seguido, el mensaje presidencial debería tener las explicaciones para las innumerables colas que padecen millones de venezolanos a lo largo y ancho del país. Colas para los bienes básicos, muchos de ellos de la dieta diaria. Y también tener alguna explicación del hecho de que el índice de escasez no hace otra cosa que aumentar.

Todas esas explicaciones, entre otras, deberían estar. Pero no hay que hacerse muchas ilusiones. No habrá explicaciones, ni aclaratorias. Tampoco habrá argumentaciones para indicar que el rumbo seguido por este largo gobierno no tiene ningún parecido a la ruta que todos los países del mundo, con las pocas excepciones del caso, transitan para alcanzar mayores niveles de desarrollo. No habrá nada de eso. Solo se harán anuncios de políticas equivocadas, contrarias al bienestar de los venezolanos. Es un gobierno sin explicaciones y buenas ideas. El gobierno pondrá hoy un nivel más alto a su incompetencia y atraso. Así de simple.

Politemas, Tal Cual, 15 de enero de 2014

Los retos de 2014

El país se dispone a entrar en 2014. Mucho ha pasado en este año que se despide. Un apretado resumen debe incluir la incertidumbre generada por la enfermedad presidencial, pasando por la intervención del gobierno para alterar lo establecido respecto al manejo de la faltas presidenciales, hasta la muerte del presidente y las sucesivas elecciones de abril. En la segunda mitad del año que termina, el protagonista fue la crisis social y económica con sus expresiones extraordinarias en inseguridad, inflación y escasez. Las elecciones municipales del 8 de diciembre expresaron nuevamente la diferencias en el enfoque de los problemas del país.

Todo indica que 2014 será un año complicado. Los efectos de políticas públicas, especialmente las económicas, implementadas en los últimos quince años, son notables. La escasez que se ha apoderado de las casas de los venezolanos, así como el incremento de los precios, indican que la lesión del aparato productivo es de cuidado. Hemos perdido capacidades para producir incluso los bienes de consumo básico. Nuestras posibilidades de crear valor de manera sostenible están ciertamente comprometidas.

Las consecuencias de lo anterior para generar los recursos para la provisión de servicios también son relevantes. Desde la inseguridad, hasta la falta de servicios de electricidad y agua, pasando por las fallas en la educación y la salud, es obvio que el acceso a mejores condiciones de vida está vedado para la gran mayoría de los venezolanos. Una economía que no funciona adecuadamente para generar recursos no puede solucionar otros problemas.

En todo este panorama, el actual gobierno ha optado por la confrontación y la imposición de su visión. Las condiciones para el diálogo no suelen ser democráticas. La disposición a resolver diferencias y encontrar caminos de coincidencias no puede basarse en la amenaza o la provocación. Todo lo contrario, el diálogo es un medio para expresar el respeto y la consideración por lo que el otro representa.

El gobierno podría dar una muestra tangible de que quiere construir opciones de intercambio y concertación. Al menos en dos o tres aspectos que afecten la vida de los venezolanos. Tales puntos están en la agenda pública, y pasan por los derechos humanos, las soluciones al clima de inseguridad que vive el país, y un acuerdo por promover la producción y poner orden en la economía. En cada una de esas áreas es posible encontrar caminos comunes, que pudieran ser desarrollados en todos los niveles territoriales, especialmente ahora que tenemos nuevos gobiernos en muchos de ellos. 

Ojalá que en el año que se inicia en pocos días podamos encontrar espacios para las coincidencias. Es un reclamo de todos los venezolanos. Hacemos votos para que todos los que tienen responsabilidad para cumplir esa exigencia encuentren las opciones. El país se merece un feliz año 2014.

Politemas, Tal Cual, 18 de diciembre de 2013

Lecciones del 8D

Nuevamente millones de venezolanos fuimos a los centros electorales a expresar nuestra opinión. Es un hecho que hay que resaltar siempre. Es la práctica que nos permite indicar nuestras preferencias y posiciones políticas. Que se realice con regularidad, no significa que no deba ser resaltado. 

También es notorio que muchos millones no fueron a votar. A pesar de que la elección era sin duda importante, no solo por la selección de los gobiernos municipales, sino por la repercusión nacional, para millones de compatriotas no fue lo suficientemente motivante para acercarse a los centros electorales. Es obvio que la diferencia de 20% en la abstención, si comparamos con la reciente elección presidencial, tiene muchas causas. Desde el desencanto por los resultados previos hasta el poco interés despertado por los candidatos y los temas electorales. Con lo cual es evidente que es un tema que debe ser analizado en profundidad, especialmente en la perspectiva que se abre para los próximos años.

Las elecciones municipales se realizaron es un contexto muy asimétrico. Es bastante claro que el rol del CNE en la contienda dista mucho de ser una posición imparcial, respetuosa de las disposiciones en materia electoral. Es lamentable que muchas de las decisiones del Poder Electoral hayan sido oportunidades para expresar una alineación con las posiciones gubernamentales, y no para cumplir con los deberes que están señalados en la Constitución y las leyes. 

No solamente hay asimetría en el seguimiento de las reglas. También es muy notorio que el gobierno cada día copa más la esfera comunicacional. No hay área de los medios, TV, prensa, radio, internet, en la cual no se note la intención del gobierno para dominar todas las opciones de comunicación. Para los sectores que no son favorables al gobierno, como contrapartida, cada día hay menos espacios para expresar sus posiciones. Es muy posible que el ciudadano, en general, tienda a percibir las ideas desde una sola perspectiva. Con lo cual llegamos a una situación de mucho riesgo para la diversidad que debe caracterizar una democracia plural.

En el contexto anterior, los resultados tienen su lógica. La combinación de Petro-Estado con desequilibrio de poderes y control de los medios, es directa. Existe un sector político, el representado por el gobierno, que tiene la mayor votación. Pero no tiene la mayoría. Los sectores agrupados en la Unidad demostraron su crecimiento. Muchas de las grandes ciudades del país cuentan hoy con gobierno locales alternativos.

También las elecciones del domingo expresan que se puede ganar, pero lo importante es la gestión. En el caso de la Unidad, 29 alcaldías que estaban en su poder pasaron al oficialismo. Los electores no estuvieron satisfechos con esas gestiones. Todo lo cual indica que eso de gobernar es siempre más complicado que ganar una elección.

Politemas, Tal Cual, 11 de diciembre de 2013

Votar por una nueva etapa

El próximo domingo comenzará una nueva etapa en el país. La percepción generalizada es que la situación general es mala, que las dificultades aumentan, especialmente en lo que respecta al aumento de los precios y la escasez de artículos de consumo masivo. Para la mayoría del país el rumbo que tiene el actual gobierno no es conveniente para los venezolanos. 

De manera que votar en estas circunstancias es mucho más relevante. Que esta mayoría se exprese de manera contundente constituirá un extraordinario mensaje político. De allí que a pesar de que tendremos unas elecciones municipales, es muy visible que los resultados globales constituyen la evaluación de la gestión del actual gobierno. 

Si el próximo domingo la mayoría de los venezolanos sufraga por los candidatos de la Unidad, estarán expresando su insatisfacción, y al mismo tiempo otorgando un voto de confianza a la alternativa. El gobierno debería tomar en cuenta este mensaje. Todas sus políticas se han fundamentado en la premisa de que cuentan con la mayoría de los venezolanos para respaldarlas. La situación ha cambiado radicalmente. El gobierno está llamado a interpretar este resultado, pero más importante, está obligado a rectificar. Las políticas que impulsa ya no despiertan la emoción de tiempos pasados. Los problemas estructurales de sus políticas han aflorado. No tendremos desarrollo estable y solidario mientras exista el empeño en promover el estatismo y la exclusión. 

También las elecciones del 8D constituirán una nueva etapa para el Estado Federal. Desde 1999 hasta la fecha, contraviniendo lo establecido en la Constitución, el gobierno nacional ha intentado aniquilar la experiencia de los estados y municipios. Tanto con el recorte de recursos como con la anulación de las competencias que le corresponden por la Constitución y las leyes. Los resultados no se han hecho esperar. Para muchos estados y municipios la dependencia del gobierno nacional ha aumentado. Sin embargo, estos retrocesos no han podido eliminar la importancia que reviste la visión federal, especialmente en los municipios. Este domingo en muchos de ellos se impondrán por los votos opciones de Alcaldes y Concejales que han madurado la importancia de la construcción del Estado Federal. Y, además, este domingo saldrán electos nuevos liderazgos que han surgido de la experiencia unitaria que se ha constituido desde 2009. 

Estas elecciones, en consecuencia, se dan en un escenario de posibilidades. Por un lado la derrota del gobierno debería significar un espaldarazo a las tendencias democráticas del país. Por la otra será el escenario en el que aparecerán los liderazgos políticos de las próximas etapas del país. Votar se convierte entonces en una gran palanca. Cada uno de los electores tiene la posibilidad de impulsar esta nueva etapa. Ir a votar es un gran paso.

Politemas, Tal Cual, 4 de diciembre de 2013

Con pies de barro

En 1999 el gasto del gobierno venezolano representaba el 25% de toda la economía. En 2012 el gasto del gobierno representó 40%. Esto significa que el gobierno no solo ha aumentado su presencia, en términos de las empresas que ha nacionalizado, sino que los recursos que asigna han alcanzado una de las mayores proporciones en la Región. En estos quince años las dimensiones del Estado venezolano no han hecho sino crecer. 

Que el tamaño del Estado haya aumentado no ha traído más bienestar a los venezolanos. Todo lo contrario. Hoy tenemos una de las economías más distorsionadas del mundo. La inflación es la más alta de América desde 2007, y es muy probable que este año se alcance la tasa de inflación más alta de los países de la OPEP, y con toda seguridad figuraremos entre las más altas tasas de inflación de todo el planeta. Por otra parte, la tasa de crecimiento económico ha sido más bien mediocre en estos quince años. Y si a eso le sumamos que producimos menos manufacturas no queda duda del bajo desempeño de la economía. Todo lo cual trae deterioros significativos en la vida concreta de los venezolanos.

También este Estado inmenso ha asignado grandes cantidades de recursos que no han tenido contrapartida en resultados en las distintas áreas de la gestión de servicios públicos. Sirva para ilustrar el aumento de la violencia y la criminalidad, sin que se puede constatar que la asignación de recursos ha tenido impacto en la organización de las policías, en la prevención del delito, en la mejora del sistema penitenciario. Nada de eso.

Tampoco se ha destacado la gestión por la mejora en las condiciones de salud. Tenemos los peores indicadores de la región en la atención de los problemas de salud materno-infantiles, o de las enfermedades crónicas, solo por mencionar unas pocas áreas. Si a ellos agregamos que la reforma del sistema de pensiones tiene 12 años de mora, y que los programas de atención social no son considerados como de real protección social, quedan más claras las carencias de la acción pública. Y si se examina la situación educativa, especialmente por las restricciones en la calidad de las escuelas públicas, quedan muy evidentes las grandes limitaciones para incorporar a la gran mayoría de la población a los beneficios de una sociedad productiva. 

Todo lo anterior demuestra, aunque los casos se pueden multiplicar, que la efectividad del Estado no tiene que ver necesariamente con la cantidad de recursos que maneja. Muchas veces las fallas del Estado lo que hacen es conspirar contra la calidad de los servicios que debe prestar. En esa empedernida creencia de que un Estado grande es sinónimo de éxito hay que colocar gran parte de la explicación de las penurias actuales de los venezolanos. Tenemos un Estado grande, hipertrofiado, incompetente. Es un Estado con pies de barro.

Politemas, Tal Cual, 27 de noviembre de 2013

Espejismo

El gobierno parece estar contemplando un oasis muy grande en medio de una travesía ya larga. Quizás el cansancio de la marcha, y especialmente no haber pegado una, le han descompuesto más el entendimiento. El nerviosismo por la situación económica y la temida derrota que pueden obtener en pocas semanas, han actuado como factores desencadenantes.

Los funcionarios del gobierno sacaron la cuenta de que una campaña comunicacional, anunciando rebajas de precios y con llamadas a compras de electrodomésticos, era suficiente para desplazar el sentimiento de desencanto con la gestión gubernamental. Supone el gobierno que las personas desean que el gobierno intervenga activamente en la fijación de precios. Especialmente en productos de relativo alto costo, pero también responsables de una fracción pequeña del efecto inflacionario. Piensan los funcionarios que si se “controla” la especulación, eso contribuye a revertir la tendencia del descenso de la popularidad del gobierno.

Es muy posible que para fundamentar esta “jugada genial” el gobierno piense que la ciudadanía está esperando ansiosamente la intervención del gobierno en la determinación de los precios. Desde una perspectiva eso podría ser una alternativa. Para los venezolanos existe una tendencia de opinión pública que indica que se concibe al Estado como el que soluciona todos o la mayoría de los problemas. La proporción de la población que pensaba eso en 2010 era el 82%. Eso es verdad, y la actual gestión no ha hecho otra cosa que reforzar esa percepción.

Pero eso es una cosa, y otra es asumir que el mero control de los precios, puede significar que la mayoría de los venezolanos abandonen las creencias en una sociedad abierta y libre, y en particular en la libre iniciativa de personas y empresas. Las personas no pueden rechazar, al menos de primera expresión, que algunos productos que no podían comprar, ahora los consigan a mucho menor precio. Pero de allí a concluir que se acepta la definición artificial de precios, las expropiaciones compulsivas de empresas, las distorsiones cambiarias y fiscales, es un trecho bastante largo.

Es posible que estemos en presencia de una percepción en dos fases. En una primera se aprovecha la coyuntura. Se compra con la utilización de los recursos propios, o aquellos que se piden prestado. La duración de esta fase, por supuesto, depende de la cantidad de inventarios. La segunda fase en la del realismo. Ya desaparecieron los inventarios y muy pocos están dispuestos a arriesgarse a vender productos sometidos a los antojos de unos funcionarios que quieren escribir una nueva forma de organizar la economía. Esa es la fase de las mayores restricciones para conseguir productos. Tal parece, por las condiciones previas, que esta nueva fase no tardará en llegar. El gobierno se fabricó un espejismo. De él solo saldrá cuando se imponga la realidad.

Politemas, Tal Cual, 20 de noviembre de 2013

En la cola de los Petroestados

De tanto convivir con los efectos de la condición de Petroestado, los venezolanos hemos aprendido algunas de sus lógicas. Sabemos que el valor de la moneda se tiende a apreciar, luego nos hacemos menos competitivos. Eso significa que se hace muy costoso exportar, de manera que decrece la actividad económica interna, pero como contamos con excedentes de los ingresos en divisas proveniente del petróleo, entonces procedemos a aumentar las importaciones. Y esas importaciones tienen un menor costo relativo y por lo tanto aumenta la demanda y aparecen las tensiones inflacionarias. Y luego el gasto del gobierno presiona para que se produzca una devaluación. Y así vamos, de ciclo en ciclo.

Este comportamiento está por supuesto asociado con el rol del petróleo en la economía. Aumentado en los últimos quince años. Y es tanta la práctica de estos mecanismos que la inflación se llega a percibir como algo normal, imposible de reducir. Es así que la tasa de inflación promedio anual ha sido 22% entre 1999-2012. Desde una perspectiva se podría suponer que esta sería la situación en todos los Petroestados. Resulta que no.

Con la excepción de Angola, en todos los demás países de la OPEP la inflación promedio en el período señalado fue menor que en Venezuela. Arabia Saudita y Libia tuvieron tasas de inflación promedio menores a 2%. Otros países como Kuwait, Qatar, Emiratos Arabes Unidos, Argelia, tuvieron tasas de inflación promedio menores a 5%. En Angola se experimentó hiperinflación entre 1992 y 2002, debida en gran parte a la guerra civil. Sin embargo, desde 2006 la tasa de inflación de Angola ha sido siempre menor a 20%.

En este año 2013, cuando los pronósticos indican que Venezuela superará el 50% de inflación, todos los demás países de la OPEP cerrarán con tasas de inflación de un solo dígito (con la excepción de Irán que tendrá cerca de 40%). De manera que eso de Petroestado con inflación solo aplica a un país sometido a un bloqueo económico como es Irán, y a Venezuela con una de las peores gestiones económicas que se recuerde.

La inflación es destructiva. Va generando pérdida de la moneda y de la capacidad adquisitiva. El deterioro del salario es mucho mayor que los mecanismos para compensarlo. Y en el caso de los sectores de menos recursos, el acceso a los bienes de consumo básico como los alimentos ocupa una porción mucho mayor de los salarios. Esta ha sido la situación en el país en los últimos quince años. La incompetencia en la gestión económica ha traído como consecuencia este decepcionante desempeño. Peor aún, las alternativas de política que propone la actual administración no harán otra cosa que complicar el panorama para las familias. Urge que los responsables de la política económica examinen las consecuencias de sus inadecuadas decisiones.

Politemas, Tal Cual, 13 de noviembre de 2013