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miércoles, 17 de abril de 2013

El brazalete del abuso

Y he aquí que el “mejor sistema electoral del mundo” tiene a Venezuela en una situación sin precedentes. Por primera vez desde 1958, el candidato derrotado en la contienda presidencial tiene sobrados motivos para no reconocer el resultado. El tradicional procedimiento para comenzar un nuevo período presidencial, esto es, que gane un candidato y que el otro reconozca la derrota, se vio empañado por la responsabilidad exclusiva del árbitro electoral. Estas circunstancias de incertidumbre y duda han sido generadas por el incumplimiento del CNE de las funciones que le asigna la Constitución.

El artículo 293 de la Carta Magna establece que los órganos del Poder Electoral deben garantizar “la igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia de los procesos electorales”. El CNE debe velar para que sus actuaciones sean aceptadas por todas las partes que compiten en las elecciones. Para ello debe reconocerse como una instancia que tiene la autoridad y ascendencia para que sus decisiones sean aceptadas sin complicaciones.

Esa es la teoría. Lo cierto es que millones de venezolanos tienen sobradas dudas sobre el comportamiento imparcial del CNE. Baste mencionar la inequidad en el manejo de la comunicación. Se aceptan todos los excesos del gobierno, desde el uso de las cadenas de manera desproporcional, hasta la utilización de actos de gobierno para propaganda electoral, pasando por la utilización desmedida de los medios públicos. En ninguna de esas circunstancias se ha oído al CNE levantar una mínima advertencia, ni mucho menos una sanción al gobierno. Las protestas de la oposición son recibidas con la mayor indiferencia.

De manera que el CNE es inequitativo tanto en el manejo de las condiciones previas a las elecciones, como en el día de los comicios, cuando se aceptan todo tipo de irregularidades de un bando, sin que se produzca la menor intervención. Ya todo eso es bastante grave. Pero se ha llevado a límites realmente inaceptables. La Presidenta del CNE tuvo la caradura de colocarse un brazalete utilizado como propaganda política del sector oficialista en un acto público. Sin el menor desparpajo. Tomó partido, se puso las insignias de una facción, y siguió como si no hubiera pasado mayor cosa.

Días después esta misma Presidenta respondió a una solicitud de la oposición como si fuera miembro del comando oficialista. Y para remate dijo que la oposición no contaba con los votos para ganar. Así de frente, sin mayor pudor. Esa funcionaria, máxima representante del Poder Electoral, se dispuso en pocos días a ejercer su rol de árbitro en una de las elecciones con mayor ventajismo oficial, con la utilización de violencia en las mesas, con miles de denuncias de irregularidades. Y ahora le pide a la oposición que se la cale, así no más. La Presidenta del CNE se puso el brazalete del abuso y no se lo piensa quitar.

Politemas, Tal Cual, 17 de abril de 2013

El año de la Unidad

El año 2009 llega a su final. Ha sido un año difícil para los venezolanos. Cesó el ritmo de crecimiento basado en el boom petrolero. Se instaló la recesión en el tercer trimestre del año. La caída del consumo de las familias y el aumento del desempleo, se han hecho cotidianos y frustrantes. Para colmo hizo su aparición la crisis de los servicios públicos (agua, electricidad). En los últimos días hemos quedado convencidos de que definitivamente acá sólo pasa lo que se le ocurra a la voluntad presidencial (desde enviar a prisión a los jueces hasta evitar que los ciudadanos opten por la huelga de hambre como medio de lucha).

También el año 2009 nos trajo una excelente noticia. La experiencia democrática de nuestro país encontró una fórmula política para enfrentar con decisión y efectividad la situación que vivimos. Decenas de partidos políticos, animados por el afán de coincidir, por anteponer los acuerdos, han conformado una alianza que trasciende los objetivos inmediatos. Se trata de constituir una plataforma de pensamiento y acción que promueva las transformaciones que requiere Venezuela. La Mesa de la Unidad Democrática evidencia esta búsqueda de opciones y de oportunidades.

El camino para construir una nueva etapa en la vida del país, concentrada en el bienestar verdadero y en la práctica de una real democracia, será complejo. Los errores y omisiones cometidos en el manejo del gobierno en los últimos once años, junto con las deficiencias que ya teníamos, conforman un cuadro que requiere imaginación y trabajo sistemático. De allí la importancia de construir una base programática que sirva de sustento al acuerdo político que significa la Mesa de la Unidad Democrática. Tal base programática es el eje para convencer a la mayoría del país de que se tienen las soluciones y los equipos para producir las transformaciones.

En esa dirección debe fijarse la mirada en las elecciones del 26 de septiembre del próximo año. Será, sin dudas, una oportunidad muy significativa para consolidar espacios de crecimiento y lograr la expresión concreta de una nueva mayoría. La Mesa de la Unidad Democrática ha dejado muy claro al país que entiende la importancia de este reto. El requisito fundamental para lograr ese objetivo en garantizar un frente unido, en todas las circunstancias, que sea capaz de inspirar y transmitir un mensaje y una propuesta de inclusión para todos los venezolanos.

Se termina el 2009 con posibilidades reales de triunfar en las elecciones de la Asamblea Nacional. Se ha consolidado la Unidad Democrática. Se han elaborado y aprobado las normas que facilitarán los acuerdos para tener candidatos unitarios en todos los circuitos electorales. Los primeros meses del año serán la oportunidad para mostrarle al país tanto la plataforma programática, como su expresión concreta en la agenda parlamentaria a presentar en las elecciones, y la disposición de facilitar la más amplia expresión de liderazgos, más allá de los partidos políticos, que conlleve a seleccionar los mejores candidatos para asegurar la victoria.

El próximo año será una oportunidad privilegiada para consolidar una unidad efectiva. Todos los sectores democráticos deberán realizar su mejor esfuerzo para acordar, para identificar opciones comunes, para que prevalezca lo que nos une y lo que nos articule. Será la mejor estrategia para enfrentar las dificultades, y especialmente, para demostrar que existen las alternativas para transformar a Venezuela.

Politemas, Tal Cual, 16 de diciembre de 2009

Fracaso de un gobierno "grandioso"

Once años no pasan en vano. Las mismas caras, las mismas ideas. Adornado de la retórica del Socialismo del Siglo XXI, distante de los ciudadanos, distante de los problemas de la gente. Esa es la impresión de los habitantes del país, expresada en la opinión en la calle, pero también en las encuestas de opinión pública.

La última encuesta del IVAD nos indica, con toda la gravedad del caso, que el actual gobierno es percibido muy alejado de las realidades concretas de los venezolanos. En líneas generales, el 60% de los ciudadanos del país considera que el gobierno pone poco o ningún esfuerzo en resolver sus problemas. En el caso de la inseguridad y el desempleo, más del 65% de los venezolanos consideran que el gobierno coloca poco o ningún esfuerzo en atender los dos problemas más importantes.

Que dos tercios de los habitantes de un país tengan tan decepcionante percepción de la gestión de su gobierno, es bastante significativo. Eso implica que, independientemente de la posición a favor o en contra del gobierno, se expresa la crítica al grado de abandono de la administración Chávez de su función central: resolver los problemas de la gente. Para muchos partidarios del oficialismo, el gobierno no soluciona sus problemas más cotidianos. No queda duda, entonces, que el apoyo sin restricciones ha desaparecido. He allí la clave para entender que más del 60% de los venezolanos no quiera que el actual gobierno continúe más allá del año 2012.

No se puede descuidar por tanto tiempo los intereses de la gente y querer que no aparezcan las facturas. Los problemas de la gente prácticamente no aparecen en ninguno de los dos planes de gobierno que ha tenido la administración Chávez. Temas tan sencillos y evidentes como el suministro de agua, electricidad, la lucha contra las enfermedades más frecuentes, contar con un sistema de educación de calidad, la reducción de la violencia y la inseguridad. Esas cosas “pequeñas” fueron rechazadas, excluidas, eliminadas de la agenda pública. Con el pretexto de que la “revolución bonita” se ocupa de la “grandeza”, de la “independencia”, del enfrentamiento con la potencia “imperial”.

Al final, ya lo vemos, no hemos tenido ni “revolución”, ni agua, ni electricidad, ni trabajos decentes, ni tranquilidad y sosiego en calles y barriadas. El actual gobierno se ha quedado sin respuestas, en parte porque nunca pensó en problemas. Pensó en ideas y grandes argumentos, no en la vida cotidiana y concreta de millones de venezolanos. Los resultados están a la vista, siguen los problemas. Las soluciones cercanas, concretas, no están la agenda del gobierno.

La experiencia de estos once años debe ilustrar a los sectores democráticos sobre el tipo de énfasis y de propuestas programáticas. No basta con identificar problemas, ni siquiera por señalar las fallas de la administración Chávez. Es fundamental diseñar las soluciones, surgidas de las ideas técnicas, pero también del contacto directo con la población, identificando matices, particularidades. No se trata de cualquier solución, sino de aquellas que tengan empatía en las condiciones concretas de vida de las comunidades y personas.

Para cada una de esas soluciones es importante convencer, transmitir sentido de urgencia, señalar razones, comparar con los resultados de esta gestión, supermillonaria de recursos, pero carente de ideas efectivas. Ante un gobierno sin respuestas, hay que anteponer una alianza democrática con soluciones atractivas y efectivas. Es parte sustantiva de los retos de la hora actual.

Politemas, Tal Cual, 9 de diciembre de 2009

Diez soluciones, por ahora.

En el país aumenta el desconcierto. A la crisis económica y social, se suma la sensación de que en el Alto Gobierno se sabe mucho de la corrupción, pero poco se hace. Todo ello en un clima de enfrentamientos con Colombia y de arrebatos contra toda parcela de poder que no sea la dependiente de Miraflores. Vale la pena preguntarse si no es posible tomar decisiones que mejoren rápidamente la vida de los venezolanos. Que traigan sosiego y nos devuelvan la posibilidad de construir un país con menos conflictos, con más normalidad.

Las decisiones existen. Algunas de ellas se pueden en corto plazo. Algunas de ellas no requieren mayores inversiones. Veamos diez de ellas, sólo para empezar:

1. El presidente Chávez podría dar una declaración especial contra la inseguridad. Aprovechar una de sus cadenas para decirle al país que su gobierno enfrentará activamente a la delincuencia. Que hará todo lo posible por defender la vida y los bienes de los venezolanos, especialmente de aquellos que viven en nuestras barriadas populares, las más afectadas por la violencia.

2. También el Presidente podría dictar una amnistía a favor de todos los venezolanos privados de su libertad por el “delito” de disentir. Tanto lo que hayan sido condenados como los que se encuentren en proceso. El país tiene derecho a una Navidad sin presos políticos.

3. Con una llamada telefónica el Presidente podría traer mucha tranquilidad en la zona del Táchira. Aceptar la invitación del presidente Uribe a discutir la problemática entre los dos países ayudaría a bajar las tensiones, favorecer un clima de entendimiento, restablecer ciertas bases de normalidad entre dos comunidades tan interdependientes.

4. Convocar al Consejo Federal de Gobierno sería otra medida de mucho impacto. Paralelamente solicitar a la Asamblea que desista de aprobar la Ley del Consejo Federal. Con la invitación a los gobernadores y alcaldes a Miraflores, para sentarse alrededor de la misma mesa, a pensar y actuar por todas las comunidades del país.

5. Asignar recursos para un programa de emergencia que asista a las familias más pobres (el cincuenta por ciento de ellas no recibe ningún beneficio del gobierno). Esos recursos serían para alimentación y otros gastos básicos.

6. Convocar al sector privado para diseñar y ejecutar un plan conjunto de inversiones que promuevan empleos decentes, al menos 600.000 nuevos empleos por esta vía en los próximos tres años.

7. Retornar a nuestro anterior huso horario, de manera que las personas puedan llegar a sus casas cuando todavía haya luz solar. Los ahorros en electricidad por este concepto ayudarán a disminuir riesgos de sobrecarga en las conexiones eléctricas del país.

8. Cesar las estatizaciones de empresas y revisar los procesos de este tipo realizados en los últimos años. Trasladar nuevamente al sector privado aquellas empresas que han visto afectadas su rentabilidad y eficiencia en manos del sector público.

9. Disminuir al mínimo posible los trámites para la creación de empresas. De esta manera se incentiva la creación de empleos y se otorga estabilidad a la inversión privada.

10. Dejar sin efecto la suspensión de las estaciones de radio y televisión (incluyendo la de Radio Caracas TV).

Lamentablemente, apreciados lectores, sabemos que el actual gobierno no tomará estas decisiones. Su interés no es resolver estos problemas y mejorar la vida de los venezolanos. Es bueno saber que un gobierno alternativo, unitario, puede tener soluciones como éstas. Y que después de estas diez, vendrían muchas más.

Politemas, Tal Cual, 2 de diciembre de 2009

Gobernar para la Gente

Así, con mayúscula. Tal es el reto que tiene el liderazgo democrático del país. Luego de casi once años de un gobierno autoritario e incompetente, la vida común de millones de venezolanos y venezolanas está siendo afectada en grado cada vez más creciente.

Ya no se trata solamente de los riesgos ante la inseguridad en las calles. En lo que va de año ya ha quedado bastante claro que estamos en una recesión económica que elimina empleos, encarece el costo de la vida y ha paralizado el aparato productivo. Para colmo en las últimas semanas se ha hecho evidente que los servicios básicos (agua, electricidad, gas doméstico) no han tenido las inversiones adecuadas para garantizar el suministro que se deriva del aumento de la población. Por si fuera poco, los derechos políticos y de propiedad son afectados a conveniencia, todo ello fundamentado en la ausencia de contrapesos institucionales. No hablemos de los cambios urgentes que requieren los sistemas de salud y educación, sólo por decir dos que afectan no sólo lo cotidiano sino la garantía de calidad de vida en el mediano plazo.

Todo ello tiene su origen en las monumentales fallas de una “revolución” que nunca tuvo interés real en resolver los problemas de la gente. Antes que eso, el objetivo era la conquista del poder, y luego ha sido mantenerlo, prorrogarlo, hacerlo vitalicio. La política social del gobierno siempre ha sido instrumental de los objetivos políticos. Hasta el punto que ante la caída de los ingresos fiscales muchas de las Misiones han visto disminuir las asignaciones presupuestarias. En época de crisis social, indicativo de que muchas familias se quedarán sin el apoyo básico para subsistir.

Los Planes de la Nación (2001-2007 y 2007-2013) excluyeron deliberadamente muchos de los problemas que preocupan a los ciudadanos. Temas como la nutrición, el agua, la electricidad, las enfermedades más frecuentes, la calidad de educación, prácticamente no aparecen. Las pocas veces que aparecen no tienen asignadas metas ni proyectos. Podríamos decir que la administración pública venezolana ha estado casi once años en una gran marcha sin rumbo, completamente subalterna a los objetivos de centralización del poder y anulación de las instituciones.

En este contexto se debe situar el esfuerzo político que se expresa en la Mesa de Unidad Democrática. Decenas de partidos políticos del país han diseñado un espacio de encuentro para pensar el país. Con los problemas no resueltos antes de 1998, y también con aquellos que han empeorado en el gobierno de la “revolución bonita”. Pensar el país es el primer paso. Pero la concreción de estas ideas sólo se dará cuando se ejerza efectivamente el gobierno.

Esa es la magnitud real de la tarea que se propone la Mesa de Unidad Democrática: asumir con la seriedad requerida la exigencia de ser gobierno en Venezuela, para resolver los problemas centrales de la vida de los venezolanos, para dotar al país de las políticas que permitan alcanzar el desarrollo y generar bienestar sostenible.

Este propósito de los partidos políticos es meritorio. Indica con claridad que la cultura democrática venezolana está muy viva, especialmente por el énfasis en colocar primero lo que nos une y nos acerca, antes que lo que nos divide y aleja, porque se tiene también la convicción de que los partidos son fundamentales, pero que también deben conectarse con las más amplias expresiones de nuestra vida social y comunitaria. Gobernar para la Gente es la manera más efectiva de concretar la unidad democrática.

Politemas, Tal Cual, 25 de noviembre de 2009


Cuando el 2010 nos alcance

Algo tiene que haber salido mal en la Sala Situacional del Alto Gobierno. Lo que comenzó siendo como una campaña para convencer al país de que estábamos “blindados”, ha terminado como una pesadilla. No tanto por el año que está terminando, malo, ciertamente, sino por el año que viene. El 2010 es un año que el gobierno quiere sacar del almanaque. Quisiera que pasara rápido. Que llegáramos de un viaje al 2012. No es tan fácil.

Apenas el 25 de febrero de este año, el ministro Rodríguez Araque anunció que la economía venezolana podía sostenerse “tres años sin sacrificios”. Hablaba el Ministro de la “garantía de solidez” que presentaba el cuadro económico del país. Seguía el Ministro en la “lucidez” de su análisis: “en comparación con otros países, Venezuela está en muchas mejores condiciones para encarar el conflicto”. Ya se había producido la caída de los precios del petróleo. Sin embargo, el Ministro hablaba de la “estabilidad” asegurada por el precio de nuestro casi único producto de exportación. Una perogrullada para terminar: “… en el caso de Venezuela, la crisis sólo nos afectará en función de la variación de los precios del petróleo”. Análisis de antología, pues.

No había pasado un mes de estas declaraciones cuando el gobierno se tuvo que dirigir al país para informarle que la “solidez” no era tal. Y así empezó la lucha del gobierno por esconder la gravedad de la situación. Apostando a su única carta: el aumento de los precios del petróleo. Es muy probable que el gobierno haya creído que podía cerrar el año 2009 con un pequeño crecimiento económico. Quizás esperando que para esta época del año ya el precio del barril hubiera vuelto por sus fueros.

No se trata de una caída temporal de precios. Se trata de que tal disminución de ingresos fiscales encuentra al país en un período de caída brutal de la inversión, con desajustes evidentes en los sectores productivos, comprando más en el exterior que lo que producimos. De manera que el aumento de los precios no es suficiente para obviar la profundidad de la crisis productiva que vivimos.

Es por ello que hace menos de una semana, el ministro Rodríguez Araque tiene que reconocer que la estimación del gobierno es “cero” crecimiento para este año. Y siguió tan campante. Con crecimiento poblacional de 2,5%, no es muy buena noticia constatar el crecimiento nulo de la economía Especialmente cuando hay riesgo de que incluso haya decrecimiento.

También para desviar la atención el ministro plantea su “recetario” de políticas. Incluye en ellas que debe haber “alta inversión en el sector productivo”, “reforma estructural de una serie de instrumentos legales”, “incrementar la producción de alimentos”, “construcción de viviendas”, “inversión en infraestructura”. Como si el Ministro no hubiera participado en el gobierno desde el día inicial de estos casi once años. Como si no hubiera ninguna responsabilidad por parte del gobierno en la crisis que padecemos.

Todo no paró allí. El Ministro también reconoció que la “meta” de crecimiento es 0,5% para el año que viene, “con la idea de ir llegando progresivamente hasta un 4% en el 2012”. Lo dijo rápido, como si quisiera “saltar” de una vez tres años por delante. Para obviar el mar de dificultades que experimentarán los venezolanos, especialmente los más pobres, porque hay un gobierno en Miraflores que no tiene la capacidad política y técnica para enfrentar el desarrollo sostenible del país. Para hacernos olvidar lo complicado que se avizora el año 2010. Porque quizás el Ministro sabe que el destino del 2010 ya lo alcanzó.

Politemas, Tal Cual, 18 de noviembre de 2009

Con su fracaso a cuestas

Se le vieron todas las costuras. En su último programa dominical, el Presidente hizo méritos para varios Oscar de la Academia. Trató por todos los medios de desviar la atención de su problema central: la caída de su popularidad y confianza es estrepitosa.

La gente quiere agua y electricidad todos los días, las veinticuatro horas, los siete días de la semana. También quieren calles sin huecos, viviendas de calidad, la mejor educación para los hijos, servicios de salud que atiendan todos los problemas, transporte rápido y cómodo, sólo para decir algunas cosas. El Presidente sabe todo eso. Y también sabe que no tiene las respuestas que la gente espera.

Luego de casi once años de la misma cantaleta, el Presidente se ha quedado hablando solo. El mismo lo reconoce. Nadie en su gobierno habla de revolución, ni de Socialismo del Siglo XXI. Es por eso que intenta distraer la atención. Primero, con la amenaza de guerra a Colombia. Luego, tratando de trasladar las culpas de la incompetencia de su gobierno a sus ministros y vice-ministros. Es muy evidente, Presidente. Nadie le cree ya.

Los ministros, Presidente, los ha nombrado usted. Muchos de ellos los ha “rotado” de un cargo a otro. Los planes de la Nación de sus dos gobiernos no hubieran sido aprobados sin contar con su anuencia. No se mueve, Presidente, ninguna hoja en la administración pública venezolana sin su consentimiento. Usted ha acumulado más poder en el gobierno venezolano que ningún presidente desde el Benemérito.

Es por eso bastante patético que después de once años usted le empiece a pedir “resultados” a sus ministros. Si eso hubiera sido un rasgo distintivo de su gobierno, muchos de ellos no estarían en los cargos que tienen. Detrás de eso usted quiere desviar la atención de la verdadera responsabilidad que tiene en estos once años de gestión pública. Usted es el gran responsable. Usted es el que no ha podido con los “resultados”. Antes que exponer a sus subalternos, usted debería dar la cara, asumir sus responsabilidades. No lo ha hecho, Presidente. La suya es, sencillamente, una gestión muy deficiente. Sólo nombremos algunos casos.

En su gobierno Venezuela ha perdido capacidad para crear valor. Exportamos hoy menos bienes industrializados que a mediados de los noventa. Eso significa menos empleos de calidad. Y eso, Presidente, significa menores posibilidades de derrotar la pobreza. Tampoco ha habido éxito contra la pobreza extrema y el hambre. Casi 2,6 millones de venezolanos, según las cifras oficiales, se van a la cama todos los días sin haber comido completo. Nada más en el año 2007, último año de cifras oficiales, 600 niños menores de cinco años murieron por desnutrición. Esos son pésimos resultados.

Agreguemos a este pobre desempeño, las fallas en la implementación de políticas que nos han traído a un país que marcha con apagones, cortes de agua, daños ambientales severos, basura por doquier. Para colmo, sin reformas serias en los sistemas de salud y educación. Todos estos malos resultados, Presidente, se han producido bajo su coordinación, bajo su responsabilidad. Usted es el Primer Magistrado, Jefe del Ejecutivo, con un Legislativo sumiso, y sin equilibrio de poderes. El gobierno que usted preside es el mayor fiasco en la historia de la administración pública venezolana. Por los recursos utilizados y por las esperanzas defraudadas. Esos son sus resultados, Presidente. No trate de evadir sus responsabilidades. Usted está ante la historia solo, con su fracaso a cuestas.

Politemas, Tal Cual, 11 de noviembre de 2009

La "revolución" toca fondo

Debe haber muchas preocupaciones en el Alto Gobierno. Lo que era una gran alharaca por el crecimiento de la economía se ha convertido en un estruendoso silencio. Hace pocas semanas, en las ruedas de prensa para anunciar las “medidas”, se dejó colar una plegaria a todos los santos. El gobierno quiere que la economía crezca, pero no es tan fácil. Casi diez años de improvisaciones e incompetencias han alejado el motor del crecimiento económico. Las perspectivas para la “revolución” son complicadas.

Ha tenido que ser muy duro para la burocracia gubernamental reconocer que este año ya no habrá crecimiento económico. La tasa de crecimiento del año 2007 (exactamente 8,4%) parece lejana. La del año 2008 fue casi la mitad (4,8%). El pronóstico del Fondo Monetario Internacional para este año es un decrecimiento de 2%.

El ciudadano de a pie no necesita muchos análisis para entender que si la economía no crece, no hay mucho bienestar que se diga. Si no hay quien compre, las empresas cierran sus líneas de producción. De la caída del consumo se pasa a la de la producción. Es allí cuando el gasto público debe aparecer. Para que se reactive la producción. Eso es lo que hacen los gobiernos, siempre y cuando hayan estimulado adecuadamente la inversión privada.

Todo ello es justamente lo contrario de lo que hemos tenido en Venezuela. El gobierno se las ingenió para ahuyentar la inversión privada. Para colocar trabas a todo el proceso productivo. Desde las amenazas y el amedrentamiento, hasta injustas expropiaciones. Mientras, muchos de los países de América Latina tienen recursos para reanimar sus economías con programas de inversión pública. No es el caso de la “revolución bonita”.

Todo ese panorama influye en una especia de “racionalización” de parte del gobierno. Como el cuento de que las “uvas estaban verdes”. Ahora el gobierno dice con la mayor naturalidad que el crecimiento estará a “nivel de cero”. Como si se pudiera decir eso y seguir tan campante. Después de casi once años de gobierno, llegamos al “llegadero”: una economía que no crece. Una economía anémica.

El pronóstico del FMI para el año 2010 indica que Venezuela será una de las dos economías de la Región que no crecerá (la otra es Jamaica). Tendremos 0,5% de decrecimiento. Es decir, entre 2009 y 2010 decreceremos casi 3%. Esto significa menos bienes, menos consumo, menos empleo, más pobreza. Todos los demás países de la Región habrán recuperado su crecimiento. Llama la atención los casos de Perú (crecerá casi 6%), y Chile (más de 4%).

Lo peor no se queda allí. Según el FMI, en los años 2011 y 2012 nuestro crecimiento será menor al 0,5%. Casi nada. La peor tasa de crecimiento de América Latina. Para un país con una población que crece casi 2% interanual, esto es muy mala noticia. La consecuencia más directa de la incompetencia en el manejo de nuestra política económica.

Un país sin crecimiento es un país sin oportunidades, sin progreso. Peor aún cuando tuvimos una de las épocas más “esplendorosas” en lo que a ingresos fiscales se refiere. Todo ello explica la sensación de desaliento en el Alto Gobierno. La imposibilidad para articular una explicación que convenza a los venezolanos de que esta ausencia de crecimiento se la debemos al “imperialismo yanqui”. Es evidente, tanto para estos funcionarios como para la sociedad en general, que la suprema incompetencia de este gobierno nos ha traído a una de nuestras peores crisis económicas. La “revolución bonita” se hunde en sus errores. Lo saben ellos, lo sabemos todos.

Politemas, Tal Cual, 4 de noviembre de 2009

Totumocracia

El misterio ha sido develado. La incógnita sobre lo que significa el Socialismo del Siglo XXI ha sido respondida por el propio Presidente de la República. De manera clara y directa. Bastó un ejemplo. Ante el creciente descontento de millones de venezolanos por la escasez de agua, se propone una gran solución. Si antes usted se bañaba en ducha, y ahora el agua no le llega con regularidad, no hay problema. Simplemente almacena agua en un recipiente y usa la totuma. Si usted no recibía agua directa, pues pierda la ilusión. Consiga también su totuma. Esta es la respuesta que ofrece el líder de la “revolución bonita”.

En realidad, la “totuma”, como concepto, ejemplifica muy claramente el tipo de gobierno que hemos tenido en los últimos diez años. Se trata de reducir progresivamente los estándares de los servicios públicos y de la calidad de las políticas. A pesar de que los venezolanos queremos progresar y alcanzar el grado más alto de bienestar posible, tenemos un gobierno que ha hecho del símbolo de la totuma una política sistemática. Vivimos, ahora queda más evidente, el primer gobierno de la “totumocracia”. A los problemas del pasado, tenemos que sumar ahora la visión obsoleta para manejar el país.

El gobierno ha aplicado la política de la “totuma” en muchas áreas. Empecemos por la eliminación de las mediciones de la calidad en la educación básica. La prueba de conocimientos de lengua y matemáticas se realizó por primera y última vez en 1998. Los resultados de la prueba realizada en 2003 nunca se publicaron. Tampoco ha habido más pruebas. Como resultado, no sabemos el rendimiento de nuestros estudiantes. Mucho menos sabemos los correctivos que hay que aplicar en cada escuela y por cada maestro.

Antes que optimizar los procedimientos de admisión en la educación universitaria, y al mismo tiempo esforzarse por mejorar la prosecución en las escuelas públicas, el gobierno volvió a aplicar la política de la “totuma”. Procedió a eliminar de raíz los mecanismos de admisión que tomaban en cuentas los conocimientos y las habilidades. Ahora no tenemos forma de saber el desempeño de nuestros estudiantes de bachillerato.

En la salud se procedió a eliminar programas de salud materno-infantil. Las mujeres y los niños quedaron sin beneficios. La aplicación de la política de la “totuma” trajo como consecuencia que aumentara la mortalidad materna y la infantil. En el caso de las pensiones, el gobierno no ha aprobado la legislación que garantice pensiones de acuerdo con el tiempo de cotización. Independientemente del número de semanas cotizadas, los pensionados tendrán la misma pensión.

Si antes usted utilizaba el Metro de Caracas para desplazarse cómodamente, ahora tendrá que hacerlo sin aire acondicionado, sin escaleras mecánicas, haciendo su trayecto lo más desagradable posible. La baja calidad de servicio le indica sin confusiones: usted está en presencia nuevamente de la política de la “totuma”.

No hablemos de los servicios de agua y electricidad. En la década, la desinversión en ambos sectores ha sido brutal. Los proyectos de desarrollo de estos servicios fueron paralizados. Con todo el crecimiento de la demanda, llegamos al efecto directo de la política de la “totuma”. Consiga una planta, tenga menos horas de electricidad, no use aire acondicionado, compre recipientes de agua. Cuando haga todas esas cosas, sabrá que el efecto “totuma” es en serio.

Gran parte del descontento que recorre el país se origina en la convicción de que el país no acepta más “totumas”. Sólo el Presidente las sigue promoviendo.

Politemas, Tal Cual, 28 de octubre de 2009

Era el sector privado, Ministro

El ministro Giordani reconoció el pasado domingo que el gobierno no ha logrado estimular al aparato productivo. De tal manera, prosigue el ministro, que el resultado es la ausencia de crecimiento. Señaló: “el aparato productivo no reacciona”.

Para un gobierno que tiene más de diez años, reconocer que el sector privado ha estado fuera de la ecuación económica, no deja de ser un signo “auspicioso”. Ha tenido que pasar más de una década para que los altos jerarcas del gobierno hayan “descifrado” el rol del sector privado en una economía moderna.

Toda la experiencia de los países desarrollados, fundamentada en el respeto de los derechos de propiedad y el diseño de incentivos para que la inversión fuera productiva, pasó desapercibida para los líderes de la “revolución bonita”. Más aún, el fracaso del comunismo en la Unión Soviética, ampliamente basado en la eliminación del sector privado, y en el control absoluto de la economía por parte del Estado, vale decir el Partido, tampoco generó ninguna llamada de atención en el liderazgo gobernante.

No fue así porque la “revolución” hizo sus apuestas. Colocó todos los huevos de la canasta en un modelo de desarrollo amparado exclusivamente en los precios del petróleo en el mercado internacional. La lógica era muy sencilla: basados en el auge creciente de los precios, podemos generar los recursos para fortalecer más al Petroestado. La intuición no deja ser muy ingenua: a diferencia de las anteriores alzas del petróleo, ésta sería indetenible. El petróleo seguiría subiendo y con su aumento tendríamos una mayor presencia del Estado en el manejo de las empresas. Todo lo demás vendría por “añadidura”. Cuestión de fe, podría decirse también.

Y he aquí que el capitalismo entró en crisis, bajó el precio del petróleo, y nos encontramos con el hecho contundente de que la economía venezolana es una de las que será afectada por más tiempo por la situación internacional. Y ahora, el Ministro se acuerda del sector privado. En el Zulia dice que hay gente que se acuerda de Santa Bárbara cuando llegan los truenos.

Durante estos ya largos diez años, el gobierno se dedicó a coartar al sector privado. A atemorizar la inversión a través de limitaciones a la propiedad, desde la amenaza hasta la expropiación, pasando por el amedrentamiento de los órganos impositivos del Estado. Si para remate se tiene uno de los peores climas de negocios del mundo, es bastante ingenua, por decir lo menos, la apreciación del Ministro de que el “aparato productivo no reacciona”.

Los problemas estructurales de la relación del petróleo en nuestra economía han aparecido de nuevo. La generación de ingresos para financiar todos los requerimientos de un país de 28 millones de habitantes, no es posible obtenerla sólo con petróleo. Lo sabíamos antes, y los sabemos ahora. Los únicos que no lo sabían son los que están en el gobierno. Los responsables de elaborar “los proyectos de largo alcance”, como dice el ministro Giordani, para lo cual han tenido el doble de tiempo que cualquier gobierno entre 1958 y 1998.

El resultado de tanta incompetencia es patético. Más del 92% de nuestras exportaciones son barriles de petróleo. Producimos la mitad de las exportaciones de bienes industrializados que teníamos en 1997. Costa Rica exporta 28 veces más en bienes de alta tecnología que Venezuela. Tenemos tres millones de venezolanos en pobreza extrema. Ese es el resultado final de la prepotencia y la ignorancia en conducir los destinos del país. Tardaron diez años para decirlo. Pero de allí a entenderlo, hay un largo trecho.

Politemas, Tal Cual, 21 de octubre de 2009

sábado, 13 de abril de 2013

Votemos por la posibilidad

El próximo domingo los venezolanos acudiremos a los centros electorales para decidir la persona que ejercerá la Presidencia de la República para el resto del período 2013-2019. Las circunstancias que rodean esta elección tienen la mayor relevancia. El gobierno precedente se ha extendido por 14 años. Como producto de las políticas implementadas en este largo gobierno, Venezuela experimenta crisis significativas tanto en lo político, como en lo social y económico. El curso de acción que tome la mayoría del país abrirá diferentes perspectivas para todos los venezolanos.

De ganar el candidato oficialista, el presidente encargado Nicolás Maduro, las actuales circunstancias podrían empeorar. En lo político, el candidato Maduro ha ofrecido exacerbar las diferencias entre los venezolanos. Su lenguaje durante la campaña no ha dejado espacios para la duda: se trata de ejercer la supremacía de la votación para impedir un clima de diálogo y entendimiento.

En el ámbito económico, el candidato Maduro no sabrá enfrentar las restricciones que derivan de una economía controlada, con rigideces en todos los ámbitos, prácticamente en total dependencia de las importaciones y con dificultades serias para la actividad productiva. En el plano social, ese gobierno acentuará las deficiencias ostensibles en la seguridad ciudadana, en la creación de empleo protegido, en la prestación de servicios sociales, y en la construcción y mantenimiento de infraestructura. La elección de Maduro no hará otra cosa que profundizar las manifestaciones de estas crisis.

La elección de Henrique Capriles, candidato de la Unidad Democrática, representa una posibilidad totalmente diferente. En primer lugar, porque un gobierno de Capriles será de Unidad Nacional. Tanto porque es un ofrecimiento central de la alianza que lo postuló, como porque no hay mejor forma de encarar los problemas del país que convocando un entendimiento nacional. De todos los sectores y actores. Se trata de facilitar la plataforma en la cual podamos identificar caminos comunes. En la práctica, un acuerdo de esta naturaleza debe aspirar al fortalecimiento de la institucionalidad democrática del país, especialmente en el reconocimiento de nuestra condición de Estado Federal descentralizado. En lo económico, el gobierno de Unidad Nacional debe convocar una alianza fuerte entre los trabajadores y los creadores de empleo, de todo tipo, que promueva la inversión y las modalidades que permitan crear millones de puestos de trabajo protegidos en los próximos años. En el campo social, es central que los acuerdos se traduzcan en más y mejores beneficios en todas las áreas de los servicios.

Esta posibilidad diferente es factible en la medida que expresemos nuestro voto. Acudamos a expresar en este acto que podemos construir esa posibilidad.

Politemas, Tal Cual, 10 de abril de 2013

Por un gobierno para todos

El 14 de abril decidiremos el tipo de gobierno para los próximos seis años. Será una decisión que deberá tomar en cuenta la gestión del actual gobierno durante estos 14 años, y los efectos concretos que ha tenido en la vida de los venezolanos. Tales resultados son deplorables, especialmente cuando se analizan las restricciones que se han colocado a los ciudadanos. Desde la afectación de derechos políticos, hasta el deterioro de las condiciones de vida en muchos ámbitos.

La pregunta clave es si podemos identificar los rasgos de ese “nuevo” gobierno desde las dos perspectivas, o sea, desde la opción oficialista representada por Nicolás Maduro, y de la opción de Henrique Capriles, candidato de la Unidad. Maduro no puede ofrecer nada diferente a lo que conocemos. Su selección como líder sustituto tomó en cuenta fundamentalmente sus condiciones para preservar los objetivos del sector gobernante. Nada de creatividad, ni de iniciativas. En la práctica, sin embargo, existen al menos tres limitaciones que agravarán el patrón de gestión que hemos tenido hasta ahora.

En primer lugar, Maduro recibe una herencia que no conoce. Las dimensiones de la estructura internacional y nacional que se labró en los últimos veinte años, son inmanejables para Maduro. No las puede detallar. De tal manera, que es muy difícil que pueda tener ideas para gobernar con lo que sabe. Necesita tiempo para entender. Y que los asesores tengan conciencia de eso.

Un segundo factor limitante, es que Maduro no tiene vocación probada en la gestión. Es verdad que fue Canciller, pero eso no significa que haya estado expuesto a las rutinas del gobierno. Su foco estaba fuera del país, y ahora tiene que ver hacia dentro. No tiene las herramientas para apreciar los detalles, tampoco tiene experiencia previa en la gestión en otros niveles de gobierno. Y finalmente, Maduro, por las razones anteriores, no tiene los instrumentos para apreciar la profundidad de las crisis que padecemos. Los acontecimientos pueden acelararse, de hecho se están acelarando, y él no tiene mayor conciencia de ello. Todo lo anterior significa que en un gobierno presidido por Maduro las amenazas a la gobernabilidad estarán a la orden del día.

La opción ante esa perspectiva existe. Es la representada por Henrique Capriles. Las ventajas que tiene están fundamentadas, al menos, en dos grandes fortalezas. Capriles ha ofrecido un gobierno para todos los venezolanos. Eso significa que está consciente de los requisitos de diálogo que se imponen. Debe ser un gobierno de Unidad Nacional. Que sea capaz de congregar voluntades. La segunda fortaleza es que un gobierno de amplitud tiene por definición más opciones, es más flexible para enfrentar las distintas crisis que padecemos. El 14 de abril tenemos la gran oportunidad de tener un gobierno para todos. Ya sabemos quién lo puede dirigir.

Politemas, Tal Cual, 27 de marzo de 2013

Misiones de propaganda

El candidato Maduro prosigue su campaña electoral. Tiene que aprovechar el tiempo por partida doble. En primer lugar, para ser presentado al país. Porque está muy claro que mucha gente todavía no ha visto ni oído al candidato oficial. De allí que se utilice cada oportunidad de entrega de beneficios, inauguraciones, para inmediatamente iniciar la cadena. Se trata de que la imagen del candidato se transmita a la mayor cantidad de personas.

El segundo objetivo es que el candidato Maduro se familiarice con la gestión del gobierno. Es un curso intensivo de manejo de la administración. Todo lo atropellado y superficial que se pueda imaginar. Las dimensiones del gobierno actual y la gran concentración de poder que ha significado, impiden que se pueda tener una idea rápidamente. De allí que se organicen todos los dispositivos para que el candidato oficial reciba mucha información en poco tiempo. Esa es la razón por la cual, se diseñan los actos para que el candidato escuche a algún otro funcionario del gobierno con los detalles relacionados con la gestión.

El sábado pasado le tocó el turno a la Misiones. Con el pretexto de la entrega del informe anual de Desarrollo Humano por parte de PNUD, se organizó un acto que por supuesto fue transmitido en cadena. Lo primero que hay que resaltar es la lamentable utilización de los organismos internacionales con fines políticos, y específicamente de propaganda. Es evidente que no hay responsabilidad solamente del gobierno. Las instituciones del sistema de Naciones Unidas, con su docilidad y complacencia, terminan siendo piezas del juego político del gobierno, al demostrar tan claramente su parcialidad.

También el acto sirvió para reiterar el uso propagandístico de las Misiones. Ya es bastante notoria la utilización de las misiones como mecanismo de exclusión de ciudadanos simplemente por no pertenecer al partido de gobierno. La exclusión también abarca a los profesionales que son impedidos de trabajar en ellas por razones de su nacionalidad o de sus posiciones políticas. Y se extiende también a instituciones, por ejemplo, universidades, las cuales son impedidas de su participación por sostener posiciones contrarias a la oficial en aspectos técnicos o académicos.

Es por eso que la ceremonia proselitista continúa con la lectura de la cantidad de servicios prestados, personas atendidas, exámenes realizados, construcciones entregadas. Pero no existe ninguna mención sobre el efecto de tales servicios para mejorar las condiciones de salud, o la calidad de la educación, o la cobertura de prestaciones. Todo eso se omite. Solo queda el ritual comunicacional que sirve con el propósito de propaganda, dirigida a hacer de la política una mera actividad electoral. Es el engaño convertido en política.

Politemas, Tal Cual, 20 de marzo de 2013

Ventana de oportunidad

El 14 de abril iremos nuevamente a los centros electorales para elegir al Presidente de la República. La segunda elección presidencial en seis meses. Los nuevos comicios se dan en el contexto del fallecimiento del líder indiscutible del gobierno. Tal evento ha mostrado con lujo de detalles la fragilidad de la alianza oficial. Baste para ilustrar este aspecto la cantidad de vericuetos constitucionales que debieron transitar para “mantener la línea”. Si eso significaba darle una nueva estocada a la Constitución, no hubo el menor ápice de duda.

En esta nueva coyuntura el gobierno tiene el viento en contra. En primer lugar, las circunstancias en la calle expresan un país que vive los rigores de la escasez y de la inflación. Los productos de consumo masivo más frecuente, especialmente los alimentos, brillan por su ausencia. Hay que ir varias veces a la semana a los mercados para obtenerlos. Y por supuesto, a pesar de todos los controles, los precios se disparan. El gobierno tuvo la prepotencia de señalar que la devaluación del 8 de febrero era una forma de corregir los desequilibrios para que el país comenzara a exportar. ¡Por favor!. Acá no hacemos otra cosa que importar. El aparato productivo languidece, y se traslada a los bienes todo el aumento del precio de las divisas.

En segundo lugar, el gobierno viene a la contienda con un candidato, el presidente encargado Maduro, que ha mostrado muy bajo desempeño en el campo de juego. No pareciera imaginarse todavía las complejidades del entramado que tejió su antecesor. Tampoco se le ve muy ducho en el manejo de las complejidades del Estado, y mucho menos del gobierno. Pareciera que no está en capacidad de aprobar un interrogatorio mínimo en el cual todas las preguntas comenzaran con la fórmula: y ante ese problema, ¿cuál es su política? Se quedaría mudo. Razón por la cual vocifera en todos los tonos insultos, provocaciones, malas palabras. No tiene otra forma de desviar la atención de la incompetencia que demuestra a pasos agigantados. En tercer lugar, muchos seguidores del líder, viendo como se comporta el candidato a sucederlo, sucumben ante la duda. No están muy seguros de que el candidato oficialista sea la mejor persona para las nuevas etapas.

En el lado de la alternativa democrática, las posibilidades están presentes y en desarrollo. A pesar de la abrumadora inequidad institucional y electoral, está muy a la vista que la Mesa de la Unidad Democrática ha logrado presentar un candidato en las mejores condiciones, conocido ya de la anterior contienda y con el aval de casi 7 millones de votos. Henrique Capriles cuenta con el apoyo de una vasta alianza, y con el entusiasmo de todos los que aspiren sustituir a este gobierno autoritario e incompetente, por una opción dedicada a servir a los venezolanos. Existe una ventana de oportunidad. A ensancharla tocan.

Politemas, Tal Cual, 13 de marzo de 2013

Como el cangrejo

El gobierno actual crea ilusiones. Más que resolver problemas, su objetivo es describirlos. De allí que la comunicación sea el eje de las políticas. Todo el esfuerzo se coloca en lo que la gente debe percibir, más que ir al fondo de los problemas. Con todos los recursos comunicacionales a su antojo, y la poca disposición a atenerse a reglas y regulaciones, es bastante previsible el resultado. Mucha gente cree cosas que no son. Y el gobierno se esfuerza en repetir incansablemente las supuestas virtudes de una política que solo existe en la imaginación.

Lo anterior se expresa muy nítidamente en el sector salud. El actual gobierno ha invertido cantidades inmensas de recursos y se ha apoyado en la asistencia técnica cubana para crear las ilusiones de “cambios” en la atención de salud. Funcionarios del gobierno han repetido sistemáticamente que ahora la población tiene resuelto el acceso a los servicios de salud. Hasta organismos internacionales, poco cuidadosos de su perfil técnico, han elaborado publicaciones citando datos que no resisten el menor análisis.

Como resultado, se ha creado una matriz de opinión entre sectores de la población que destaca la supuesta efectividad de las políticas del gobierno. Es muy posible que para ello haya contribuido el acercamiento de personal de salud a las comunidades. Iniciativa muy loable pero insuficiente para dar respuesta pertinente a las demandas de salud de los ciudadanos.

La realidad es muy diferente de la que muestra la prédica oficial. Tomemos como ejemplo la atención infantil. Si efectivamente el gobierno hubiera sido exitoso en mejorar las condiciones de atención de los niños venezolanos, sumado a los recursos administrados, no deberíamos tener una tasa de mortalidad infantil que es el doble de la que tienen los países más avanzados de la Región. Más aún, desde 1998, Venezuela ha retrocedido en lo que respecta a la mortalidad infantil. Tres puestos, esto es, del lugar 8 en 1998 al lugar 11 en 2010. Retroceso en vez de avanzar. Si a ello sumamos que casi el 50% de las muertes en menores de un año son completamente prevenibles, y que la cobertura de inmunizaciones no alcanza muchas veces los requerimientos exigidos, tenemos todo un cuadro preocupante de las reales capacidades del sector salud para atender los problemas de la población.

Al final se espera que prevalezca la “sensación” ante los problemas. Lo cierto del caso es que la gestión del actual gobierno en la salud nos ha hecho retroceder en el contexto de América Latina y el Caribe. Tenemos un sistema de salud que camina hacia atrás dirigido por un gobierno incompetente que cree que se las sabe todas. Un gobierno que no está en capacidad de atender efectivamente las grandes demandas de salud de los venezolanos. Es un gobierno en su gran marcha hacia el pasado.

Politemas, Tal Cual, 6 de marzo de 2013

Gobierno para castigar

Ya bastante complicado es gobernar tratando de resolver problemas públicos y atendiendo las exigencias de las ciudadanos. Lo que es inadmisible es utilizar la responsabilidad en el ejercicio del gobierno, para castigar, es decir, para mortificar y afligir. Este ha sido el objetivo del actual gobierno durante estos catorce años. Se ha convertido en un gran vengador, utiliza todos los recursos a su alcance para administrar castigos, penas, sufrimientos.

Todo tiene su origen en la utilización del gobierno para separar al país en dos sectores. Los que están con el gobierno, por un lado, y todos los que lo adversen, por el otro. A los primeros se les otorga la supremacía: están siempre en lo correcto, no necesitan oir otras opiniones, son los iluminados. Los adversarios del gobierno son siempre vistos con suspicacias, no tienen nunca opinión que valga la pena, están completamente excluidos. Desde esa perspectiva, solo hay un paso para concluir que el objetivo es utilizar el gobierno para aniquilar por todas las vías al adversario, reducirlo a su mínima expresión.

Es así como el actual gobierno ha procedido sistemáticamente para castigar a todos aquellos que han osado a adversarlo. Es por ello que se procedió a colocar todos los poderes públicos en las manos del gobierno. Desde muy temprano, en diciembre de 1999. Y se eliminó la disposición constitucional del financiamiento de los partidos políticos. Como resultado, el actual gobierno impidió que las posiciones de sus adversarios ni siquiera pudieran tener opciones de ser aprobadas. Esa es la razón por la cual no hay ningún juez que dicte sentencia contra el gobierno, ni que tengamos un poder electoral independiente, ni que las instituciones de los ciudadanos puedan salir en ganancia en algún recurso ante los organismos del Poder Ciudadano. Y esa es la razón por la cual todos los partidos opuestos a este gobierno pasan las de Caín para obtener recursos para sus actividades, especialmente porque los que se atrevan a colaborar son literalmente perseguidos.

También el gobierno se convirtió en instancia para administrar las penas de sus adversarios. Por eso tenemos a venezolanos que debieron marchar al exilio, o que fueron perseguidos hasta ser enviados a prisión, o expulsados de empresas públicas. Y por eso vemos la injerencia del gobierno en todas las sentencias que tengan que ver con los adversarios que se encuentran en prisión.

Todo lo anterior no es lo único. Como resultado de esta visión, también el gobierno aflije la vida de los venezolanos cuando arremete contra los sindicatos, expropia para hacer daños a los empresarios, impide beneficios a las universidades como medida punitiva contra los que tienen ideas diferentes, en fin, cuando utiliza su poder para causar sufrimiento y como mecanismo de retaliación. Un gobierno así es una gran calamidad.

Politemas, Tal Cual, 27 de febrero de 2013

Voto para progresar

El próximo domingo 26 tendremos elecciones para la Asamblea Nacional. Es una gran oportunidad para avanzar en una transformación profunda de Venezuela. El actual gobierno ha dividido como nunca al país. Tras casi doce años de un gobierno de exclusión, con sobradas demostraciones autoritarias, y enfrascado en consolidar un sistema totalitario, las fuerzas democráticas tienen una coyuntura para expresar las esperanzas de un país mejor.

Las elecciones no se dan como concesión graciosa del gobierno. La estirpe democrática de los últimos cincuenta años se ha expresado nuevamente. Hay una Constitución que respetar. A pesar de la parcialidad evidente del Consejo Nacional Electoral, incapaz de preservar las mínimas formas de neutralidad y equilibrio, los sectores democráticos han dejado muy claras sus observaciones y reclamos. La modificación del sistema electoral, con todas sus pretensiones de exclusión, antes que anular la capacidad de luchas de los sectores democráticos, ha incentivado la participación y el espíritu de Unidad.

Es cierto que las elecciones revisten especial importancia. Pero en modo alguno puede considerarse como punto de llegada. Al contrario, es una estación significativa pero puerta de un proceso mucho mayor. Que debe promover la Unidad de todos los sectores para acometer las elecciones municipales del próximo año, así como las de Alcaldes y Gobernadores en el 2012. Y, finalmente, la gran tarea de seleccionar un abanderado presidencial que sustituya al actual Presidente a finales de 2012.

Para que esas posibilidades se concreten dentro de dos años, necesitamos dar un paso fundamental este domingo. Debemos votar para que la Asamblea Nacional sea un espacio de preocupación permanente, directa, efectiva, por los problemas de los venezolanos. Por las angustias que nos genera la inseguridad, las agresiones a la propiedad, la caída del ingreso de las familias, el aumento de los precios, las pérdidas de empleos, el desastre de los de los servicios públicos, entre otras.

Los venezolanos reclamamos Diputados dedicados a servir. Dedicados a interpretar las preocupaciones y demandas por un país mejor. Capaces de intercambiar, prestos a buscar la experiencia técnica, comprometidos con las soluciones a los problemas, dispuestos a transmitir confianza en la democracia y sus instituciones, animados a promover el encuentro entre los venezolanos.

Los electores irán el domingo con mucha esperanza. Deseosos de que los problemas que confrontamos empiecen a tener soluciones, convencidos de que todos viviremos mejor. Animados porque una época de tranquilidad, paz y bienestar está cerca. Seguros de que el voto por la Unidad Democrática, en cualquiera de sus tarjetas, será definitivamente un voto por el progreso de todos.

Politemas, Tal Cual, 22 de septiembre de 2010

Lo que está en juego

A pocos días de las elecciones del 26 de septiembre, la gran mayoría del país ha comprendido la trascendencia de la decisión que tomaremos. Se trata de elegir los diputados a la Asamblea Nacional para el período 2011-2015: el parlamento con la mayor responsabilidad histórica desde que en Venezuela tenemos sufragio universal, directo y secreto.

Entre otras tareas, el parlamento que seleccionemos en menos de dos semanas deberá acometer la gran tarea de reivindicar la Constitución de 1999 y avanzar en la renovación de las prácticas democráticas y de gobierno en el país. La propia coyuntura de los meses recientes ha puesto de relieve el proceso de fortalecimiento de las fuerzas democráticas de los últimos años.

No hace mucho tiempo atrás, la visión y organización de los sectores democráticos era bastante incipiente. Muchas de las debilidades y errores que caracterizaron a estos sectores en los primeros años de este gobierno, habían dejado sus huellas. Especialmente llamativo eran las dificultades para articular una propuesta compartida, que tuviera en el centro la transformación de nuestro sistema político.

Desde el año 2005, los sectores democráticos han avanzado. Del diálogo y la coincidencia han surgido ideas y compromisos. Del acercamiento y el acuerdo se han promovido alternativas políticas y organizativas. Ello no quiere decir que todo esté resuelto, todo lo contrario. Pero lo que luce muy evidente es la disposición de transitar el camino, y hacerlo de manera coordinada, pensando a la distancia, y actuando en el presente.

Ha ayudado mucho en este despertar la creciente conciencia de lo que significa el adversario. El gobierno del presidente Chávez ha separado a los venezolanos. Ha colocado los intereses sectarios en contraposición a los intereses de todos. Ha concebido un proyecto totalitario para imponerlo sin el menor rubor. No cabe duda de que el mayor riesgo que confronta la sociedad venezolana es el ansia del actual gobierno para perseguir sus objetivos, trastocando nuestra esencia democrática. En el afán que ha colocado este gobierno en esos objetivos, ha debilitado ostensiblemente nuestra economía y puesto serias restricciones para el progreso de toda la sociedad.

De allí que las elecciones del próximo 26 de septiembre, representen una excelente oportunidad para avanzar. Para indicar que este proceso de transformación política que vive el país, no es azaroso ni automático. Responde a la articulación de visiones, a la certeza de que sólo es posible un país mejor si somos capaces de idearlo, pero también de irlo concretando. Lo que está en juego demanda lo mejor de nuestra imaginación, pero también lo mejor de nuestra perseverancia y sentido práctico. Es tiempo de retos. Es tiempo de grandes decisiones.

Politemas, Tal Cual, 15 de septiembre de 2010

El "gimnasio" de Giordani

La verdad es que el ministro Giordani tiene poco acierto para los símiles. No pega uno. Desde el uso del submarino para graficar que era posible ascender, cuando en realidad lo que indica es algo que está sumergido. Porque uno no espera que los submarinos se la pasen en la superficie, para eso están los barcos.

Y ahora nos viene con el símil del gimnasio. Que la economía venezolana está “fortaleciéndose”, que está en un “gimnasio”. Es verdad, las personas van a los gimnasios para fortalecer sus músculos, para adquirir más flexibilidad. Pero eso debe partir de un supuesto: que las personas están en condiciones de someterse al ejercicio, que están comiendo bien, que tienen el corazón a tono, entre otras exigencias. Nadie ha visto a una persona desnutrida, o en situación de debilidad, ir a un gimnasio.

La verdad es que la economía venezolana no puede ir a ningún gimnasio. No lo aguantaría. La economía venezolana no tiene el fluido de las inversiones. La caída de estos recursos está en 25%, según la Cepal. Es el país de la región con menos inversiones extranjeras, ni hablar de las privadas nacionales.

Esa ausencia de inversiones, en un clima que propenda al crecimiento y a la productividad, no hace otra cosa que debilitar a las economías. Se ponen rígidas, son incapaces de crear nuevos productos o mejorar los actuales, pierden mercados, y no son fuentes de empleos de calidad: la sal del progreso. Economías en esas condiciones no están en el gimnasio, están en la sala de emergencia.

Antes de estar recomendando ejercicios a economías paralizadas, el ministro Giordani debería repasar con detenimiento las cifras del BCV. El año pasado la economía cayó 3,3%, Pero cuando vamos al detalle encontramos que decreció 11% en la minería, casi 7% en manufactura, más de 8% en el comercio, estos dos últimos sectores con gran proporción de empleos.

En el primer semestre de este año la caída acumulada es 3,5%. Pero esta vez la caída de la minería es 15%, la de manufactura es 6,4%, la del comercio es 9%. La actividad no petrolera ha disminuido más (3,1%) que en el año pasado (2%).

Todo ello indica que nuestra economía se ha debilitado mucho más. Ha perdido posibilidades para crear empleos estables. En ese marco de destrucción del tejido productivo nacional, al ministro Giordani no se le ocurre mejor cosa que decir que el paciente postrado está en el “gimnasio”. Que lo que le sale a la economía es “hacer ejercicio”. Con lo cual queda claro que este gobierno no tiene idea de soluciones, es más bien gran parte del problema.

Ya sabíamos que el ministro Giordani había construido su Isla de la Fantasía. En la cual las cosas son todo lo contrario de los padecimientos de desempleo, caída del ingreso y del consumo, que tienen todos los ciudadanos. Ahora sabemos también que el ministro mandó a construir un gimnasio en esa isla. Bien lejos de los problemas cotidianos de la gente.

Politemas, Tal Cual, 8 de septiembre de 2010

Ni hombre de gobierno, ni de Estado

El episodio del Hospital Pérez de León dejó en evidencia todo lo que es el presidente Chávez. Todo lo que ha representado para la democracia venezolana. Y las secuelas que su gobierno ha tenido para la institucionalidad republicana. Con lo sucedido ya no hay más nada que agregar: el presidente Chávez ha sido el más incompetente, excluyente y sectario en el manejo del gobierno y del Estado venezolano desde que se tenga memoria.

El presidente Chávez demostró que no es un hombre de gobierno. Llegó a esa cita sin tener idea de que ese hospital le pertenecía al gobierno nacional. Que desde hace varios años ha estado pendiente la asignación de recursos para terminarlo. También desconocía que eran dos hospitales y no uno solo. También desconocía que el Hospital Pérez de León no sólo atiende pacientes del Municipio Sucre. Que es uno de los centros de atención de emergencias más importantes del país. Que durante mucho tiempo fue el único centro de emergencias desde Barcelona hasta Caracas. Todo eso lo desconocía el Presidente.

Esa ignorancia sólo es compatible con su arrogancia. En su desmedido afán de controlar, de centralizar las decisiones, de querer estar hasta en los mínimos detalles, atropellando las reglas de la gerencia moderna que indican que es mejor delegar y supervisar que intentar hacerlo todo. Allí están los resultados. Todas las decisiones llegan a la silla presidencial en Miraflores. Y también están allí todas las culpas. Por eso es que el Presidente es el culpable de todas las debilidades de nuestras políticas públicas. Lo ha querido así. En el caso de las políticas de salud su responsabilidad abarca desde las epidemias, pasando por el deterioro de Barrio Adentro, la crisis de recursos humanos de los hospitales públicos, la persecución del sector privado, sólo para nombrar unas pocas. En cada una de ellas está la responsabilidad indiscutible, absoluta del actual Presidente.

También demostró el Presidente que no pregunta antes de actuar. Que sus asesores están de adorno. Que sus ministros no le dicen nada antes de cualquier aparición pública. Que no fue lo suficientemente “curioso” para indagar qué iba a firmar ese día. No tuvo tiempo para conversar unos minutos con la Ministra que él designó. Que los asuntos fundamentales del gobierno le son ajenos.

Pero no quedaron allí las cosas. El Presidente antepuso la exclusión a los problemas de salud de la población. No pensó en la atención que se puede prestar a todos los ciudadanos. Porque el hospital supuestamente estaba en manos de una alcaldía opositora, entonces no merecía recursos. Antes que la gente, estuvo la consideración sectaria. Demostró palmariamente que no es un estadista. Que los intereses de la globalidad de la sociedad le son ajenos. No es competente para gobernar ni para conducir el Estado.

Politemas, Tal Cual, 1 de septiembre de 2010

Parlamento histórico

Ya iniciada la campaña electoral para la Asamblea Nacional, es más que conveniente ponderar lo que está en juego. Quizás nunca en la historia moderna del país unas elecciones parlamentarias han revestido tanta importancia. El actual gobierno marcha a toda intensidad para imponer su visión totalitaria. En ese contexto, la próxima Asamblea Nacional tiene retos fundamentales. De allí la importancia del voto del próximo mes.

La nueva Asamblea Nacional deberá erigirse en defensora de la Constitución de 1999. El actual gobierno ha hecho todo para modificarla, para adaptarla a su conveniencia. Utilizando la complicidad del resto de los Poderes Públicos, y en especial la del Tribunal Supremo. Los nuevos parlamentarios, especialmente los de la Unidad, deberán luchar día a día para recuperar la vigencia de la Constitución de manera plural y democrática.

Sumado a lo anterior, la nueva Asamblea Nacional será el escenario para evitar lo que pareciera estar “cantado”. Sea cual sea el resultado electoral de septiembre, el actual gobierno intentará acelerar su proyecto totalitario. Sabe que en dos años para las elecciones de 2012 se puede obtener las ganancias de la arremetida, de la incertidumbre. Es por ello central obtener la mayoría de los sectores democráticos. Y estar preparados para actuar en consecuencia. Sabemos ya que este gobierno no juega con las reglas de una democracia respetuosa de los adversarios.

También deberá la Asamblea Nacional asumir la tarea de recrear la institucionalidad de la gestión pública. Casi cinco años de un parlamento obsecuente, sumado a la práctica demolición de las reglas básicas de una administración pública por parte del gobierno, colocan a la nueva Asamblea Nacional al frente de la exigente tarea de hacer respetar las reglas de juego. Tan sólo baste citar lo que significaría una discusión serena y responsable para analizar el presupuesto público. Dentro de esa línea de acción, estará la responsabilidad de colaborar con propuestas para atender la crisis de la política económica y social que vive el país. El gobierno no tiene soluciones. Es el Parlamento un espacio privilegiado para discutir y promover salidas para los problemas cotidianos de los venezolanos.

Y finalmente, este Parlamento compartirá su período con dos gobiernos. Desde 1959 hasta 1998 los parlamentos duraban el lapso de los gobiernos. Lo mismo pasó con el primero electo bajo esta Constitución. El segundo fue en la práctica un apéndice de Miraflores. El que elijamos en septiembre trabajará dos años con el actual gobierno y tres con el próximo, que por los vientos que soplan será de signo distinto. Muchas tareas exigentes tendrá el nuevo Parlamento. Los venezolanos tienen muchas razones para ir a votar correctamente el próximo 26 de septiembre.

Politemas, Tal Cual, 25 de agosto de 2010



Anote, Izarra

Andrés Izarra acudió a la risa burlona para desviar la atención del argumento central de Roberto Briceño León, director del Observatorio Venezolano de Violencia: las muertes por violencia han aumentado en Venezuela de manera significativa hasta el punto de ser ahora el país más inseguro de la región. Todo eso ante la permisividad del gobierno. Aparte de la risa, que no es otra cosa que el mayor desprecio por el dolor de millones de venezolanos, Andrés Izarra sólo pudo esgrimir que no eran cifran oficiales. El representante del gobierno, especialmente si es director de un medio internacional, debe informarse más y ser respetuoso con los argumentos que no comparta.

El Observatorio Venezolano de la Violencia es un esfuerzo singular de cooperación en Venezuela. En un tema de especial relevancia para los ciudadanos, hasta el punto de ser considerado como el principal problema en todas las encuestas. El Observatorio reúne a los más calificados expertos nacionales en el tema, de diversas universidades y centros de estudios, sus informes anuales son referencia obligada para los interesados en el problema dentro y fuera del país. Cualquiera que haya revisado esos informes encontrará que se caracterizan por la minuciosidad y la referencia sistemática de las cifras oficiales. Lo que no puede adjudicarse al Observatorio es que el gobierno no publique más cifras oficiales.

Pero si Izarra quiere sólo cifras oficiales, le podemos indicar algunas. Para que las memorice. Sólo tomemos el Anuario de Mortalidad, el cual, a menos que Izarra no lo sepa, es la referencia para las muertes oficialmente reconocidas por el Ministerio del Poder Popular para la Salud. Lo primero que habría que decir es que las últimas cifras corresponden al año 2007. Ya deberíamos tener las del año 2009. Izarra podría echar una mano allí, pidiéndole al ministerio que las publique. Pero, sigamos.

En 1998, según la fuente oficial indicada, tuvimos en Venezuela 4.721 muertes relacionadas con el uso de armas de fuego. Eso equivalió al 4,6% de todas las muertes en el país. En el año 2007 tuvimos 16.423 muertes por la misma causa, representando el 12,8% de todas las muertes de ese año. Casi cuatro veces más. Pero comparemos ahora manzana con manzanas. Y eso requiere utilizar el concepto de tasas, en cual a Izarra no se le vio muy ducho que digamos.

Las muertes relacionadas con el uso de armas de fuego en el grupo comprendido entre 15 y 29 años de edad fueron 3.329 en el año 1998. En 2007 ascendieron a 9.797. La tasa en 1998 fue 52 muertes por 100.000 habitantes del grupo. En 2007 la tasa pasó a ser 130 muertes por 100.000. Alguien debería explicarle a Izarra que eso significa que la probabilidad de que un joven entre 15 y 29 años muera por armas de fuego, aumentó dos veces y media entre 1998 y 2007. Tome nota, Izarra. Le hace falta.

Politemas, Tal Cual, 18 de agosto de 2010

En la Isla de la Fantasía

En el último “Aló Presidente” el ministro Giordani nos aseguró que la economía está fuerte. Que los datos preliminares del segundo trimestre muestran señales de mejoría. También indicó: “se está activando la economía en muchísimos sectores”. Giordani, en dos platos, se colocó en la dirección contraria a lo que se percibe en la calle, en el mercado, en cualquier conversación cotidiana de venezolanos, de todos los niveles sociales. Todo el mundo se pregunta, ¿dónde queda ese país del cual habla Giordani?

Porque lo que se palpa en la calle es otra cosa. Son las evidencias concretas del segundo año de recesión en fila de la economía. De la inflación más alta de América, y una de las más altas del mundo. Del aumento paulatino del desempleo. De la caída de la inversión pública y privada, indispensable para generar crecimiento y equidad. Tampoco se percata el Ministro de la gravedad de la crisis de los recursos públicos. Muchas empresas estatizadas no tienen recursos para acometer los más básicos planes de inversión. Muchas instituciones públicas no tienen los recursos para terminar el año, mucho menos para emparejar la caída de la inversión real. Ese mundo de realidades concretas dista mucho de lo que se oye desde Miraflores, en una plácida tarde dominical, en el claustro de palacio.

El Ministro dijo esas palabras como si fuera ayer que hubiera tomado posesión del cargo. Giordani ha sido el “arquitectónico”, como ahora le gusta decir al Presidente, de los dos planes de desarrollo de los últimos once años. Esos que nos han traído a estas orillas. Pero no hay mejor antídoto para las palabras de hoy que recordar las palabras de ayer.

Este es el mismo ministro que dijo en marzo de 2009 que las medidas de la época cubrirían el descenso en los precios del petróleo. Junto con Rodriguez Araque vociferó que estábamos “blindados” ante la crisis de principios del año pasado. Es el mismo ministro que el 11 de octubre del año pasado señaló que "ya estamos viendo cierta inflexión en algunos indicadores del tercer trimestre. Si a eso le añades algunas políticas, eso permitirá crecer al nivel del mar, a nivel cero". Para Giordani la caída de la economía el año pasado, en el mes de octubre, no era el escenario previsible. Se atrevió a pronosticar que íbamos a crecer a la “astronómica” cifra de “cero”. Como si esa fuera la máxima aspiración de una de las economías más grandes de la región.

Todos esos pronósticos de Giordani fueron equivocados. La economía venezolana siguió el ritmo de estancamiento consistente con las políticas incompetentes de la última década, todas bajo la responsabilidad de los actuales responsables, y en especial la del ministro Giordani. No hay nada mejor que Google para comprobar que los ministros construyen sus islas de fantasías. Y se quedan viviendo en ellas.

Politemas, Tal Cual, 11 de agosto de 2010

La Unidad en la próxima Asamblea

Faltan menos de dos meses para la elección de una nueva Asamblea Nacional. El deterioro de la gestión del Ejecutivo es más que evidente. Estamos en presencia de un gobierno que confronta la peor crisis de sus once años. El drama económico y social es ostensible. Lo más preocupante es la incapacidad del gobierno para encarar esta crisis. Se ha quedado sin soluciones.

Todo lo anterior resalta aún más la relevancia de la elección de la nueva Asamblea Nacional. Es, sin duda, un hito central en la tarea de redemocratizar a Venezuela. La nueva Asamblea permitirá dotar a la democracia venezolana de un espacio de encuentro y discusión política. La permanente sumisión ante el Ejecutivo, rasgo notorio en la Asamblea que está por terminar, dará paso a las nuevas posibilidades de acuerdo para solucionar los problemas del país. Las nuevas iniciativas pueden encontrar en la Asamblea Nacional cauce apropiado. Tal es al menos la perspectiva que los sectores democráticos deberían contemplar.

Es verdad que la fracción del gobierno no está acostumbrada al clima de tolerancia y respeto a la disidencia que caracteriza una vocación democrática. Muchos años de dependencia del liderazgo personalista y avasallante han dejado su huella. Ello no significa, sin embargo, que la fracción parlamentaria de la Unidad Democrática no haga todo los esfuerzos necesarios para recuperar el espíritu de entendimiento que deben caracterizar a un parlamento democrático.

No bastarán las buenas intenciones en esta tarea. La posibilidad de que la Unidad Democrática concrete una victoria que le conceda la mayoría es real. En cada uno de los circuitos electorales la Unidad trabaja con dedicación para lograr este objetivo. La próxima campaña electoral será una oportunidad para plantear los argumentos que dan fundamento a la causa de la Unidad Democrática.

La nueva Asamblea tendrá un reto fundamental. Combinar las acciones de control y legislación en el marco del gobierno más autoritario de Venezuela en más de cincuenta años, con el entendimiento con el gobierno que se instalará en Miraflores en febrero de 2013 y que muy probablemente sea de la Unidad Democrática. De manera que la fracción de la Unidad Democrática deberá prepararse para que en los primeros años de su gestión se enfaticen la supervisión de la acción del gobierno junto con la habilidad para llegar a los acuerdos que sean pertinentes. Pero también deberá ver más allá, es decir, tomar conciencia de que las acciones que se tomen en esos dos primeros años irán condicionando la viabilidad de las políticas en ese gobierno de la Unidad Democrática. La adecuada mezcla de ambas visiones es bueno que se empiece a expresar en la próxima campaña electoral. El país requiere una mirada larga, en perspectiva, y la Asamblea Nacional es un buen sitio para empezar.

Politemas, Tal Cual, 4 de agosto de 2010

Las verdaderas agresiones

El Presidente tiene una manera muy particular de entender las agresiones. Ha señalado que tomará medidas ante la “agresión” que podría sufrir el país. Como siempre, se trata de un alerta que repetirá incesantemente, especialmente cuando entramos en pocas semanas en la campaña electoral. En el marco de la ruptura de relaciones con Colombia, es una buena forma de escapar a las verdaderas agresiones, esas que tienen su efecto concreto en la vida de millones de venezolanos.

Comencemos con la agresión al abastecimiento de las familias. Los alimentos que deben comprarse en los hogares, especialmente en una época de alta inflación y caída de los ingresos. Esa agresión está representada por 120 mil millones de toneladas de alimentos podridos por la total incompetencia del actual gobierno. No sólo por la existencia de un clima contrario a la producción agro-industrial, sino por la incapacidad para garantizar la compra, almacenamiento y distribución de la mejor calidad. Esos alimentos perdidos representan daño al patrimonio nacional y restricciones en el consumo de alimentos, especialmente en las familias de menores ingresos del país.

Sigamos con la existencia de un clima de agresión que pone en riesgo la vida de todos los que transitan por las calles de Venezuela. No hay nadie seguro. Las 16.000 muertes anuales por causa de la violencia son demostraciones tangibles de estas agresiones. Ante ellas el gobierno no ha tenido una política coherente y efectiva en estos once años. Todo lo contrario, el gobierno ha contribuido, con su exacerbación e irresponsabilidad en el manejo del lenguaje, a aumentar el clima de conflictividad que vivimos. Digamos que no sólo ha sido tolerante con las agresiones sino que las estimula y profundiza.

También el gobierno ha sido fuente de estímulo a las agresiones a la propiedad privada. Miles de estas agresiones han sido ya documentadas. Cada agresión a la propiedad privada es una afectación al adecuado clima de respeto a los derechos que debe caracterizar a una sociedad democrática. Cada agresión a la propiedad privada es un escollo en el camino del desarrollo. El actual gobierno es culpable de que estas agresiones hayan lesionado nuestra capacidad productiva y y el clima de derechos.

Como si fuera poco el gobierno es pasivo antes las agresiones al bienestar de las familias, expresadas en el aumento de los precios y el deterioro del empleo. En el segundo año de recesión las agresiones son mucho más visibles y críticas.

Antes todas estas agresiones el gobierno no muestra ninguna capacidad de respuesta. No articula políticas coherentes. Ha dejado que cada una de estas agresiones lesione la vida de los venezolanos. La existencia de estas agresiones revela que el actual gobierno no tiene el menor interés en la vida concreta de los venezolanos.

Politemas, Tal Cual, 28 de julio de 2010

Violaciones de la Constitución

El gobierno se pone susceptible cuando se dice que ha violado la Constitución. Tal susceptibilidad es muy llamativa. Se trata de desviar la atención de lo que ha sido una conducta reiterada. La lista de agravios constitucionales es bastante larga. El abuso de poder y la utilización de las mayorías circunstanciales han servido para desvirtuar muchos de los preceptos constitucionales.

Ya han pasado más de diez años. Los sucesos de diciembre de 1999 se pierden en la memoria. Pero es bueno recordarlos. La Constitución fue aprobada por referéndum el 15 de diciembre de 1999. No había pasado una semana, a la sombra del “deslave de Vargas”, cuando se pusieron de lado los mecanismos constitucionales para el nombramiento de los Poderes Públicos. Como resultado, toda la discusión constituyente se evaporó en un santiamén. Los mecanismos de consulta y discusión cedieron su paso a la utilización del atajo, de la componenda. El equilibrio de poderes desapareció. La recién aprobada Constitución dejó de ser un pacto de convivencia para convertirse en un mecanismo de exclusión. Diez años después es evidente que mucho se hubiera podido evitar si se hubiera respetado lo señalado en la Constitución.

Esa violación de la Constitución no fue fortuita. Fue deliberada y consciente. Se trataba de preparar el camino para el mayor predominio de un sector político sobre otro en casi medio siglo. Tal situación fue apenas el inicio. Luego vino la aprobación de decretos leyes que vulneraban los derechos de propiedad, de libre empresa. También se aplicaron restricciones a la libertad de enseñanza y a la armónica relación entre el Estado y el sector privado. Todo ello sin incluir la utilización de la mayoría en la Asamblea Nacional para modificar las leyes de algunos de los poderes públicos, como fue el caso del Tribunal Supremo de Justicia.

Y si quedaba alguna duda, en los últimos años, después de la derrota que sufrió el intento de reforma constitucional, se han aprobado numerosas leyes que lesionan lo señalado en el texto constitucional con respecto a la organización político-territorial, el Estado Federal y descentralizado, así como el régimen productivo. Todos estos cambios constituyen violaciones a lo establecido y aprobado en la Constitución de 1999, incluyendo regulaciones contrarias a los derechos humanos fundamentales.

El gobierno esconde cínicamente tales violaciones. Sabe que la sociedad lleva cuenta de ellas y que en las próximas elecciones le dará especial importancia a la forma como el actual gobierno ha lesionado el pacto de convivencia de los venezolanos. El 26 de septiembre la sociedad democrática le dirá muy claramente al actual gobierno que rechaza su desapego a la Constitución. Ese día el actual gobierno será castigado por el tribunal de los votos de los venezolanos.

Politemas, Tal Cual, 21 de julio de 2010

Asamblea sometida

Durante casi cinco años la “revolución” ha tenido un parlamento monocolor. Existe un gran convencimiento de que el retiro de las fuerzas democráticas en las elecciones de diciembre de 2005 fue una pésima decisión. La consecuencia fue la elección de una Asamblea Nacional absolutamente sumisa ante los designios del Poder Ejecutivo. Tal distorsión se ha convertido en uno de las principales amenazas para la calidad de vida de los venezolanos. Algunos aspectos merecen citarse.

El primer rasgo en el que se manifiesta el sometimiento de la Asamblea es la ausencia de control político del gobierno y de la administración pública. La Asamblea Nacional no se preocupó un ápice por el seguimiento de la acción del gobierno. Los resultados están a la vista. Nada más con el triste episodio de la comida podrida, están las evidencias de la ausencia de supervisión de la inmensa cantidad de ente públicos involucrados. No se ha oído de alguna interpelación, de alguna investigación dirigida a establecer responsabilidades. La Asamblea es un órgano incapaz de tener ante el Ejecutivo otra actitud que no sea la de obedecer y callar.

El segundo aspecto de la ausencia de autonomía legislativa está relacionado con las funciones inherentes al presupuesto público. Es función de la Asamblea discutir y aprobar el presupuesto nacional y todo proyecto de ley relacionado con el régimen tributario y el crédito público. No se entiende entonces cómo la Asamblea, durante este período, ha aprobado sin modificaciones los presupuestos enviados por el Ejecutivo. Es un caso único en la historia del país: un parlamento sin capacidad crítica e iniciativa para realizar propuestas en el manejo de los recursos públicos. La consecuencia es también notoria. La cantidad de proyectos e iniciativas que no han debido merecer la aprobación legislativa debe ser monumental. Todo ello redunda en la vida concreta de los ciudadanos: menor calidad de las políticas que tienen que ver con sus problemas cotidianos.

La Asamblea Nacional tiene competencias para aprobar el plan de desarrollo económico y social de la Nación. En este caso la propuesta del Ejecutivo vulneraba aspectos centrales de la Constitución, especialmente cuando muchos de ellos fueron rechazados en la votación por la reforma a finales del 2007. La Asamblea, nuevamente obediente y disciplinada, aprobó el Plan sin ninguna modificación. Finalmente, la Asamblea ha sido más que obediente en la aprobación de contratos de interés nacional, especialmente con gobiernos y empresas extranjeras, que han lesionado nuestra soberanía.

La Asamblea Nacional actual ha estado sometida al poder de la “revolución”. La importancia del 26S radica justamente en la posibilidad de contar con una Asamblea cuyo centro de acción sean los problemas concretos de los venezolanos.

Politemas, Tal Cual, 14 de julio de 2010

Hambre en la abundancia

El gobierno está a punto de llamar aún más la atención del mundo. Más allá de su incompetencia para gerenciar la política alimentaria, este gobierno puede convertirse en una evidencia contundente de que es posible producir desabastecimientos masivos en presencia de una lluvia de petrodólares y con cientos de miles de toneladas de alimentos descompuestos. Todo ello por una falla global de la democracia en el país, de la cual es responsable total el actual gobierno..

En 1998 Amartya Sen obtuvo el Premio Nobel de Economía, entre otras cosas, por analizar con precisión la relación entre democracia y hambrunas. A través del examen de varios ejemplos de hambrunas, Sen concluyó que los gobiernos democráticos tienen capacidades para evitar tales calamidades. Los gobiernos no democráticos tienen más probabilidades de sufrir crisis en sus políticas de alimentación. Las razones son bastante sencillas.

Sen señala que las hambrunas se producen cuando las sociedades presentan estas dos condiciones: (1) no pueden producir alimentos en suficiente cantidad, y (2) no se pueden comprar alimentos por las distorsiones entre los precios y el ingreso de las familias. En otras palabras, es posible que usted tenga los recursos, pero ello no es garantía de que los pueda conseguir. Las distorsiones entre los precios de los productos y el poder real de compra de la población es lo que determinará si efectivamente hay acceso a los alimentos.

Es nuestro caso que el gobierno actual se las ha arreglado para que los venezolanos cumplamos con las dos condiciones anteriores. La caída de la producción de la gran mayoría de los rubros agrícolas está suficientemente documentada. También es evidente que el aumento de la inflación limita el poder de compra de los ciudadanos. Menos ingresos, menos alimentos. Y si a eso le sumamos que no existen adecuados programas nutricionales, las consecuencias son terribles.

Lo que no había visto Sen era un país petrolero que acaba con el agro y luego destroza la economía, y es capaz de comprar cientos de miles de toneladas de alimentos importados. En el camino estatiza los puertos, pone a la empresa petrolera a comprar y vender alimentos, y a generar toda una burocracia dependiente de los petrodólares para repartir alimentos importados. Pero resulta que lo hacen con tal incompetencia que esas cientos de miles de toneladas se terminan pudriendo en el fiasco conocido como “Pudreval”.

Todo eso pasa con 25% de los niños en las escuelas con desnutrición, y entrando en una nueva fase de desabastecimiento. Sin controles de ningún tipo, sin ningún responsable, con la política gatopardiana de cambiar nombres. El gobierno actual demostró que las autocracias petroleras también producen hambre. Seguro el profesor Sen no pensó nunca que se podía llegar tan lejos.

Politemas, Tal Cual, 7 de julio de 2010

Mintiendo con las Metas del Milenio

Dicen que sólo se necesita mentir una vez para perder la credibilidad. Si lo anterior es correcto, el actual gobierno debe ser uno de los menos creíbles en el mundo. No tiene ningún empacho para decir la mayor cantidad de “cobas” por cadena. Quizás con la confianza de que nadie se va a tomar la tarea de leer los informes oficiales, esos que son utilizados por el Presidente de la República para decir cosas que sencillamente no son. Que representan manipulaciones y mentiras, así de simple.

Una de las últimas tiene que ver con las Metas del Milenio. Esas que el gobierno olvida consuetudinariamente, que no aparecen en sus planes ni presupuestos. Pero cuando se acerca la campaña electoral, “casualmente” aparece una publicación sobre ellas. La publicación fue elaborada por el INE y tiene información hasta el año 2009. El informe fue anunciado por el propio Presidente en una de sus cadenas de hace pocas semanas. Con su presentación se indicó también que la campaña electoral sería dedicada a “difundir los logros del gobierno” y el “cumplimiento” de todas las Metas del Milenio. Unos días después, el Presidente indicó que visitaría todas las poblaciones del país para informar sobre los grandes éxitos del gobierno en política social.

Tal parece que el Presidente se dedicará entonces a repetir mentiras. Esa es la impresión que queda luego de revisar el informe “Siguiendo las Metas del Milenio”. Quizás sea por eso que no aparece en todo el texto ningún mensaje del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Venezuela. Recordemos que en el informe del año 2005 la publicación fue presentada por el PNUD-Venezuela. Llamativo.

Sólo para muestra tomemos dos botones. El Presidente dice que ya el gobierno cumplió con todas las Metas. No dijo, tal como corrobora el informe, que la tasa de mortalidad infantil es 13,9 muertes por 1000 nacidos vivos, muy superior a los 8,5 que es la meta aceptada. El informe simplemente dice que estamos “en camino”. Pero eso contradice el supuesto cumplimiento tan cacareado por el líder de la “revolución”. También miente el Presidente en el caso de la mortalidad materna. En este caso la reducción debería acercarse al 75% con respecto al valor de 1990. Pues, es el caso que Venezuela apenas ha reducido la mortalidad materna en menos de 4%.

Las mentiras presidenciales contradicen lo que expresa el informe del INE. Dicho de otra manera, lo que dice el Presidente no tiene asidero en la propia información oficial. Nuevamente se utiliza el poder que controla cadenas y mensajes para mentir. Quizás por aquello de que algunos sectores creerán ciegamente. Quizás el Presidente se niega a creer que para una mayoría creciente del país todo lo que él dice es por definición mentira. Ha creado su propio mundo de mentiras. Son sus mentiras del Milenio.

Politemas, Tal Cual, 30 de junio de 2010

Asamblea del descaro

El país ya tiene varias semanas conociendo de las decenas de miles de toneladas de alimentos que se han perdido, vale decir, podrido, en varios puertos nacionales. Comida perdida luego de once años de la llamada “revolución bonita”. Incluso si en el país no hubiera ningún caso de desnutrición, la pérdida de tal cantidad de alimentos sería un delito de incalculables proporciones. Es el caso que todo esto sucede con 20% de niños desnutridos entre dos y seis años, según lo testimonian las cifras del Ministerio de Finanzas y Planificación.

Tal ha sido la magnitud de la conmoción nacional, que la Contraloría General de la República ha anunciado que hará una investigación. Ya eso son palabras mayores. Para una institución que se ha ocupado fundamentalmente de inhabilitar a adversarios políticos, ya es bastante que asome una intención de averiguar. Otra cosa será ver los resultados.

En este episodio tan lamentable se oye un silencio atronador. En la Asamblea Nacional, poder público que por excelencia debe velar por los intereses concretos de los venezolanos, no se ha oído ninguna voz que haya planteado una inmediata averiguación. Si hemos sabido de la Asamblea Nacional, ha sido para informar que se negó la interpelación de los funcionarios responsables.

La revisión del sitio web de la Asamblea Nacional no deja ninguna duda. No aparece ninguna mención de una situación que compromete la calidad de vida de los venezolanos, y que demuestra con mucha claridad que el manejo de los dineros públicos es hoy en día terreno fértil para cualquier cantidad de irregularidades y faltas a la transparencia administrativa.

Lo que si ha requerido la atención de la Asamblea Nacional, es la seguridad de las delegaciones que participan en el Mundial de Softball, o la conmemoración de los 184 años del Congreso Anfictiónico de Panamá, o la muestra fotográfica de la Agencia Venezolana de Noticias, o la supuesta manipulación de la noticia sobre pollos dañados en Cumaná. Para la Asamblea Nacional todas las noticias anteriores superan la importancia de la pérdida monumental de alimentos y de sus consecuencias para la vida de los venezolanos,

No podría ser de otra manera. La Asamblea Nacional está completamente dominada por el Ejecutivo Nacional. Ha dejado de ejercer todas las atribuciones señaladas en el texto constitucional. No existe mayor interés en promover actividades parlamentarias que redunden en beneficios concretos para los ciudadanos. Es por ello que las elecciones del 26 de septiembre constituyen una coyuntura de excepcional importancia. Ese día los venezolanos meteremos nuevamente a la gente en la agenda del parlamento. Los votos de los venezolanos contribuirán para que cese la Asamblea del descaro. La fecha está más cerca cada día.

Politemas, Tal Cual, 23 de junio de 2010

Destructor de empleos

El gobierno del Presidente Chávez aspira que los venezolanos tengan un solo patrono, el Estado. La secuencia de estatizaciones que se han producido en los últimos años, junto con las declaraciones de los últimos días, no dejan dudas. El sueño del exacerbado estatismo es una sociedad en donde el Estado sea el único garante del empleo de los ciudadanos.

La “revolución bonita” no se caracteriza justamente por promover el empleo productivo. No ha sido nunca así. El ejercicio del poder en los últimos once años ha procurado, más que el desarrollo de nuestra capacidad productiva, la acumulación progresiva del poder económico desde el Estado. Podríamos decir que una fase más agresiva del Petroestado que hemos conocido en otras épocas de nuestra historia.

El aumento de la presencia del Estado en la actividad económica fue favorecido por la ingente cantidad de recursos del boom del período 2004-2008. Grandes empresas fueron traspasadas a la esfera pública. En algunas de ellas se retornó al estatus público que había sido modificado en la década de los noventa. Todo ello significó, según las propias fuentes oficiales, la duplicación del empleo en el sector público en los últimos once años. En muchas de estas empresas los sindicatos fueron activos promotores de las estatizaciones. Ahora están viendo las cosas desde otra perspectiva.

La recesión económica que sufrimos desde hace más de un año, hizo suponer que los recursos fiscales para la cancelación de las expropiaciones eran mucho menores, y en consecuencia el gobierno desistiría por un tiempo de esta práctica. Ese no ha sido el resultado. El gobierno ha proseguido con las estatizaciones. No sólo las anuncia, también las concreta. Muchas de ellas no las formaliza porque no cuenta con los recursos. Sin embargo, ese no el punto central. Para el gobierno estatizar no es un problema de viabilidad económica, es una expresión ideológica. Se trata de demostrar que se está en progresivo control de la sociedad. Los ingresos del petróleo se encargarán del resto.

Lo que no ha estado en la ecuación del gobierno, es que para esos trabajadores que ahora están en empresas estatizadas, la realidad es muy distante de la visión oficial. Las empresas estatizadas son grandes demostraciones de improductividad, de reducción de beneficios de los trabajadores, de pérdidas inmensas de inversión. Si a ellos sumamos el deterioro de la productividad de los trabajadores venezolanos que se ha experimentado en el actual gobierno, es evidente que la “revolución” tiene muchos problemas para convencer de que esa es la vía para el bienestar. El actual gobierno no sólo reduce las condiciones de trabajo en las empresas públicas, también promueve restricciones para la creación de nuevos empleos. Otra forma de decir que la “revolución” es insostenible.

Politemas, Tal Cual, 16 de junio de 2010