viernes, 30 de octubre de 2020

¿Cómo puede ser la post-pandemia?

La evolución de covid-19 ha marcado la vida en el planeta. Todas las sociedades, independientemente de los rasgos culturales, sociales, políticos, han sido afectadas por la evolución de la pandemia. Casi un año después de la aparición de los primeros casos en Wuhan, China, la situación dista mucho de estar controlada. El aumento de casos en todos los países de Europa y Estados Unidos en las últimas semanas, junto con la continuación del descontrol en la gran mayoría de los países de América Latina, son muestras contundentes de que la situación puede seguir complicada en los próximos meses. 

En enero de este año, tal como es costumbre, el Foro Económico Mundial publicó el análisis de los riesgos mundiales para 2020. Las menciones sobre “pandemias” se concentraban en los riesgos señalados para los años 2007 y 2008. Otras menciones más recientes en el documento estaban relacionadas con las dificultades en la elaboración de vacunas. y con la creciente importancia de la resistencia a los medicamentos en el tratamiento de enfermedades infecciosas. 

El mencionado reporte sí hacía referencia a la publicación el pasado año del informe elaborado por el Nuclear Threat Initiative y la Universidad Johns Hopkins, sobre la evaluación de las capacidades de los países para enfrentar riesgos biológicos (como, por ejemplo, una pandemia). Se señaló, tal como fue una de las conclusiones de ese reporte, que ningún país del mundo estaba completamente preparado para hacer frente a una pandemia. También se destacaba el aumento de la vulnerabilidad ante los impactos sociales y económicos de las crisis generadas por enfermedades infecciosas. 

Por supuesto nadie podía imaginar que en el momento que se publicaba este reporte del Foro Económico Mundial, ya se habían registrado los primeros casos de la neumonía atípica que luego sería conocida como manifestación de covid-19. En el transcurso de estos diez meses, el número de casos no ha dejado de aumentar. A la fecha se han registrado poco más de 43 millones de casos, y 1,2 millones de fallecimientos. Todo ello en un contexto de alteración profunda de la vida social y económica en todo el mundo. 

El hecho de que no exista certeza en estos momentos sobre las alternativas para enfrentar de manera definitiva la enfermedad, requiere un esfuerzo por visualizar las consecuencias de la pandemia en los próximos meses. A menos que alguna (o algunas) de las vacunas que están en prueba resulte efectiva, las estrategias para el control son las que ya están disponibles. Incluso con la aprobación de la vacuna contra el covid-19, la administración a los miles de millones de personas que la requerirían es un proceso que no será fácil de realizar de manera expedita. 

Con el propósito de explorar las tendencias previsibles en el contexto de la pandemia, el Foro Económico Mundial acaba de publicar un reporte que condensa los resultados de una consulta con economistas jefes de los ámbitos públicos y privados a escala global. La mayoría de ellos considera que los niveles de actividad económica de los países de ingresos medianos y bajos volverán a los niveles pre-pandemia en la segunda mitad de 2022 (en dos años). En el caso de los países de altos ingresos, la recuperación se produciría en la primera mitad de 2022. La mitad de los entrevistados consideró que, en los próximos 18 meses, los países de ingresos bajos no podrán pagar las deudas adquiridas. También la mayoría de los consultados indicó que los niveles de calidad de empleo no serán comparables con los que se tenían antes de la pandemia. La inmensa mayoría también señaló que es débil el progreso de los gobiernos en la implementación de medidas multidimensionales de progreso económico, más allá de la medición tradicional del PIB. 

De acuerdo con lo anterior, las perspectivas para el año 2021 no pueden ser más complicadas. Los impactos del descontrol de la pandemia se ampliarán en los próximos meses en la medida que los países no sean efectivos en la utilización de las opciones disponibles. Habría que agregar los efectos sociales y económicos, especialmente el desgaste de las familias y las restricciones de la actividad productiva. En América Latina, muchos países ya han sobrepasado los ochos meses de evolución de la pandemia, sin haber alcanzado el control. La gran interrogante está relacionada con la visión que tienen los gobiernos de la región sobre estos escenarios. O si solo están esperando que sucedan eventos extraordinarios que mejoren la situación. Ojalá puedan identificar cursos alternativos exitosos en las pocas semanas que quedan de 2020. 

Politemas, Tal Cual, 28 de octubre de 2020

sábado, 24 de octubre de 2020

¿Cómo estimar el impacto de la pandemia?

Luego de ocho meses de pandemia, quedan muy pocas dudas de que ha sido un evento único para los sistemas de salud de América Latina. En la pandemia de 1918, solo un país de la región contaba con un ministerio a cargo de la salud. Es decir, para la gran mayoría de los ministerios, la pandemia de covid-19 en 2020 ha sido el evento de mayor impacto en toda su historia, en términos de personas infectadas y fallecidas, así como de las exigencias técnicas y políticas a las cuales han estado sometidos. 

Una de las grandes preguntas que deben responderse está relacionada con el impacto que tiene la pandemia para las condiciones actuales y futuras de los sistemas de salud de la región. Se pueden distinguir, al menos, los efectos de corto, y mediano plazo. 

Con respecto a los primeros, el desarrollo de las tecnologías de la información y la Internet han influido en la generación de modalidades de seguimiento que favorecen seguir, prácticamente en tiempo real, el diagnóstico de casos y el reporte de fallecimientos. El concurso de instituciones de investigación ha permitido la generación de aplicaciones y metodologías que han facilitado datos y análisis para la toma de decisiones a escala global. En muchos países, estas alternativas también han permitido contar con información en ámbitos nacionales, pero también en niveles subnacionales y locales. Todo este cúmulo de información ha sido transmitido a personas, organizaciones y medios de comunicación, promoviendo el conocimiento de la enfermedad y previniendo a las poblaciones sobre el desarrollo de la pandemia. 

A pesar de ello, para muchos aspectos no se dispone de información detallada en la actualidad. Por ejemplo, en muchos países de América Latina no está disponible fácilmente la información desagregada sobre el número de casos en localidades o regiones. Siendo que la pandemia es un proceso netamente local, la ausencia de esta información impide que los organismos responsables puedan diseñar las mejores alternativas de acción. Por otra parte, en algunos países no se cuenta con los mecanismos de reporte de diagnóstico de manera expedita y con la calidad requerida para realizar comparaciones internacionales. 

El subregistro de casos puede ser de tal magnitud en muchos países, que las decisiones para el control de la pandemia no se correspondan con las condiciones concretas, especialmente en localidades alejadas o con menor acceso a servicios y recursos. Tampoco es uniforme la información de los pacientes que requieren hospitalización, por ejemplo, con respecto a la duración de los síntomas, las complicaciones, los tratamientos recibidos, entre otros datos básicos. Estos aspectos son de especial importancia para estimar los requerimientos de atención de estos pacientes en el corto plazo. 

En el nivel de gestión de los sistemas de salud, la ausencia de información comparada es notoria. Por ejemplo, sería ideal disponer de los datos sobre las asignaciones presupuestarias que se ha realizado en estos últimos meses, al menos en los ministerios de salud. Esto permitiría conocer las prioridades en el gasto, así como la comparación con lo previsto a principios de año. De esta manera se tendría mejor idea de los recursos fiscales que debieron utilizarse, y las implicaciones que tendrán para el próximo año. Estas comparaciones, en el estado actual de los sistemas de información de muchos de los gobiernos de la región, son prácticamente imposibles. 

A lo anterior deben agregarse las dificultades para conocer el efecto que ha tenido la pandemia en la disminución de los servicios que se prestan en los centros de salud. Por ejemplo, es fundamental estimar cómo ha variado la realización de consultas preventivas, curativas, y de rehabilitación, así como las cirugías electivas. En muy pocos países de la región existen los sistemas de información que permitan conocer estas variaciones en el año 2020. 

En cuanto al mediano plazo, tres aspectos pueden ilustrar las dificultades. En primer lugar, está el efecto en otras enfermedades infecciosas (por ejemplo, malaria, dengue, solo por citar dos de ellas). Es previsible que la demanda de servicios para atender a los pacientes por covid-19 haya impedido la atención cabal a los programas de control de estas enfermedades. Un segundo aspecto es la variación de la mortalidad, esto es, el exceso con respecto a la situación previa a la pandemia. En muchos países de la región el retraso de los sistemas de información de mortalidad es notable, de manera que estas variaciones se conocerán solo dentro de varios años. El tercer aspecto lo constituye la estimación de las secuelas de las personas infectadas. Se puede inferir que, si existe un subregistro de casos y dificultades para el seguimiento de pacientes hospitalizados, la verdadera dimensión de las secuelas será muy difícil de obtener. 

Todo lo anterior indica que a la par que se desenvuelven las restricciones actuales de la pandemia en la gestión de los servicios de salud, también están operando efectos que se prolongarán en los próximos años. Para enfrentar estas situaciones, los sistemas de salud deberán realizar cambios urgentes en los sistemas de información, y al mismo tiempo mejorar las capacidades de análisis y prospectiva. En ambas áreas el desempeño de los sistemas de salud de la región ha sido tradicionalmente insatisfactorio. La pandemia lo ha hecho más evidente.

Politemas, Tal Cual, 21 de octubre de 2020

martes, 20 de octubre de 2020

América Latina: la región más afectada por la pandemia

Informes recientes del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI) caracterizan en cierta medida los efectos de la pandemia en América Latina. El informe del Banco Mundial señala que la región es la más afectada por covid-19. Estos efectos se expresan, en primer lugar, en el alto número de personas enfermas y fallecidas, y también en la caída de la actividad económica de los países y la consiguiente reducción en el ingreso de las familias. 

Las consecuencias para el financiamiento de los servicios sociales, y en particular, para los sistemas de salud son extraordinarias. La región padece, sin dudas, la peor crisis social y económica que se pueda recordar. Sin escenarios previsibles de cambios en el futuro inmediato, la crisis se convierte en una tremenda exigencia para el diseño de políticas públicas alternativas. 

Las posibilidades para enfrentar estas urgencias están vinculadas con la capacidad de respuesta de las economías. Los recursos disponibles en lo que queda del año 2020 y a principios de 2021 son fundamentales para sufragar los gastos de los sistemas de salud y los mecanismos de financiamiento de personas y empresas para atenuar los efectos de la pandemia. El presidente del Banco Mundial ha llegado a caracterizar la situación como “depresión económica”. 

Mientras no existan opciones para prevenir efectivamente la enfermedad, los países deberán mantener las medidas de salud pública, que en muchos casos no han sido tan efectivas como era deseable. Visto que la pandemia se acerca a los nueve meses de evolución, pareciera bastante evidente que la dimensión del impacto económico será una referencia relevante para estimar las respuestas de los países. 

El año 2019, según el FMI, ya había sido un año de bajo crecimiento económico en el conjunto de la región. Varios países habían experimentado reducciones del crecimiento (Argentina, Haití, México, Nicaragua, Paraguay, y Venezuela). La mayor caída fue la de Venezuela (35%). El promedio del crecimiento en los países, de hecho, fue negativo (el año 2018 había sido positivo). Es decir, las tendencias de desaceleración eran notorias. 

Este es el contexto en el que cual se inicia la pandemia. Las estimaciones del FMI, difundidas hace pocos días, indican que en 2020 todas las economías de América Latina decrecerán. La más afectada será Venezuela con una caída de 25%, pero otras como Argentina, Ecuador, Perú, tendrán reducciones superiores al 10%. La menos afectada será la economía de Guatemala (solo 2%). 

La pandemia por covid-19 significará que 2020 será el primer año de decrecimiento económico en varios países de la región en mucho tiempo. En Guatemala será el primer año de crecimiento negativo desde 1985 (34 años). En Bolivia será el primero en 33 años, en Panamá en 31. En los casos de Perú, Honduras, y Colombia, la pandemia pone fin a 20 años o más de crecimiento ininterrumpido. A la caída económica deben sumarse los desajustes en las finanzas públicas y en los recursos disponibles para los servicios sociales, y de manera especial, para los sistemas de salud. 

En la evolución prevista por el FMI, todos los países de la región recuperarán el crecimiento económico en 2021. De acuerdo con estas estimaciones Perú será el país que alcance la mayor tasa de crecimiento en 2021 (7,2%), seguido por Bolivia y Paraguay. Solo dos países de la región continuarán en recesión en 2021 (Nicaragua y Venezuela). 

Más complicado es estimar los efectos en caso de que los sistemas de salud continúen confrontando las restricciones para el control de la pandemia. A mediados de octubre de 2020, siete países siguen registrando diariamente más de 100 casos nuevos de covid-19 por millón de habitantes (entre ellos se encuentran Brasil, Argentina, Colombia, y Perú). Y mucho más difícil es tener previsiones sobre el impacto de mediano plazo en las coberturas de los sistemas de salud en la región. Es bastante evidente que los efectos se prolongarán en los próximos meses, aumentando el daño y las restricciones al bienestar en América Latina.

Politemas, Tal Cual, 14 de octubre de 2020