Cada día que pasa se complica más la situación general en el país. Venezuela padece en este momento la confluencia de tres shocks: político, económico y social. Nunca antes los venezolanos habíamos estado expuestos a una circunstancia de esta naturaleza. Es muy claro que el actual gobierno no tiene la visión ni las competencias para acertar con las políticas que incorporen los correctivos necesarios. Cada día que pase sin que se tomen medidas, hace más complicado la implementación de las soluciones y aumenta la complejidad de los efectos.
Es prioritario, entonces, explorar lo que ha pasado en otros países, para aprender de esas situaciones y estimar los efectos previsibles. Lo cual es otra manera de ilustrar la necesidad de actuar con celeridad. El riesgo de hiperinflación de Venezuela ya está en todos los corrillos políticos y técnicos, dentro y fuera del país. De manera que no hace mucho bien tratar de ocultar esa posibilidad.
La hiperinflación ha sido experimentada en los siguientes países de América Latina: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Nicaragua y Perú (aplicando el criterio de aumento de precios igual o superior a 50% mensual). Solo en los casos de Brasil, Bolivia, y Perú, están disponibles los datos para analizar el efecto de esos procesos en la capacidad adquisitiva de los ciudadanos.
La hiperinflación de Brasil ocurrió entre finales de 1989 y principios de 1990. Sin embargo, la tasa de inflación de Brasil fue superior a 100% anual desde 1981 hasta 1994. A pesar de ello, debido a que la economía tuvo crecimiento económico positivo en ese período, y a que la magnitud de la tasa de inflación no fue tan alta (comparada con los casos de Bolivia y Perú), en Brasil la reducción del poder adquisitivo (expresados en poder de compra en dólares internacionales) fue 1% (entre 1989 y 1990).
En los casos de Bolivia y Perú, la intensidad de la hiperinflación fue muy grande y en períodos relativamente más cortos. En Bolivia la reducción del poder adquisitivo per cápita entre 1981 y 1986 fue 4,3%. En Perú se produjo una reducción mucho mayor (19,3%) entre 1987 y 1991. Esta reducción es la mayor reportada en los países con hiperinflación y datos disponibles en América Latina.
En Venezuela, de acuerdo con las estimaciones del FMI, incluyendo los años con tasas de inflación mayores a 100%, entre 2015 y 2018, la reducción del poder adquisitivo per cápita estimado podría llegar a ser 20,3%, esto es, el mayor empobrecimiento en procesos hiperinflacionarios en América Latina. Este es el daño que hay que evitar.
Para impedir este daño a los venezolanos se requiere una transformación sustantiva del país. Y ello pasa, en primer lugar, por la sustitución del actual gobierno de acuerdo con los procedimientos establecidos en la Constitución. No hay ninguna duda de que con el actual gobierno solo podemos esperar más destrucción. Los cambios requeridos pasan por desarrollar un Estado funcional y un mercado funcional. Es la tarea de los tiempos.
Politemas, Tal Cual, 27 de abril de 2016