Dado el bajo desempeño que ha tenido el control de la pandemia de covid-19 en América Latina, lo más previsible es que continúe siendo el mayor problema de los sistemas de salud de la región en los próximos años. Sin embargo, concentrar únicamente la atención en el control de la pandemia también puede complicar aún más la afectación en las condiciones de salud de los latinoamericanos.
Para enfrentar el impacto de la pandemia en la región, el primer paso es tener información sobre los efectos. Se puede anticipar que el hecho de que los sistemas de salud hayan focalizado la atención en la pandemia, ha traído como consecuencia que otras áreas hayan recibido menos prioridad. Se pueda estimar que existirán disminuciones en las coberturas de otras vacunaciones, demoras en la realización de intervenciones quirúrgicas, reducción en la realización de campaña de despistaje de enfermedades como hipertensión arterial, diabetes, y cáncer, entre otros aspectos.
De allí que una primera tarea es conocer cuáles eran las brechas de atención antes de comenzar la pandemia. El objetivo en este caso es establecer la situación previa. Se espera que, a mayor tardanza en controlar la pandemia, la brecha con respecto a esta situación inicial aumentará de manera significativa. Por ello es conveniente caracterizar las dimensiones de esta brecha.
Lamentablemente, la información disponible, al menos la que se encuentra en el sitio web de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), no permite, al día de hoy, tener un balance al año 2019 (año previo a la pandemia). Para muchos de los indicadores de los países de América Latina, el último año con información es 2017. Por ejemplo, el porcentaje de niños con bajo peso al nacer para ese año solo se reporta para 8 países (de 20 en total en la región). Los casos de malaria solo están disponibles para tres países, la cobertura de atención prenatal para ocho países. La cobertura de inmunizaciones si está reportada para la gran mayoría de los países, pero también el último año con información es 2017. Con respecto a la tasa de mortalidad infantil, se encuentra reportada para seis países en 2017, y la mortalidad materna para siete países en el mismo año. El número de personas con aumento en la glicemia fue reportado por última vez en 2014, y con aumento en la tensión arterial en 2015.
Es de suponer que también la pandemia ha afectado la realización de las actividades ordinarias de seguimiento y recopilación de datos en los servicios de salud de los países. De tal manera que es previsible que también exista un mayor rezago en la actualización de las series históricas, en la revisión respectiva, y en la publicación. Si la última información disponible en la actualidad corresponde a la de cuatro años atrás, es fácil imaginar que a este ritmo el impacto de la pandemia en la situación general de los servicios será conocida en detalle dentro de varios años.
Esta diferencia entre la rutina administrativa para el procesamiento y difusión de datos, fundamentales para el diseño de mejores políticas de salud, y la urgencia para enfrentar la severidad de la pandemia, requiere entonces modalidades innovadoras para estimar con mayor precisión estos efectos. Una vía para ello es la realización de encuestas de hogares por muestreo que cubran toda la población, y que tengan un método adecuado para discriminar las situaciones por niveles administrativos. La realización de encuestas regulares de este tipo puede complementar la obtención de datos provenientes de fuentes administrativas ordinarias. Por otra parte, estas encuestas son de gran valor para especificar las características de la protección financiera y la cobertura de los servicios de salud, los cuales son dos de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2030).
En este último aspecto también América Latina muestra un rezago significativo en la generación de información. En la base de datos desarrollada por el Banco Mundial para incluir encuestas de hogares por muestreo concentradas en servicios de salud, la información disponible en muchos países de la región tiene un retraso significativo. En la mayoría de los países de la región solo se han realizado una o dos encuestas de este tipo en un período de más de veinte años. La encuesta más reciente disponible es de 2016.
Es por ello que América Latina (puede decirse que en todos los países), enfrenta una doble restricción en los sistemas de salud de la región. Por una parte, el severo efecto que ha tenido la pandemia, lo cual es bastante notorio al comparar los casos y fallecimientos con otras regiones del mundo. Y por la otra, la ausencia de información para la toma de decisiones para atender las brechas de servicios generadas por la pandemia, pero también para acometer los retos involucrados en la cobertura universal de salud que se debe alcanzar en 2030. Resulta de especial relevancia que en todos los países de la región se realicen encuestas anuales que permitan monitorear las políticas de salud de los próximos años. Mientras no se incorpore esta rutina de seguimiento y medición, las políticas de salud en la región no contarán con los mecanismos para mejorar sistemáticamente. La consecuencia directa será una mayor afectación de las condiciones de salud de los latinoamericanos.
Politemas, Tal Cual, 21 de julio de 2021
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