La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado en su sitio web los datos del gasto en salud correspondientes a 2014. La base de datos de la OMS es la más amplia para realizar el seguimiento de las asignaciones de recursos en todos los países del mundo. La información está disponible desde 1995. Dentro de los indicadores incluidos se encuentra el gasto de bolsillo con respecto al gasto total en el sistema de salud. El gasto de bolsillo es el que realizan las personas o familias para sufragar las tarifas de cualquier servicio que requieran en los servicios de salud.
En la medida que el porcentaje de gasto de bolsillo aumente, significa que las personas o familias deben asignar más recursos provenientes de sus propios ingresos para tener acceso a los servicios de salud. Por esta razón el rol de Estado es fundamental para garantizar la equidad del sistema. Y la forma de intervenir el Estado es justamente asignando recursos a través de seguros nacionales, financiados con recursos públicos, muchas veces solamente de origen fiscal, y otras veces como combinación de recursos fiscales y contribuciones de las personas que cotizan a la seguridad social.
Dicho de otra manera, el porcentaje de gasto de bolsillo es un indicador de la capacidad de los gobiernos para incidir sobre la equidad del sistema de salud. En aquellos países donde el gasto de bolsillo en salud sea alto, tendrán mayor exclusión y generarán mayores desigualdades en el acceso a los servicios. En sentido contrario, en aquellos países donde el gasto de bolsillo en salud sea bajo, la población tendrá menos desigualdades en ese acceso.
Los datos de 2014 indican que nuevamente Venezuela es el país con el mayor porcentaje de gasto de bolsillo en América. Exactamente, el 64% de todos los recursos del sistema de salud en el año 2014 fueron aportados por las personas, literalmente los tuvieron que sacar de sus bolsillos. Venezuela es hoy, en consecuencia, el país con la mayor inequidad en el acceso a servicios de salud en toda América. De hecho, en el tiempo transcurrido durante la gestión del actual gobierno se ha producido la mayor privatización de la salud en América en el Siglo XXI. Esta situación contrasta con lo experimentado en países como Colombia y Uruguay, los cuales tienen el menor gasto de bolsillo (cerca de 15%, compatible con el de los países desarrollados), sin incluir Cuba en la comparación.
El fracaso de las políticas de salud implementadas por el gobierno actual no está relacionado solamente con el efecto en el desempeño de los servicios (aumento de las epidemias, aumento de las tasas de mortalidad, falta de insumos y medicamentos, éxodo de recursos humanos, deterioro de ambulatorios y hospitales), lo cual es absolutamente evidente. También es de gravedad la orientación estructural en el financiamiento. Es decir, el actual gobierno ha dirigido al sistema de salud del país en la dirección contraria de lo que hoy se concibe como un sistema moderno y de cobertura universal. Es sin dudas, la peor gestión de salud en América.
Politemas, Tal Cual, 23 de noviembre de 2016
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