Luego de cuatro meses del inicio de la pandemia en América Latina, la gran mayoría de los países no ha logrado el control. Esto significa que los negativos efectos económicos y sociales tienen ya el doble de la duración que en los países asiáticos y europeos. En la medida que los trastornos causados por la pandemia se prolonguen, las dificultades de recuperación serán mayores. Al día de hoy, el conjunto de los países de la región registra cerca del 20% de los casos reportados a escala global.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto como uno de los criterios para establecer el control de la pandemia, que debe verificarse la reducción sistemática del número de nuevos casos diarios de covid-19 en los 21 días siguientes al que se haya registrado el mayor número de casos. Esta reducción debe ser al menos de 50% de los casos. Al día 8 de junio, la gran mayoría de los países (16/20) ha registrado el mayor número de casos en una fecha muy reciente, de manera que no se cumplen los 21 días requeridos. Un caso significativo es el de Costa Rica, al registrar el 4 de junio un nuevo número máximo de casos, casi dos meses después del anterior registro.
Los cuatro países restantes (Cuba, Ecuador, Uruguay, Paraguay), aunque cumplen con el número de días requeridos, no reportan la reducción sostenida. En Cuba, que había alcanzado el número máximo de casos el 3 de mayo, se han registrado aumentos de casos en la última semana hasta el punto que ya no cumple con el 50% de disminución requerida. En igual situación se encuentra Ecuador. En Uruguay, el número máximo de casos se registró el 30 de marzo. Sin embargo, el 26 de mayo reportó un número de casos que es superior al número equivalente al 50% de la reducción requerida. En Paraguay, aunque no se ha superado en días recientes el 50% señalado, la tendencia de casos no es a la reducción sostenida. De manera que, a efectos prácticos a la fecha, los países que están más cerca de controlar la pandemia son Uruguay y Paraguay.
Revisar la experiencia internacional puede ilustrar las características de las políticas exitosas para el control de la pandemia. En el primer grupo de características están aquellas que son externas al sistema de salud, especialmente las de índole político y económico. En el segundo grupo, están las características relacionadas con el sistema de salud, a saber: (1) la situación institucional de base, (2) la capacidad instalada para enfrentar situaciones de emergencia epidemiológica, (3) la preparación hasta el momento de reportar el primer caso de covid-19, y (4) la gestión de las políticas aplicadas durante la pandemia. Para realizar la comparación se toma como referencia a Corea del Sur y luego se analizan uno de los países de la región que está más cerca del control (Uruguay).
Con respecto a las características externas al sistema de salud, una diferencia notable entre Corea del Sur y Uruguay es el nivel de complejidad económica. Sin embargo, en lo que respecta a la vulnerabilidad del empleo, factor crítico para garantizar el distanciamiento social, la diferencia entre ambos países no es tan grande, especialmente si se compara con otros países de la región que tienen mayor proporción de personas en la economía informal.
Con respecto a la primera característica del sistema de salud (situación institucional de base), Uruguay tiene ventajas en comparación con Corea del Sur, en tanto el financiamiento público tiene una mayor proporción, con lo cual también es mayor la protección financiera. Con respecto a la segunda característica (capacidad instalada para enfrentar emergencias epidemiológicas), Corea del Sur fue clasificada en el lugar número 9 mientras Uruguay ocupó el lugar 81 sobre el total de países incluidos en el Índice Global de Seguridad en Salud (IGSS).
El hecho de que ambos países hayan sido efectivos en el control, indica que las diferencias señaladas con respecto a las características anteriores, pudieron ser reducidas, especialmente por Uruguay, con la implementación de políticas específicas en la pandemia. Por supuesto, otros países de la región no están la misma situación que Uruguay, lo cual indica que requieren mayor efectividad de las políticas, porque resolver las diferencias más estructurales no es posible en el corto plazo. Justamente un ejemplo de este aspecto es que Paraguay también ha tenido éxito en el control, a pesar de las notables diferencias estructurales con Uruguay.
El examen de las políticas seguidas por Corea del Sur refleja dos rasgos significativos: gradualidad y anticipación. Para ello se toma como referencia la información contenida en la base de datos de la Escuela de Gobierno Blavatnik de la Universidad de Oxford, especialmente el Índice Rigurosidad de Políticas (IRP). Corea del Sur inició las primeras intervenciones para el control una semana después del registro del primer caso. El monitoreo de los casos permitió incrementar progresivamente la rigurosidad tratando de que no fuera muy alta (para evitar impactos negativos en el sistema productivo). Es por ello que se implementan gradualmente las siguientes intervenciones: cierre de escuelas, suspensión de reuniones públicas (al mes del primer caso), confinamiento recomendado (no obligatorio). De tal manera que el IRP durante los días de mayor número de casos diarios se mantuvo en un nivel intermedio (50, sobre un máximo de 100). Sin embargo, cuando se registró un aumento de casos, luego de la fase más crítica, se elevó sustancialmente la rigurosidad hasta 80. Cuando se requirió disminuir la rigurosidad al haber detectado los contactos de los casos, también se hizo gradualmente. En el caso de Uruguay, el IRP alcanzó una medida también intermedia, pero en un plazo más rápido, con lo cual no hubo posibilidad de minimizar los efectos negativos de la rigurosidad. También en Uruguay el IRP se mantuvo más tiempo sin ajustes, lo cual indica que quizás prevaleció el criterio de reducir riesgos, sin consideración de los efectos negativos de la rigurosidad.
Tanto Corea del Sur como Uruguay aplicaron intervenciones con rigurosidad intermedia. Sin embargo, en el caso de Corea del Sur fueron más graduales, demostrativo de que existe una mayor precisión institucional para implementar los ajustes. Este aspecto puede estar relacionado con el menor número de casos de covid-19 por población en Corea del Sur.
Por todo lo anterior, entre los factores que más han influido en que los países no hayan controlado la pandemia se pueden señalar: (1) la composición del mercado laboral que impide alcanzar altos niveles de distanciamiento social, y (2) las dificultades para ajustar políticas, por lo cual se establecieron de entrada altos niveles de rigurosidad que no se han podido revertir hasta la fecha.
El hecho de que tanto Paraguay como Uruguay hayan sido efectivos, indica que la implementación de políticas puede subsanar las limitaciones más estructurales (siempre y cuando, por supuesto, existan los recursos institucionales y de financiamiento). En este contexto, los países que no han logrado el control requieren a la brevedad: (1) proteger el ingreso de las personas en el mercado informal y los desempleados (al menos en un monto equivalente al 100% del salario promedio), (2) implementar adecuados mecanismos para garantizar el cumplimiento de las medidas de distanciamiento social, y (3) identificar las intervenciones en las cuales se puede reducir la rigurosidad con el propósito de aminorar el impacto en el sistema productivo. Estas medidas deben apuntar a controlar la pandemia en las próximas semanas. De lo contrario, aumentará mucho más el daño en la región.
Politemas, Tal Cual, 10 de junio de 2020
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