Las semanas recientes han demostrado que la influencia cubana en Venezuela es más que evidente. Desde la presencia física hasta la que emana de las relaciones directas entre ambos gobiernos, siempre al alto nivel, pero también opacas, sin mucha información. Con lo cual hay que apelar a las relaciones entre algunos hechos y tendencias.
Una primera mirada podría indicar que nuestro todopoderoso gobierno es el actor dominante en la relación. Tiene los recursos derivados del petróleo. Puede utilizarlos para apoyar a la “gran revolución” caribeña. Para ayudarla a salir del atolladero en que se encuentra producto del gran fracaso del modelo comunista. Desde esa perspectiva, Cuba necesita de Venezuela para subsistir.
Las cifras no dejan de ser sorprendentes. El profesor Mesa Lago, en un trabajo de mediados del año pasado, indica que nada más en 2008 el gobierno de Cuba recibió 9.400 millones de dólares provenientes de Venezuela. Desglosados así: 5.650 millones de dólares producto del “pago” de servicios que incluyen la atención de médicos, enfermeros, maestros y otros profesionales, 2.400 millones de dólares por subsidios en forma de barriles de petróleo, y 1.355 millones de dólares en inversiones en 76 proyectos. En el año 2009 se habían firmado 173 proyectos por un valor de 2.000 millones de dólares adicionales incluyendo la expansión de la refinería de Cienfuegos.
Ahora bien, cabría preguntarse cuáles son las ganancias de un país con un gobierno “todopoderoso” como el venezolano, con esta ayuda multimillonaria a Cuba. ¿Cuál sería el beneficio que podría traer? Especialmente cuando sabemos que los trabajadores cubanos han sustituido a personal venezolano en estas áreas, a personal que ya teníamos, y que en muchos casos hemos perdido.
Otra lectura nos indica que el actor dominante es Cuba. Las decisiones de Venezuela se toman en Cuba, no a la inversa. Es el presidente venezolano quien viaja a Cuba a “pedir la seña”, no a la inversa. Son los asesores cubanos quienes fijan la “línea” en muchas de nuestras políticas. Son los informes de la inteligencia cubana los que sirven al gobierno venezolano en sus decisiones. Baste citar la “emergencia” decretada en Barrio Adentro, reconocida por el propio Presidente como una recomendación de expertos cubanos. Es Venezuela la que necesita a Cuba.
Desde esa perspectiva Venezuela es un peón en la estrategia de sobrevivencia de la decadente revolución cubana. Los recursos que llegan a Cuba son parte de la admiración y pleitesía que el gobierno venezolano le rinde a la épica de la revolución. Con nuestros recursos estamos financiando los últimos destellos de un proceso que ha dejado sólo miseria y atraso en Cuba. Todos los días nuestro gobierno se pregunta por las indicaciones de Cuba. Signo inequívoco que su poder no es real. El poder en realidad está en La Habana.
Una primera mirada podría indicar que nuestro todopoderoso gobierno es el actor dominante en la relación. Tiene los recursos derivados del petróleo. Puede utilizarlos para apoyar a la “gran revolución” caribeña. Para ayudarla a salir del atolladero en que se encuentra producto del gran fracaso del modelo comunista. Desde esa perspectiva, Cuba necesita de Venezuela para subsistir.
Las cifras no dejan de ser sorprendentes. El profesor Mesa Lago, en un trabajo de mediados del año pasado, indica que nada más en 2008 el gobierno de Cuba recibió 9.400 millones de dólares provenientes de Venezuela. Desglosados así: 5.650 millones de dólares producto del “pago” de servicios que incluyen la atención de médicos, enfermeros, maestros y otros profesionales, 2.400 millones de dólares por subsidios en forma de barriles de petróleo, y 1.355 millones de dólares en inversiones en 76 proyectos. En el año 2009 se habían firmado 173 proyectos por un valor de 2.000 millones de dólares adicionales incluyendo la expansión de la refinería de Cienfuegos.
Ahora bien, cabría preguntarse cuáles son las ganancias de un país con un gobierno “todopoderoso” como el venezolano, con esta ayuda multimillonaria a Cuba. ¿Cuál sería el beneficio que podría traer? Especialmente cuando sabemos que los trabajadores cubanos han sustituido a personal venezolano en estas áreas, a personal que ya teníamos, y que en muchos casos hemos perdido.
Otra lectura nos indica que el actor dominante es Cuba. Las decisiones de Venezuela se toman en Cuba, no a la inversa. Es el presidente venezolano quien viaja a Cuba a “pedir la seña”, no a la inversa. Son los asesores cubanos quienes fijan la “línea” en muchas de nuestras políticas. Son los informes de la inteligencia cubana los que sirven al gobierno venezolano en sus decisiones. Baste citar la “emergencia” decretada en Barrio Adentro, reconocida por el propio Presidente como una recomendación de expertos cubanos. Es Venezuela la que necesita a Cuba.
Desde esa perspectiva Venezuela es un peón en la estrategia de sobrevivencia de la decadente revolución cubana. Los recursos que llegan a Cuba son parte de la admiración y pleitesía que el gobierno venezolano le rinde a la épica de la revolución. Con nuestros recursos estamos financiando los últimos destellos de un proceso que ha dejado sólo miseria y atraso en Cuba. Todos los días nuestro gobierno se pregunta por las indicaciones de Cuba. Signo inequívoco que su poder no es real. El poder en realidad está en La Habana.
Politemas, Tal Cual, 17 de febrero de 2010
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