jueves, 3 de julio de 2014

El peor curso

El gobierno decidió ir al extremo. Ya no se conforma con reprimir manifestaciones pacíficas, aceptar pasivamente que civiles armados ataquen a civiles desarmados, ignorar las denuncias de torturas cometidas en instalaciones oficiales, utilizar un lenguaje ofensivo contra toda opinión contraria. No, el gobierno decidió invadir de manera directa el campo de las autoridades judiciales para imponer su parecer. Que no es otro que aniquilar a todos aquellos que sean sus adversarios.

La aniquilación es tan directa como colocar en la cárcel a todos aquellos líderes que mantengan posiciones que el gobierno considere lesivas. Para ello no se para en procedimientos. Se inventan delitos, totalmente desmentidos por la realidad, como es el caso de Leopoldo López. Los más notables juristas del país han destacado todas las violaciones que ha sufrido el debido proceso de los Alcaldes Scarano y Ceballos. Y todo el mundo ve cómo agrede el fuero parlamentario. Y para remate, desde el Poder Ejecutivo se pide al TSJ que actúe según lo que esté en el libreto oficial. Lamentablemente, al final siempre se impone la voluntad del Ejecutivo.

Estos desafueros van más allá de los niveles de agresión como son la violencia física, el ensañamiento, el acoso, y la cárcel para los adversarios. Ya eso sería inaceptable. Lo que el gobierno está diciendo con estos actos es que ha tomado el curso de la exclusión. Que ya no le importa guardar ninguna forma de tolerancia. Que lo que desea es simplemente un país en el cual se imponga la ley del más fuerte, de aquel que controle todos los mecanismos. Que la diversidad y el respeto a la opinión del otro han dejado de ser las normas. De una vez por todas.

Obviamente, un gobierno que se comporta así, se coloca completamente fuera de la cultura democrática. Más aún, deja muy mal parado el cumplimiento de la Constitución. Antes que buscar opciones para resolver conflictos, el gobierno opta por la única vía en la cual todo se complica más. Detrás de la aniquilación al adversario, de su reducción y aislamiento, está la expresión más evidente del totalitarismo como política, como rutina.

Los resultados están a la vista. Ya pasan de 30 las muertes asociadas con las protestas de las últimas semanas. A eso hay que sumar los cientos de heridos, los detenidos, los torturados, y todos los agravios físicos y emocionales a los cuales han sido sometidos miles de familias venezolanas. Un gobierno apegado al respeto de la dignidad humana hubiera encontrado los canales para resolver esta situación. Se hubiera dispuesto de verdad a sentarse con los líderes de estas manifestaciones y protestas, ejercidas en pleno acatamiento de lo dispuesto en la Constitución. 

El curso adoptado por el gobierno es irresponsable, afectará aún más la democracia y el bienestar de los venezolanos. El gobierno ha decidido equivocarse completamente.

Politemas, Tal Cual, 2 de abril de 2014

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