En todos los países resulta muy compleja la organización y gestión del sistema de salud. Con el aumento de la expectativa de vida y de la demanda de servicios, especialmente para la tercera edad, también aumentan los requerimientos. Nada más pensar en la atención a todas las personas con hipertensión (más del 30% de la población), nos puede dar un ejemplo de la tarea.
No todo es tan complejo. Afortunadamente están disponibles alternativas de bajo costo para prevenir enfermedades y muertes. Y muy efectivas. Se trata de las vacunas. El desarrollo de vacunas es uno de los avances científicos más importantes desde el siglo pasado. Muchas enfermedades pueden eliminarse con la aplicación oportuna de vacunas, especialmente en niños. Cubrir a la mayor cantidad de esta población con vacunas se convierte en un gran objetivo porque previene la aparición de enfermedades o disminuye la severidad de los casos. Dentro de esas enfermedades prevenibles por vacunas se encuentran: polio, sarampión, varicela, difteria, tétanos, tosferina, hepatitis, tuberculosis, entre otras más.
Tener la mayor cantidad de población vacunada es relativamente sencillo, especialmente si se compara con la dificultad de atender a toda la población con enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes, solo por nombrar dos. Se requiere una buena red de servicios a los cuales llegue el suministro regular de vacunas, y los mecanismos para administrarlas también de manera regular. Es decir, en teoría, todos los países podrían llegar al máximo nivel de cobertura de vacunaciones. Es lo más sencillo que se puede imaginar en la gestión.
Es sencillo pero hay países que no hacen ni siquiera eso. Tomemos por ejemplo, la cobertura de vacuna antipolio. Son tres dosis por vía oral. Con ellas el niño queda inmunizado contra una enfermedad que puede ocasionar la muerte o secuelas de por vida. Pues bien, si tomamos los países de Latinoamérica entre el año 2000 y 2012, de acuerdo con las cifras oficiales de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), encontramos que Venezuela es el país con la menor cobertura. Vamos a decirlo de otra manera, en 2012 la cobertura de vacuna antipolio fue la menor de América Latina, exactamente 73%. Más aún, entre el año 2000 y 2012 la cobertura de antipolio disminuyó 13%. En el caso de la cobertura de vacuna antisarampión en 2012 fue 87%, una de las cuatro peores de la Región. Para la vacuna triple la cobertura fue 81% en 2012, solo superando la de Bolivia y la de Paraguay.
Si un país tiene la peor cobertura de vacunaciones en un período de 12 años en el contexto de América Latina (comparado con 20 países más), es porque tiene la peor gestión de salud pública de la Región. Podemos imaginar cómo es la gestión en otras áreas de atención. La gestión de la salud en Venezuela no pasa ni la prueba más sencilla.
Politemas, Tal Cual, 11 de junio de 2014
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