Es lo que parece, una condena. El actual gobierno ha quedado al descubierto. Toda la incapacidad e ignorancia para enfrentar los problemas de los venezolanos es evidente. Atrás quedaron los tiempos en que el gobierno se ufanaba de combatir el neoliberalismo. Cuando a todos los vientos exigía un gobierno que defendiera a los ciudadanos y colocara las prioridades del gasto fiscal en sus problemas.
Resulta que ese gobierno ha terminado siendo el instrumento más poderoso para aumentar la desigualdad en la sociedad venezolana. El caso de la salud lo ilustra de manera muy contundente. Cuando todos los países del mundo están buscando las vías para lograr la cobertura universal de sus servicios de salud, el actual gobierno marcha justamente en la dirección contraria.
Para que la cobertura universal sea de verdad, se requiere fortalecer el financiamiento público de la salud. Esa es la experiencia de los países que han logrado implementar sistemas de salud de amplia cobertura y equidad en la prestación de servicios. Al aumentar la proporción de los recursos públicos, se puede evitar más fácilmente las distorsiones que provienen de las diferencias en el ingreso de las personas. Esto es, que aquellos con menos ingresos, terminen con menores coberturas y peores servicios.
Tal política exige cambios sustantivos en las prioridades fiscales, y en los mecanismos de organización de los sistemas de salud. Se trata de que toda la población esté protegida contra las contigencias de la salud, que en muchos casos pueden resultar muy costosas. De allí que en muchos países se definan los servicios de salud que serán cubiertos por toda la sociedad, a través de los ingresos fiscales.
Eso es verdad para los gobiernos serios, pero no para el nuestro. De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2010 el 56% del gasto en salud de Venezuela salió directamente del bolsillo de los venezolanos. Esto significa que para millones de personas no fue extraño tener que pedir prestado, liquidar los ahorros, vender un carro, hipotecar la casa, para conseguir los recursos para obtener la atención a la salud. Esta es la proporción más grande de recursos del bolsillo de los ciudadanos en los 13 países más grandes de América (Estados Unidos, Canadá, Argentina, Chile, México, Panamá, Perú, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Brasil, Rep. Dominicana, Venezuela). Peor aún, en 2010 esa proporción aumentó la bicoca de 11 % con respecto a 2006.
Es difícil encontrar otro ejemplo que exprese mejor la caradura de este gobierno. Que repite incesantemente mentiras sobre los éxitos en la gestión de salud, y condena a millones de familias a pagarse la salud con sus propios bolsillos. El actual gobierno ha convertido a Venezuela en el peor ejemplo de la desigualdad y regresividad de la atención a la salud. En el peor.
Politemas, Tal Cual, 30 de abril de 2014
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