Al presidente Chávez se le nota bastante nervioso con la situación del sector salud. La semana pasada le dedicó a este tema varias cadenas, así como agrias “descargas” a los medios de comunicación. El Presidente intenta convencer a sus obligadas audiencias de que su política de salud es la mejor del hemisferio occidental, por decir algo. No hay forma de que acepte que la gestión de salud pública de la Administración Chávez es la peor en la historia del país desde la creación del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social en 1936.
Tal es la desesperación del Presidente que ha cometido una seguidilla de pifias muy llamativas. En ellas ha dejado claro dos posibilidades. La primera es que los asesores del Presidente no estén realizando adecuadamente su tarea. La segunda es que estemos en presencia de una campaña mediática, liderada por el Presidente de la República, que manipula burdamente las propias cifras oficiales. Todo ello es especialmente grave cuando los perjuicios de tal incompetencia o manipulación la sufren los ciudadanos con menor acceso a los servicios de salud, esto es, los pobres.
Comencemos con la primera pifia. Según la Agencia Bolivariana de Noticias, el presidente Chávez indicó que la mortalidad materna se redujo durante su gestión de 67,2 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos a 60,1. La Agencia Bolivariana de Noticias no aclara cuáles son los años de la comparación. Así, sin mayores detalles, sin una audiencia que pueda repreguntar, queda en el ambiente el espejismo de la reducción de la mortalidad materna.
Lo que el presidente oculta, o sus asesores no le han explicado con detalle, es que la mortalidad materna en el último año de la Administración Caldera II (en 1998) fue 51 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos. Repetimos 51. Grabe el número: 51. La fuente de esa información es el propio sitio web del Ministerio del Poder Popular para la Salud. La última cifra disponible de la mortalidad materna en ese sitio web corresponde al año 2005. Se puede constatar que para ese año la mortalidad materna fue 59,9.
Es decir, en la gestión del presidente Chávez la mortalidad materna ha aumentado 8,9 puntos, el equivalente a 18%. En otras palabras, el riesgo de morir para una embarazada o una parturienta aumentó 18% en la era de la “revolución bonita”. Con todos los recursos recibidos por la exportación de petróleo, con todo el dinero regalado, las embarazadas venezolanas están peor que en 1998.
Lo que el Presidente hizo fue tomar el valor más alto de la mortalidad materna durante su gestión, (esto es, la del año 2001), y compararla con la del año 2005. Por supuesto no dijo que entre 1998 y el año 2001, es decir en los tres primeros años de su gestión, la mortalidad materna había aumentado casi 20 puntos.
El presidente Chávez, en frente de todo el país, no dijo toda la verdad. Utilizó información incompleta e inexacta para hacer creer un mundo de fantasías. Utilizó recursos públicos para transmitir a los ciudadanos una imagen distorsionada de la realidad. Tal comportamiento, sea porque sus asesores son incompetentes, que lo son, sea porque manipuló información, es totalmente inaceptable en un Jefe de Estado. El presidente Chávez demostró con esta insistencia que antepone a sus intereses mediáticos y electorales las condiciones de vida y salud de los habitantes de Venezuela. Demostró que prefiere las palabras a las evidencias. Demostró que es un Presidente con muchas pifias. Demostró, en fin, que el gobierno le queda grande. Quizás por eso es un Presidente lejano, distante, aéreo.
Politemas, Tal Cual, 27 de febrero de 2008
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