Hace diez años Fujimori era el hombre fuerte de Perú. Su gobierno puede catalogarse como semi-autoritario. El último en América Latina antes de la aparición del gobierno del presidente Chávez. Fujimori creó un sistema de miedo. Persiguió a los medios de comunicación que le hacían oposición. Con la complacencia de los militares reprimió la disidencia. Muchos peruanos tuvieron que salir al exilio. Como tantos otros gobiernos autoritarios, su fin era mandar para siempre.
Todo eso lo sabían los sectores democráticos del Perú. Enfrentar la dictadura, como era reconocido el gobierno dentro y fuera del país, exigía un gran esfuerzo de concertación. La política de Perú ha tenido de todo. Desde gobiernos civiles con amplias libertades, hasta experimentos precursores del socialismo del siglo XXI, como el de Velasco Alvarado. También ha tenido partidos destacados, algunos de ellos pioneros en América Latina.
Los políticos peruanos opuestos a Fujimori sabían que la lucha por la recuperación de la democracia requería sentarse y acordar. Experiencia no muy frecuente en Perú. Algunas veces los conflictos entre sus sectores políticos terminaban dando al traste con la institucionalidad. Fujimori era una demostración de ello.
Es así como se dispusieron a acordar. El 25 de noviembre de 1999 se firma en Lima el llamado Acuerdo de Gobernabilidad. Fue suscrito por los líderes de los partidos políticos y movimientos democráticos de Perú, a saber: Democracia y Solidaridad, Perú Posible, el Partido Aprista Peruano, Acción Popular, Movimiento Unión por el Perú, Movimiento Perú Ahora, Unión Demócrata Cristiana, Movimiento por la Democracia, Convergencia Democrática (CODE), Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos, Partido Unificado Mariateguista, y el Partido Popular Cristiano. Entre los firmantes del Acuerdo de Gobernabilidad estuvieron Valentín Paniagua y Alejandro Toledo, primeros presidentes luego de la restauración de la democracia en Perú.
Los puntos del Acuerdo eran pocos, pero fundamentales. En primer lugar, una propuesta de gobierno democrático de unidad nacional. Ante la división generada por el fujimorismo, se proponía inclusión, respeto a la disidencia, rescate de las libertades públicas, apertura. Ante los desmanes de una política neoliberal, se propone una política económica que promueva el empleo de calidad. Ante la desprotección de vastos sectores de menores ingresos, se contrapone una política social que enfatice la inversión en capital humano. Ante la concentración de poder del gobierno de Fujimori, se propone la descentralización. Estos fueron los grandes acuerdos.
Los firmantes del acuerdo se comprometieron a respetarlo y garantizar que quien fuera a dirigir el gobierno que sucediera a Fujimori, debería llevar a la práctica estas grandes líneas de acción. Poco menos de un año después Fujimori renunció a la presidencia de Perú. El gobierno del presidente Toledo, basado en la experiencia del Acuerdo de Gobernabilidad, convoca en 2001 al llamado Acuerdo Nacional. A mediados de 2002 se firma dicho Acuerdo con la representación de amplios sectores de la vida política, social y económica peruana.
A diez años del Acuerdo de Gobernabilidad, Perú es un país diferente. Se ha convertido en una de las economías más pujantes de América Latina. Persisten rezagos y dificultades. Pero la vitalidad de la política peruana es reconocida por propios y extraños. Sin lugar a dudas que los acuerdos de 1999 tienen mucho que ver con esto. Ejemplo cercano, ya se avanza para imitarlo.
Todo eso lo sabían los sectores democráticos del Perú. Enfrentar la dictadura, como era reconocido el gobierno dentro y fuera del país, exigía un gran esfuerzo de concertación. La política de Perú ha tenido de todo. Desde gobiernos civiles con amplias libertades, hasta experimentos precursores del socialismo del siglo XXI, como el de Velasco Alvarado. También ha tenido partidos destacados, algunos de ellos pioneros en América Latina.
Los políticos peruanos opuestos a Fujimori sabían que la lucha por la recuperación de la democracia requería sentarse y acordar. Experiencia no muy frecuente en Perú. Algunas veces los conflictos entre sus sectores políticos terminaban dando al traste con la institucionalidad. Fujimori era una demostración de ello.
Es así como se dispusieron a acordar. El 25 de noviembre de 1999 se firma en Lima el llamado Acuerdo de Gobernabilidad. Fue suscrito por los líderes de los partidos políticos y movimientos democráticos de Perú, a saber: Democracia y Solidaridad, Perú Posible, el Partido Aprista Peruano, Acción Popular, Movimiento Unión por el Perú, Movimiento Perú Ahora, Unión Demócrata Cristiana, Movimiento por la Democracia, Convergencia Democrática (CODE), Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos, Partido Unificado Mariateguista, y el Partido Popular Cristiano. Entre los firmantes del Acuerdo de Gobernabilidad estuvieron Valentín Paniagua y Alejandro Toledo, primeros presidentes luego de la restauración de la democracia en Perú.
Los puntos del Acuerdo eran pocos, pero fundamentales. En primer lugar, una propuesta de gobierno democrático de unidad nacional. Ante la división generada por el fujimorismo, se proponía inclusión, respeto a la disidencia, rescate de las libertades públicas, apertura. Ante los desmanes de una política neoliberal, se propone una política económica que promueva el empleo de calidad. Ante la desprotección de vastos sectores de menores ingresos, se contrapone una política social que enfatice la inversión en capital humano. Ante la concentración de poder del gobierno de Fujimori, se propone la descentralización. Estos fueron los grandes acuerdos.
Los firmantes del acuerdo se comprometieron a respetarlo y garantizar que quien fuera a dirigir el gobierno que sucediera a Fujimori, debería llevar a la práctica estas grandes líneas de acción. Poco menos de un año después Fujimori renunció a la presidencia de Perú. El gobierno del presidente Toledo, basado en la experiencia del Acuerdo de Gobernabilidad, convoca en 2001 al llamado Acuerdo Nacional. A mediados de 2002 se firma dicho Acuerdo con la representación de amplios sectores de la vida política, social y económica peruana.
A diez años del Acuerdo de Gobernabilidad, Perú es un país diferente. Se ha convertido en una de las economías más pujantes de América Latina. Persisten rezagos y dificultades. Pero la vitalidad de la política peruana es reconocida por propios y extraños. Sin lugar a dudas que los acuerdos de 1999 tienen mucho que ver con esto. Ejemplo cercano, ya se avanza para imitarlo.
Politemas, Tal Cual, 22 de julio de 2009
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