Para finales del año pasado, según nos informan en el sitio web del Instituto Nacional de Estadística, nueve de cada cien venezolanos se iban a dormir sin haber comido completo. Esa es la proporción de la población que se encuentra en pobreza extrema.
Se dice muy rápido, pero la reflexión que debe generar es monumental. Un gobierno que ha recibido cientos de miles de millones de dólares en ingreso de venta de petróleo, no puede seguir diciendo que vivimos en el mejor de los mundos. Esta cifra indica con todo su drama la gran incompetencia que ha significado la década de la administración Chávez.
Eso ya es muy preocupante. Pero no podemos pararnos allí. Tenemos que imaginar las condiciones de vida de esas familias en situación de pobreza extrema en la actualidad. Si para finales del año pasado les costaba conseguir los alimentos, qué podemos esperar para el 2009 cuando todos los signos apuntan a una caída brutal del ingreso petrolero y a una inflación superior. No hay duda de que para estas familias la magnitud del déficit de alimentos aumentará. No se necesitan muchas cuentas para saber eso.
A lo anterior hay que agregar el porcentaje de familias que el año pasado tenían los ingresos para comprar los alimentos, pero que para este año ya no les “alcanza”. Son aquellas familias que van a los mercados y compran menos que el año pasado. Un kilo, cuando antes compraban dos. Un paquete, cuando el año pasado llevaban tres. Obviamente, esto les pasa a todas las familias del país. Pero hay algunas que antes tenían para comprar completo y que ahora no tienen. Esas familias pasarán a engrosar el número de familias en situación de pobreza extrema. Lamentablemente, nos enteraremos de la cifra oficial el año que viene por esta época, cuando ya el efecto haya ocurrido.
Lo más grave de todo esto es que usted no oye ni ve al gobierno expresando alguna preocupación sobre este aspecto. Central, por lo demás. Sin comida, después de la vida la necesidad más básica, el cuento de la “revolución” simplemente no existe. Sin la protección del ingreso de los más pobres, aquellos que tienen literalmente que sobrevivir en una economía que se dice “socialista”, se acaban los dobles discursos. El número de personas que no tienen para comer completo, casi tres millones, es la demostración más palmaria de que acá lo que tenemos es un gobierno y unos gobernantes preocupados de adquirir más poder, no de ayudar a resolver los problemas de la gente, y dentro de ellos los problemas de los más pobres.
Prueba de esta indolencia es que, según las propias cifras oficiales, fácilmente ubicables en el sitio web del Ministerio de Planificación y Desarrollo, en el año 2007 teníamos a 18,4% de la población entre siete y catorce años, nuestros niños en las escuelas, en situación de desnutrición. En el grupo de niños entre 2 y 6 años la desnutrición afecta al 20,44%. En los menores de 2 años la desnutrición afecta al 11%. Podrá usted imaginarse el futuro que puede tener el llamado “socialismo” cuando no ha podido resolver la alimentación de una quinta parte de sus niños. Cuando todo eso ocurre con un ingreso tan grande en petrodólares.
Pero eso no es lo peor. El porcentaje de niños que nacían con desnutrición (con bajo peso al nacer) en 2007 es el más alto desde el año 1999. Nueve de cada cien recién nacidos llegan al “Socialismo del Siglo XXI” con desnutrición. Sólo un gran cinismo puede esconder la total responsabilidad que tiene la actual administración del presidente Chávez sobre este problema. Para estos millones de venezolanos la indefensión no puede ser mayor.
Politemas, Tal Cual, 22 de abril de 2009
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