Era, en cierta medida, inevitable. Todos los que nos hemos dedicado a la docencia basada en preguntas, hemos debido pensar, como al menos fue mi caso, que la aparición de ChatGPT a finales del año pasado, nos llevaba directamente a reflexionar sobre Sócrates y su influencia en la educación.
Dicho esto, conviene presentar a ChatGPT. Se trata de un “chatbot” creado por la empresa de investigación OpenAI. En mi última columna del año pasado describí la forma de conectar con ChatGPT, así como lo que “conversamos”, incluyendo sus buenos deseos para 2023.
Lo cierto del caso es que, a partir de su aparición, la utilización de ChatGPT ha sido extraordinaria. Se han escrito innumerables columnas de opinión, mensajes en redes sociales, y muy probablemente, hasta artículos en revistas especializadas. Las consecuencias de que el intercambio con ChatGPT sea completamente abierto (solo restringido por la alta demanda que tiene el sitio web) ha ocasionado la aparición de múltiples perspectivas sobre su uso. Desde personas, me comentaba un amigo, que han descubierto libros en un tema de su especialidad sobre los cuales no tenían idea, pasando por sugerencias de ChatGPT sobre puntos críticos en una presentación técnica, hasta el distrito escolar más grande de los Estados Unidos (Nueva York) que ha planteado la prohibición de su uso.
Todo parece indicar que estamos viendo apenas una parte muy pequeña de las implicaciones de ChatGPT o cualquiera de sus “colegas” en la vida social. También se ha difundido que Microsoft ha apoyado el desarrollo de esta modalidad de inteligencia artificial en los últimos años, y que ha propuesto aumentar la inversión en 10 mil millones de dólares. De manera que estas implicaciones solo pueden aumentar.
Llegados aquí, toca hablar de Sócrates. En los últimos días he visto dos columnas con el nombre de Sócrates vinculado con ChatGPT en destacados diarios internacionales. Deliberadamente no las he leído, porque quiero, tal como le insisto a mis estudiantes, elaborar primero mi opinión sobre la influencia que puede tener ChatGPT en la práctica educativa que inició Sócrates hace 2500 años, y luego comparar con lo que han escrito otras personas. En mi columna de la próxima semana revisaré estas opiniones.
La relación directa entre Sócrates y ChatGPT está basada en el énfasis en la pregunta. Sócrates hacía preguntas a las personas que se encontraba a su paso por las calles de Atenas. El propósito de las preguntas era conocer las prácticas de las personas en sus vidas y ocupaciones. La preocupación de Sócrates era conocer cómo las personas desarrollaban esas prácticas. Por ello Sócrates no disertaba sobre temas, más bien formulaba preguntas para dialogar. Lo que conocemos de su pensamiento es el recuento de sus diálogos, porque Sócrates no dejó obra escrita.
La característica del diálogo socrático no es la mera lista de preguntas, sino la construcción de nuevas preguntas a partir de la respuesta precedente. Es decir, es la secuencia de preguntas y respuestas, más bien el intercambio, lo que enriquece las visiones del mundo. Ese es el fondo de la práctica socrática. En mi caso, la actividad docente ha sido socrática, pero lo vine a conocer realmente después de mucho tiempo. Al principio era más bien una emulación de las enseñanzas que había recibido de aquellos profesores, en secundaria, universidad, o en estudios doctorales, que comenzaban los cursos con preguntas y rara vez daban disertaciones. Los estudiantes de mis cursos doctorales conocen bien que puedo ser muy insistente haciendo preguntas. Desde el primer día entrego la guía de trabajo que es justamente una lista inicial de las preguntas que se analizarán en el curso.
Es en este contexto que se puede apreciar el impacto, al menos el que yo estimo en mi práctica docente, que puede significar ChatGPT. Hay al menos dos formas de enfocarlo. La primera, que no sería la que hubiera utilizado Sócrates, es hacer preguntas a ChatGPT para conocer sobre un tema, pero sin haber reflexionado sobre esas preguntas. Es decir, sin haber dedicado un tiempo previo a “pensar en la pregunta”, y especialmente, sobre la posible respuesta. La segunda forma es la socrática, es decir, haber definido la pregunta en función de una reflexión que es personal, única, una especie de anticipación al problema, que debe requerir una primera idea de respuesta, aunque sepamos que es imperfecta, incompleta, preliminar. La ventaja que tiene la pregunta elaborada en esta forma, es que se hace “nuestra pregunta”, pertenece ya a nuestra idea del mundo, la hemos construido, y la hacemos nuestra. Es una pregunta con entidad, es una pregunta socrática. Y la respuesta de ChatGPT a esa pregunta o consulta debe ser comparada con el esquema previo que se elaboró. Es decir, la respuesta se incorpora a nuestra idea del mundo, y actúa como impulso para nuevas preguntas. Es el círculo virtuoso de las preguntas socráticas.
Desde la perspectiva de la pregunta socrática, la influencia de ChatGPT puede ser extraordinaria. Porque lo que hace la inteligencia artificial es proponer una interpretación para la pregunta, que seguramente también es imperfecta, incompleta, preliminar, incluso equivocada, que será analizada por las personas dentro de su específico marco de referencia. Los docentes debemos promover el uso deliberado y sistemático de ChatGPT. Es por ello que ChatGPT es más bien un aliado de la formación, no solo no hay que prohibirlo, sino utilizarlo bien y mucho. Por mi parte lo incorporaré de una vez en mi curso doctoral con estudiantes de la USB que iniciaremos en pocos días.
Creo que Sócrates seguiría con su rutina de hacer preguntas en las calles de Atenas con todas las personas que consiguiera, pero también me lo puedo imaginar utilizando un teléfono inteligente en sus caminatas, y “conversando” con ChatGPT para refinar sus preguntas. Es una gran noticia contar con ChatGPT, nos ayudará a formular mejores preguntas. Y si más personas hacen cada día más y mejores preguntas, todos nos haremos más socráticos, es decir, estaremos más empeñados en obtener mejores respuestas, para seguir haciendo nuevas preguntas. ChatGPT (y todos sus colegas) nos harán más socráticos, lo cual es fundamental para confrontar las grandes preguntas que se debe hacer la humanidad en los próximos tiempos.
Politemas, Tal Cual, 18 de enero de 2023
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