En menos de 24 horas, dos declaraciones de responsables ejecutivos han llamado la atención sobre los efectos del narcotráfico en las sociedades de América Latina. El presidente de Perú, Alan García, señaló que la falta de atención al narcotráfico ha ocasionado la creciente presencia de mafias de la droga en su país. Perú, junto con Colombia y Bolivia, producen, según Naciones Unidad, la totalidad de la cocaína que se consume en el mundo. El gobernador de Nueva Esparta, Morel Rodríguez, advirtió también que si no se toman medidas en Venezuela, podríamos seguir los pasos de Colombia y México en lo que respecta al impacto del narcotráfico en la violencia.
El auge del narcotráfico y sus severos efectos sociales es el tema del momento en América Latina. Ya hace poco el Secretario General de la OEA había señalado la ausencia de progresos por parte de los países de la región. Todo parece indicar que la situación ha empeorado en los últimos años.
La iniciativa de los ex-presidentes Cardoso, Gaviria y Zedillo, a través de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, ha insistido en la urgencia de abrir un debate audaz en todas nuestras sociedades. Se trata de poner el tema sobre la mesa y evaluar con profundidad los resultados de la actual estrategia de control y prevención. Las Naciones Unidas han informado que más de 200 millones de personas en todo el mundo utilizan drogas ilícitas al menos una vez al año. El 15% de ellos sufren problemas crónicos de dependencia. El crimen organizado controla un mercado de cientos de miles de millones de dólares.
La nueva estrategia, señala un informe de la Comisión, debe considerar que los adictos son por definición pacientes del sistema de salud. Esto supone un esfuerzo de reconocimiento de la drogadicción como problema de salud, así como el desarrollo de programas de información y educación sobre los peligros del consumo de drogas para las personas y las familias. Para ello el esfuerzo debe centrarse en los jóvenes, quienes son los principales consumidores y los principales afectados por las secuelas de violencia. Otro aspecto fundamental es vincular la lucha contra el narcotráfico con una estrategia amplia para enfrentar el crimen organizado.
Estos son los temas, estos son los efectos. En nuestro país de esto no se habla. El principal responsable para enfrentar este problema es el gobierno nacional. El diseño y la evaluación de las políticas en esta materia es su responsabilidad. Nada ganamos como colectivo si el gobierno esconde el problema e impide que la sociedad aporte ideas, sugerencias, apoyos. Una generación completa de jóvenes venezolanos se encuentra a merced del narcotráfico, directa o indirectamente. El gobierno nacional tiene 12 años evadiendo el tema. Su silencio ya es atronador.
El auge del narcotráfico y sus severos efectos sociales es el tema del momento en América Latina. Ya hace poco el Secretario General de la OEA había señalado la ausencia de progresos por parte de los países de la región. Todo parece indicar que la situación ha empeorado en los últimos años.
La iniciativa de los ex-presidentes Cardoso, Gaviria y Zedillo, a través de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, ha insistido en la urgencia de abrir un debate audaz en todas nuestras sociedades. Se trata de poner el tema sobre la mesa y evaluar con profundidad los resultados de la actual estrategia de control y prevención. Las Naciones Unidas han informado que más de 200 millones de personas en todo el mundo utilizan drogas ilícitas al menos una vez al año. El 15% de ellos sufren problemas crónicos de dependencia. El crimen organizado controla un mercado de cientos de miles de millones de dólares.
La nueva estrategia, señala un informe de la Comisión, debe considerar que los adictos son por definición pacientes del sistema de salud. Esto supone un esfuerzo de reconocimiento de la drogadicción como problema de salud, así como el desarrollo de programas de información y educación sobre los peligros del consumo de drogas para las personas y las familias. Para ello el esfuerzo debe centrarse en los jóvenes, quienes son los principales consumidores y los principales afectados por las secuelas de violencia. Otro aspecto fundamental es vincular la lucha contra el narcotráfico con una estrategia amplia para enfrentar el crimen organizado.
Estos son los temas, estos son los efectos. En nuestro país de esto no se habla. El principal responsable para enfrentar este problema es el gobierno nacional. El diseño y la evaluación de las políticas en esta materia es su responsabilidad. Nada ganamos como colectivo si el gobierno esconde el problema e impide que la sociedad aporte ideas, sugerencias, apoyos. Una generación completa de jóvenes venezolanos se encuentra a merced del narcotráfico, directa o indirectamente. El gobierno nacional tiene 12 años evadiendo el tema. Su silencio ya es atronador.
Politemas, Tal Cual, 9 de marzo de 2011
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