Se le nota en la cara al Presidente. Las palabras suenan cada vez más vacías, no convencen, los acólitos cada vez creen menos lo que dice. Es evidente que el gobierno pierde energía, es una “revolución” en fase de descompensación. Hasta acá nada nuevo.
Lo que si se tenía bastante escondido el gobierno es su baja eficiencia en el manejo de la energía eléctrica. Hasta ahora toda la propaganda oficial ha estado dirigida a desviar la atención de los verdaderos problemas del sector. Que si el Niño y sus efectos en el nivel de Guri. Luego las especulaciones sobre la construcción de plantas termoeléctricas.
La verdad es que los cortes de electricidad son muy frecuentes en todo el país. Hay estados en los cuales superan las seis horas y se presentan varias veces cada semana. La pérdida de equipos y el malestar de la población son inmensos. El gobierno trata de justificar lo injustificable. La caída de las inversiones y el desplome de todo el aparato institucional del sector eléctrico, entre otros factores, apuntan a que las causas de estos sinsabores tienen que ver con una monumental incompetencia. Agravada con el paso del tiempo. Podríamos decir que la desprofesionalización del sector es cada día más evidente y preocupante. El panorama descrito hasta ahora deja muy claro la naturaleza y profundidad de la crisis eléctrica.
Pero lo que es menos conocido es que este gobierno no sólo es incapaz de producir electricidad para todos los venezolanos. También es responsable de que la energía que se genera no llegue en su totalidad. Los servicios eléctricos tienen entre sus objetivos reducir las llamadas pérdidas por distribución. Las razones son obvias. En la medida que la mayor cantidad de electricidad llegue a sus destinatarios, en esa medida se reducen los costos, y se reducen los efectos ambientales. Los sistemas de electricidad tienden a llevar esas pérdidas al menor valor. Los países desarrollados han logrado éxitos en esta tarea, pero siempre persiste un porcentaje de pérdidas. En Inglaterra y Estados Unidos las pérdidas por distribución están alrededor del 7% de la energía producida. En el caso de Chile encontramos 8,4% de pérdidas, notable cuando se compara con otros países desarrollados. En Costa Rica es un poco mayor: 10%. Brasil, Argentina y México tienen alrededor de 16% de estas pérdidas.
Y es acá cuando la “revolución bonita” se la “come”. La electricidad perdida por causas de distribución alcanza el 27%. Quizás una de las más altas del mundo. De cada 100 kWh de electricidad, se pierden casi 30. Esto significa que las familias se ven expuestas con mayor rigor a los racionamientos y los cortes. Es un sistema eléctrico que desperdicia electricidad cuando más la necesita. Es otro nombre de la más absoluta incompetencia en el manejo de los servicios públicos que conozca la República.
Lo que si se tenía bastante escondido el gobierno es su baja eficiencia en el manejo de la energía eléctrica. Hasta ahora toda la propaganda oficial ha estado dirigida a desviar la atención de los verdaderos problemas del sector. Que si el Niño y sus efectos en el nivel de Guri. Luego las especulaciones sobre la construcción de plantas termoeléctricas.
La verdad es que los cortes de electricidad son muy frecuentes en todo el país. Hay estados en los cuales superan las seis horas y se presentan varias veces cada semana. La pérdida de equipos y el malestar de la población son inmensos. El gobierno trata de justificar lo injustificable. La caída de las inversiones y el desplome de todo el aparato institucional del sector eléctrico, entre otros factores, apuntan a que las causas de estos sinsabores tienen que ver con una monumental incompetencia. Agravada con el paso del tiempo. Podríamos decir que la desprofesionalización del sector es cada día más evidente y preocupante. El panorama descrito hasta ahora deja muy claro la naturaleza y profundidad de la crisis eléctrica.
Pero lo que es menos conocido es que este gobierno no sólo es incapaz de producir electricidad para todos los venezolanos. También es responsable de que la energía que se genera no llegue en su totalidad. Los servicios eléctricos tienen entre sus objetivos reducir las llamadas pérdidas por distribución. Las razones son obvias. En la medida que la mayor cantidad de electricidad llegue a sus destinatarios, en esa medida se reducen los costos, y se reducen los efectos ambientales. Los sistemas de electricidad tienden a llevar esas pérdidas al menor valor. Los países desarrollados han logrado éxitos en esta tarea, pero siempre persiste un porcentaje de pérdidas. En Inglaterra y Estados Unidos las pérdidas por distribución están alrededor del 7% de la energía producida. En el caso de Chile encontramos 8,4% de pérdidas, notable cuando se compara con otros países desarrollados. En Costa Rica es un poco mayor: 10%. Brasil, Argentina y México tienen alrededor de 16% de estas pérdidas.
Y es acá cuando la “revolución bonita” se la “come”. La electricidad perdida por causas de distribución alcanza el 27%. Quizás una de las más altas del mundo. De cada 100 kWh de electricidad, se pierden casi 30. Esto significa que las familias se ven expuestas con mayor rigor a los racionamientos y los cortes. Es un sistema eléctrico que desperdicia electricidad cuando más la necesita. Es otro nombre de la más absoluta incompetencia en el manejo de los servicios públicos que conozca la República.
Politemas, Tal Cual, 3 de noviembre de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario