El gobierno descubrió que la mayoría del país está buscando otra alternativa. Que después de casi doce años de la misma cantaleta y de las consignas desfasadas, la gente está buscando otros horizontes, otras perspectivas. Que esa “revolución bonita” que se consideraba “anclada en el alma popular”, es sólo un amasijo de ideas obsoletas y de nulas realizaciones. Los resultados del 26 de septiembre le enviaron un mensaje “vía voto directo y secreto” a las alturas del poder. El resumen es muy claro: este gobierno tiene la fecha de término constitucional sellada en la frente. La salida democrática y electoral del autoritarismo incompetente que nos gobierna es cuestión de trabajo y paciencia, está al alcance de la Unidad.
Los jerarcas de la “revolución” no quieren leer los signos evidentes de este deterioro. Desde hace cinco años, a pesar de la ingente cantidad de petrodólares, y de la obscena propaganda oficial, está en marcha una profunda innovación política en el país. La decepción por la gestión deficiente y altanera ha encontrado cauce en la concreción de la Unidad. La exigencia se ha convertido en realidad. Y de allí que los ciudadanos contemplen otra opción.
Tal posibilidad es inaceptable para el gobierno. Desde siempre ha asumido que tiene el monopolio de la popularidad. Falso, los resultados demuestran que la decepción del gobierno es amplia, se extiende por todo el territorio nacional. Y también es verdad que se ha optado por expresar esas preferencias a través de La Unidad. Si la Unidad no hubiera calado como alternativa, sería mucho más difícil demostrar el deterioro del gobierno.
La reacción del gobierno no ha sido muy sorprendente que digamos. Por primera vez en mucho tiempo empieza a hablar de las cosas que se deben hacer, con la vivienda, con los servicios. De “repente”, el Presidente aparece inaugurando escuelas y otras obras públicas. Diciendo que se incluyan recursos en los planes de inversión. Después de largos años de olvido, el gobierno se encontró con las demandas concretas de la población e intenta satisfacerlas. La incompetente élite que nos gobierna se ha topado con la monumental realidad de no saber conducir la nave del gobierno. Que no tiene la mística ni la motivación para liderar ninguna transformación. Es un gobierno carente de ideas y soluciones. Es un gobierno convertido en desesperanza.
Es por ello que la señal de alerta se ha prendido en el tablero oficial. En pocos meses estaremos en el 2011, antesala de un año electoral crucial para los venezolanos. Desde Presidente hasta Alcaldes y Gobernadores serán seleccionados ese año. Ya el gobierno ha empezado a designar sus candidatos con el “dedo” de la participación del único actor que cuenta. Este gobierno empezó a sacar cuentas y quiere tomar posiciones. Hay pánico en Miraflores.
Politemas, 6 de octubre de 2010
Los jerarcas de la “revolución” no quieren leer los signos evidentes de este deterioro. Desde hace cinco años, a pesar de la ingente cantidad de petrodólares, y de la obscena propaganda oficial, está en marcha una profunda innovación política en el país. La decepción por la gestión deficiente y altanera ha encontrado cauce en la concreción de la Unidad. La exigencia se ha convertido en realidad. Y de allí que los ciudadanos contemplen otra opción.
Tal posibilidad es inaceptable para el gobierno. Desde siempre ha asumido que tiene el monopolio de la popularidad. Falso, los resultados demuestran que la decepción del gobierno es amplia, se extiende por todo el territorio nacional. Y también es verdad que se ha optado por expresar esas preferencias a través de La Unidad. Si la Unidad no hubiera calado como alternativa, sería mucho más difícil demostrar el deterioro del gobierno.
La reacción del gobierno no ha sido muy sorprendente que digamos. Por primera vez en mucho tiempo empieza a hablar de las cosas que se deben hacer, con la vivienda, con los servicios. De “repente”, el Presidente aparece inaugurando escuelas y otras obras públicas. Diciendo que se incluyan recursos en los planes de inversión. Después de largos años de olvido, el gobierno se encontró con las demandas concretas de la población e intenta satisfacerlas. La incompetente élite que nos gobierna se ha topado con la monumental realidad de no saber conducir la nave del gobierno. Que no tiene la mística ni la motivación para liderar ninguna transformación. Es un gobierno carente de ideas y soluciones. Es un gobierno convertido en desesperanza.
Es por ello que la señal de alerta se ha prendido en el tablero oficial. En pocos meses estaremos en el 2011, antesala de un año electoral crucial para los venezolanos. Desde Presidente hasta Alcaldes y Gobernadores serán seleccionados ese año. Ya el gobierno ha empezado a designar sus candidatos con el “dedo” de la participación del único actor que cuenta. Este gobierno empezó a sacar cuentas y quiere tomar posiciones. Hay pánico en Miraflores.
Politemas, 6 de octubre de 2010
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