El Presidente hubiera querido que la “celebración” del Bicentenario del 19 de abril durara hasta el 26 de septiembre. De manera que hubiera seguido con los desfiles, los discursos “memorables” y las cadenas de los pedigüeños de rigor. Pero la realidad es dura. Ya se acabó esta fiesta de pacotilla. Hay que volver a los problemas centrales.
La economía entra en el segundo año de decrecimiento. La inflación está acabando con el ingreso de las familias. No se espera que disminuya este año. La más alta de la región, la quinta del mundo. Para remate, el aumento del desempleo y la caída de la inversión tanto pública como privada. Este es el “legado” de la “revolución bonita” al enrumbarse hacia su año número doce.
Todo ello es más contradictorio con las promesas de inicio de gobierno. Por allá en 1999. Hablaba el Presidente de la crisis social que heredaba. Decía que quería reducir la pobreza. Pero no decía cómo. Nada de mejorar la productividad de los venezolanos. Su única apuesta: el petróleo. Como si hubiera algo novedoso en esa idea.
Lo cierto del caso es que el desempeño de este gobierno ha dejado a los venezolanos pobres en el más completo desamparo. La comparación de las medidas tomadas por todos los gobiernos de la región constata lo ya sabido. El gobierno actual ha enfrentado el deterioro del empleo y del ingreso de las familias con aumento de impuestos y con restricciones del gasto público. La actual administración se ha convertido en el más fiel exponente del catecismo neoliberal.
Mientras esto pasa acá, muchos gobiernos de la región toman medidas innovadoras. Citemos unos pocos. Comencemos por el último gobierno, el de Chile. El presidente Piñera introdujo ante el Congreso, y fue aprobado, un bono mensual equivalente a 80$ como complemento a las asignaciones que reciben las personas inscritas en los programas de protección social. El gobierno de Colombia acordó aumentar la cobertura del programa Familias en Acción en 1,1 millones de familias beneficiadas, lo cual significa una inversión de 710 millones de dólares. Además se incluyeron 230 millones de dólares para los programas a favor del adulto mayor y 320 millones para la asistencia a los desplazados. En Costa Rica se aumentó la inversión social para subsidios para compra de alimentos, transporte y gasolina. También se aumentó el gasto social en educación y vivienda.
Nada de eso es prioridad en el actual gobierno. La retórica oficial no apunta a la solución de los problemas de los venezolanos. La crisis social, aprovechada por el actual Presidente para ilusionar a muchos venezolanos, adquiere peores dimensiones. Ahora es una crisis agravada y aumentada por la más incompetente gestión de la política social del país. El Presidente ya no puede con la nueva crisis social que ha creado.
La economía entra en el segundo año de decrecimiento. La inflación está acabando con el ingreso de las familias. No se espera que disminuya este año. La más alta de la región, la quinta del mundo. Para remate, el aumento del desempleo y la caída de la inversión tanto pública como privada. Este es el “legado” de la “revolución bonita” al enrumbarse hacia su año número doce.
Todo ello es más contradictorio con las promesas de inicio de gobierno. Por allá en 1999. Hablaba el Presidente de la crisis social que heredaba. Decía que quería reducir la pobreza. Pero no decía cómo. Nada de mejorar la productividad de los venezolanos. Su única apuesta: el petróleo. Como si hubiera algo novedoso en esa idea.
Lo cierto del caso es que el desempeño de este gobierno ha dejado a los venezolanos pobres en el más completo desamparo. La comparación de las medidas tomadas por todos los gobiernos de la región constata lo ya sabido. El gobierno actual ha enfrentado el deterioro del empleo y del ingreso de las familias con aumento de impuestos y con restricciones del gasto público. La actual administración se ha convertido en el más fiel exponente del catecismo neoliberal.
Mientras esto pasa acá, muchos gobiernos de la región toman medidas innovadoras. Citemos unos pocos. Comencemos por el último gobierno, el de Chile. El presidente Piñera introdujo ante el Congreso, y fue aprobado, un bono mensual equivalente a 80$ como complemento a las asignaciones que reciben las personas inscritas en los programas de protección social. El gobierno de Colombia acordó aumentar la cobertura del programa Familias en Acción en 1,1 millones de familias beneficiadas, lo cual significa una inversión de 710 millones de dólares. Además se incluyeron 230 millones de dólares para los programas a favor del adulto mayor y 320 millones para la asistencia a los desplazados. En Costa Rica se aumentó la inversión social para subsidios para compra de alimentos, transporte y gasolina. También se aumentó el gasto social en educación y vivienda.
Nada de eso es prioridad en el actual gobierno. La retórica oficial no apunta a la solución de los problemas de los venezolanos. La crisis social, aprovechada por el actual Presidente para ilusionar a muchos venezolanos, adquiere peores dimensiones. Ahora es una crisis agravada y aumentada por la más incompetente gestión de la política social del país. El Presidente ya no puede con la nueva crisis social que ha creado.
Politemas, Tal Cual, 21 de abril de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario