El misterio ha sido develado. La incógnita sobre lo que significa el Socialismo del Siglo XXI ha sido respondida por el propio Presidente de la República. De manera clara y directa. Bastó un ejemplo. Ante el creciente descontento de millones de venezolanos por la escasez de agua, se propone una gran solución. Si antes usted se bañaba en ducha, y ahora el agua no le llega con regularidad, no hay problema. Simplemente almacena agua en un recipiente y usa la totuma. Si usted no recibía agua directa, pues pierda la ilusión. Consiga también su totuma. Esta es la respuesta que ofrece el líder de la “revolución bonita”.
En realidad, la “totuma”, como concepto, ejemplifica muy claramente el tipo de gobierno que hemos tenido en los últimos diez años. Se trata de reducir progresivamente los estándares de los servicios públicos y de la calidad de las políticas. A pesar de que los venezolanos queremos progresar y alcanzar el grado más alto de bienestar posible, tenemos un gobierno que ha hecho del símbolo de la totuma una política sistemática. Vivimos, ahora queda más evidente, el primer gobierno de la “totumocracia”. A los problemas del pasado, tenemos que sumar ahora la visión obsoleta para manejar el país.
El gobierno ha aplicado la política de la “totuma” en muchas áreas. Empecemos por la eliminación de las mediciones de la calidad en la educación básica. La prueba de conocimientos de lengua y matemáticas se realizó por primera y última vez en 1998. Los resultados de la prueba realizada en 2003 nunca se publicaron. Tampoco ha habido más pruebas. Como resultado, no sabemos el rendimiento de nuestros estudiantes. Mucho menos sabemos los correctivos que hay que aplicar en cada escuela y por cada maestro.
Antes que optimizar los procedimientos de admisión en la educación universitaria, y al mismo tiempo esforzarse por mejorar la prosecución en las escuelas públicas, el gobierno volvió a aplicar la política de la “totuma”. Procedió a eliminar de raíz los mecanismos de admisión que tomaban en cuentas los conocimientos y las habilidades. Ahora no tenemos forma de saber el desempeño de nuestros estudiantes de bachillerato.
En la salud se procedió a eliminar programas de salud materno-infantil. Las mujeres y los niños quedaron sin beneficios. La aplicación de la política de la “totuma” trajo como consecuencia que aumentara la mortalidad materna y la infantil. En el caso de las pensiones, el gobierno no ha aprobado la legislación que garantice pensiones de acuerdo con el tiempo de cotización. Independientemente del número de semanas cotizadas, los pensionados tendrán la misma pensión.
Si antes usted utilizaba el Metro de Caracas para desplazarse cómodamente, ahora tendrá que hacerlo sin aire acondicionado, sin escaleras mecánicas, haciendo su trayecto lo más desagradable posible. La baja calidad de servicio le indica sin confusiones: usted está en presencia nuevamente de la política de la “totuma”.
No hablemos de los servicios de agua y electricidad. En la década, la desinversión en ambos sectores ha sido brutal. Los proyectos de desarrollo de estos servicios fueron paralizados. Con todo el crecimiento de la demanda, llegamos al efecto directo de la política de la “totuma”. Consiga una planta, tenga menos horas de electricidad, no use aire acondicionado, compre recipientes de agua. Cuando haga todas esas cosas, sabrá que el efecto “totuma” es en serio.
Gran parte del descontento que recorre el país se origina en la convicción de que el país no acepta más “totumas”. Sólo el Presidente las sigue promoviendo.
En realidad, la “totuma”, como concepto, ejemplifica muy claramente el tipo de gobierno que hemos tenido en los últimos diez años. Se trata de reducir progresivamente los estándares de los servicios públicos y de la calidad de las políticas. A pesar de que los venezolanos queremos progresar y alcanzar el grado más alto de bienestar posible, tenemos un gobierno que ha hecho del símbolo de la totuma una política sistemática. Vivimos, ahora queda más evidente, el primer gobierno de la “totumocracia”. A los problemas del pasado, tenemos que sumar ahora la visión obsoleta para manejar el país.
El gobierno ha aplicado la política de la “totuma” en muchas áreas. Empecemos por la eliminación de las mediciones de la calidad en la educación básica. La prueba de conocimientos de lengua y matemáticas se realizó por primera y última vez en 1998. Los resultados de la prueba realizada en 2003 nunca se publicaron. Tampoco ha habido más pruebas. Como resultado, no sabemos el rendimiento de nuestros estudiantes. Mucho menos sabemos los correctivos que hay que aplicar en cada escuela y por cada maestro.
Antes que optimizar los procedimientos de admisión en la educación universitaria, y al mismo tiempo esforzarse por mejorar la prosecución en las escuelas públicas, el gobierno volvió a aplicar la política de la “totuma”. Procedió a eliminar de raíz los mecanismos de admisión que tomaban en cuentas los conocimientos y las habilidades. Ahora no tenemos forma de saber el desempeño de nuestros estudiantes de bachillerato.
En la salud se procedió a eliminar programas de salud materno-infantil. Las mujeres y los niños quedaron sin beneficios. La aplicación de la política de la “totuma” trajo como consecuencia que aumentara la mortalidad materna y la infantil. En el caso de las pensiones, el gobierno no ha aprobado la legislación que garantice pensiones de acuerdo con el tiempo de cotización. Independientemente del número de semanas cotizadas, los pensionados tendrán la misma pensión.
Si antes usted utilizaba el Metro de Caracas para desplazarse cómodamente, ahora tendrá que hacerlo sin aire acondicionado, sin escaleras mecánicas, haciendo su trayecto lo más desagradable posible. La baja calidad de servicio le indica sin confusiones: usted está en presencia nuevamente de la política de la “totuma”.
No hablemos de los servicios de agua y electricidad. En la década, la desinversión en ambos sectores ha sido brutal. Los proyectos de desarrollo de estos servicios fueron paralizados. Con todo el crecimiento de la demanda, llegamos al efecto directo de la política de la “totuma”. Consiga una planta, tenga menos horas de electricidad, no use aire acondicionado, compre recipientes de agua. Cuando haga todas esas cosas, sabrá que el efecto “totuma” es en serio.
Gran parte del descontento que recorre el país se origina en la convicción de que el país no acepta más “totumas”. Sólo el Presidente las sigue promoviendo.
Politemas, Tal Cual, 28 de octubre de 2009
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