El año 2009 llega a su final. Ha sido un año difícil para los venezolanos. Cesó el ritmo de crecimiento basado en el boom petrolero. Se instaló la recesión en el tercer trimestre del año. La caída del consumo de las familias y el aumento del desempleo, se han hecho cotidianos y frustrantes. Para colmo hizo su aparición la crisis de los servicios públicos (agua, electricidad). En los últimos días hemos quedado convencidos de que definitivamente acá sólo pasa lo que se le ocurra a la voluntad presidencial (desde enviar a prisión a los jueces hasta evitar que los ciudadanos opten por la huelga de hambre como medio de lucha).
También el año 2009 nos trajo una excelente noticia. La experiencia democrática de nuestro país encontró una fórmula política para enfrentar con decisión y efectividad la situación que vivimos. Decenas de partidos políticos, animados por el afán de coincidir, por anteponer los acuerdos, han conformado una alianza que trasciende los objetivos inmediatos. Se trata de constituir una plataforma de pensamiento y acción que promueva las transformaciones que requiere Venezuela. La Mesa de la Unidad Democrática evidencia esta búsqueda de opciones y de oportunidades.
El camino para construir una nueva etapa en la vida del país, concentrada en el bienestar verdadero y en la práctica de una real democracia, será complejo. Los errores y omisiones cometidos en el manejo del gobierno en los últimos once años, junto con las deficiencias que ya teníamos, conforman un cuadro que requiere imaginación y trabajo sistemático. De allí la importancia de construir una base programática que sirva de sustento al acuerdo político que significa la Mesa de la Unidad Democrática. Tal base programática es el eje para convencer a la mayoría del país de que se tienen las soluciones y los equipos para producir las transformaciones.
En esa dirección debe fijarse la mirada en las elecciones del 26 de septiembre del próximo año. Será, sin dudas, una oportunidad muy significativa para consolidar espacios de crecimiento y lograr la expresión concreta de una nueva mayoría. La Mesa de la Unidad Democrática ha dejado muy claro al país que entiende la importancia de este reto. El requisito fundamental para lograr ese objetivo en garantizar un frente unido, en todas las circunstancias, que sea capaz de inspirar y transmitir un mensaje y una propuesta de inclusión para todos los venezolanos.
Se termina el 2009 con posibilidades reales de triunfar en las elecciones de la Asamblea Nacional. Se ha consolidado la Unidad Democrática. Se han elaborado y aprobado las normas que facilitarán los acuerdos para tener candidatos unitarios en todos los circuitos electorales. Los primeros meses del año serán la oportunidad para mostrarle al país tanto la plataforma programática, como su expresión concreta en la agenda parlamentaria a presentar en las elecciones, y la disposición de facilitar la más amplia expresión de liderazgos, más allá de los partidos políticos, que conlleve a seleccionar los mejores candidatos para asegurar la victoria.
El próximo año será una oportunidad privilegiada para consolidar una unidad efectiva. Todos los sectores democráticos deberán realizar su mejor esfuerzo para acordar, para identificar opciones comunes, para que prevalezca lo que nos une y lo que nos articule. Será la mejor estrategia para enfrentar las dificultades, y especialmente, para demostrar que existen las alternativas para transformar a Venezuela.
También el año 2009 nos trajo una excelente noticia. La experiencia democrática de nuestro país encontró una fórmula política para enfrentar con decisión y efectividad la situación que vivimos. Decenas de partidos políticos, animados por el afán de coincidir, por anteponer los acuerdos, han conformado una alianza que trasciende los objetivos inmediatos. Se trata de constituir una plataforma de pensamiento y acción que promueva las transformaciones que requiere Venezuela. La Mesa de la Unidad Democrática evidencia esta búsqueda de opciones y de oportunidades.
El camino para construir una nueva etapa en la vida del país, concentrada en el bienestar verdadero y en la práctica de una real democracia, será complejo. Los errores y omisiones cometidos en el manejo del gobierno en los últimos once años, junto con las deficiencias que ya teníamos, conforman un cuadro que requiere imaginación y trabajo sistemático. De allí la importancia de construir una base programática que sirva de sustento al acuerdo político que significa la Mesa de la Unidad Democrática. Tal base programática es el eje para convencer a la mayoría del país de que se tienen las soluciones y los equipos para producir las transformaciones.
En esa dirección debe fijarse la mirada en las elecciones del 26 de septiembre del próximo año. Será, sin dudas, una oportunidad muy significativa para consolidar espacios de crecimiento y lograr la expresión concreta de una nueva mayoría. La Mesa de la Unidad Democrática ha dejado muy claro al país que entiende la importancia de este reto. El requisito fundamental para lograr ese objetivo en garantizar un frente unido, en todas las circunstancias, que sea capaz de inspirar y transmitir un mensaje y una propuesta de inclusión para todos los venezolanos.
Se termina el 2009 con posibilidades reales de triunfar en las elecciones de la Asamblea Nacional. Se ha consolidado la Unidad Democrática. Se han elaborado y aprobado las normas que facilitarán los acuerdos para tener candidatos unitarios en todos los circuitos electorales. Los primeros meses del año serán la oportunidad para mostrarle al país tanto la plataforma programática, como su expresión concreta en la agenda parlamentaria a presentar en las elecciones, y la disposición de facilitar la más amplia expresión de liderazgos, más allá de los partidos políticos, que conlleve a seleccionar los mejores candidatos para asegurar la victoria.
El próximo año será una oportunidad privilegiada para consolidar una unidad efectiva. Todos los sectores democráticos deberán realizar su mejor esfuerzo para acordar, para identificar opciones comunes, para que prevalezca lo que nos une y lo que nos articule. Será la mejor estrategia para enfrentar las dificultades, y especialmente, para demostrar que existen las alternativas para transformar a Venezuela.
Politemas, Tal Cual, 16 de diciembre de 2009
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