Muchos funcionarios del Alto Gobierno actúan como la orquesta que tocaba en los momentos finales del naufragio del Titanic. Hablan como si todo estuviera en calma, bajo control, en las mejores condiciones. Lo hacen con una gran “convicción”. La primera hipótesis que se puede proponer es que tienen una gran afición por el teatro, por desempeñar papeles de ficción. Salen al estrado de las comunicaciones del actual gobierno, bastante grande por cierto, y dicen lo que está en el guión. Lo que ellos creen que será un tremendo éxito. Hablan como si fueran a recibir un estruendoso aplauso. Saben que están diciendo cosas que no son, pero se sienten obligados a cumplir su “responsabilidad”.
La opción del teatro es, por supuesto, lamentable, pero no es extraña a la conducta tradicional del actual gobierno. La otra opción es todavía peor. Esta es, la que proviene de no tener ni la menor idea de lo que están diciendo. No tienen el manejo de los conceptos básicos, no conocen los detalles de lo que están diciendo. Simplemente se aprovechan de la desinformación que ellos mismos han creado para decir cualquier cosa que suene supuestamente atractiva, como una promesa desesperada, absolutamente fuera de lugar, con el mayor descaro posible.
Es así que luego de 17 años del mayor fracaso económico que se tenga en lo que va del Siglo XXI en el mundo, hay funcionarios del Alto Gobierno que no les tiembla el pulso para decir que este gobierno trabaja en un plan para “eliminar la pobreza”. Ni siquiera se menciona que tal objetivo se alcanzará luego de resolver la actual crisis económica. Nada de eso.
Para esos funcionarios no existe el hecho de que Venezuela está en el segundo año de una gran recesión, con una caída del PIB estimada en 10%. Ni que es el cuarto año sin crecimiento en los últimos siete. Tampoco existe el hecho de que estamos en el tercer año seguido con la inflación más alta del mundo, y que por los vientos que soplan, esa situación se mantendrá en 2016. Y he aquí que los funcionarios hacen la gran dicotomía, expresan que en esas condiciones es posible eliminar la pobreza. Solo pensar en decir eso sin mayor consideración de lo que está pasando en la realidad, es un completo ejercicio de ignorancia e irresponsabilidad.
Por supuesto para estos funcionarios está muy distante la realidad de que Venezuela tiene hoy más población en pobreza que en 1998, que casi 8 millones de personas no tienen ingreso suficiente para conseguir los alimentos del día. Peor aún, que en esas condiciones no es posible imaginar la reducción de la pobreza a menos que se modifique drásticamente el rumbo de la economía del país. Estos funcionarios tienen en su cabeza un país irreal, están completamente divorciados de la vida cotidiana de los venezolanos, hablan de fantasías, están tocando las últimas melodías de un gobierno que naufraga.
Politemas, Tal Cual, 4 de noviembre de 2015
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