Después de casi siete años de gestión, el actual gobierno sigue prometiendo. Todos recordamos su ofrecimiento incumplido sobre la atención de los niños de la calle. Quizás la cercanía del Día del Niño influyó en que propusiera que atender a los niños, niñas y adolescentes es el objetivo más importante del recientemente creado Ministerio de Desarrollo Social y Participación Popular. Cuando debe presentar realizaciones, el gobierno tiene una sola consigna: volver a ofrecer.
Esas promesas contrastan con el deplorable desempeño en la atención a la infancia que ha tenido el actual gobierno. Las últimas comparaciones internacionales demuestran que en este aspecto estamos en la cola de América Latina.
El IV Objetivo del Milenio es reducir la mortalidad infantil en todos los países. La meta es reducir la tasa de mortalidad infantil en dos terceras partes para el año 2015 (con respecto al valor que tenía en el año 1990). El informe reciente de Naciones Unidas, “Objetivos del Milenio: Una mirada desde América Latina y el Caribe” (www.eclac.org), revela que para el año 2003 Venezuela todavía no había alcanzado el 50% de reducción. Más aún, el porcentaje de reducción del país (46%) es uno de los más bajos de América Latina. Sólo superamos a Paraguay (27,7%) y a Panamá (42,1%).
Todos los demás países de América Latina tienen reducciones mayores que el nuestro. Por encima del 60% de reducción se encuentran ocho países: Chile, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Perú, Brasil, México y El Salvador. Sin embargo, eso no es todo.
Entre 1990 y 1998 la mortalidad infantil se redujo 17%. Entre 1998 y 2003 la reducción es inferior, apenas 13%. En el actual gobierno la prioridad asignada a los niños ha sido más retórica que real. Pero eso no es lo más grave. Venezuela es el único país de América Latina que ha experimentado aumentos de la tasa de mortalidad infantil en dos años seguidos: 2002 y 2003. El valor de esta tasa en el año 2003 es apenas medio punto menor al del año 1999. Las cifras del año 2004, ofrecidas para el mes de junio, todavía no sido publicadas por el Ministerio de Salud.
No sólo no mejoramos, estamos empeorando. El aumento de las muertes por desnutrición, diarreas y neumonías en niños menores de un año es claro, preocupante, e inaceptable.
El gobierno del Presidente Chávez ha sido incapaz de articular una política seria de atención a la salud de los niños. En su primer acto eliminó de un plumazo el programa que atendía en 1999 a más de 300.000 niños con alimentos y servicios. Antes que mejorar los problemas de diseño y gestión que hubiera podido tener ese programa, decidió eliminar esa experiencia de casi una década. Los niños se quedaron sin los alimentos, sin los servicios.
Para colmo paralizó la descentralización de servicios de salud e intentó maniatar la autonomía de los estados. Apeló infructuosamente a la institucionalidad militar (el tristemente recordado Plan Bolívar). Luego, ante la coyuntura refrendaria del 2003 y 2004, implementa la Misión Barrio Adentro. Pero esta Misión es incapaz de informar oportunamente cuántos niños menores de cinco años están atendiendo, cuántos necesitan alimentación complementaria, cuántos están vacunados.
Antes que colocar en el centro de su acción el bienestar de los niños, el actual gobierno prefirió colocar el mito, la ideología, la prepotencia y la incapacidad. Esos errores los pagamos todos, pero especialmente los niños pobres de nuestro país. El gobierno del Presidente Chávez ha demostrado a saciedad que la tarea de lograr que los niños venezolanos estén entre los más sanos de América, le quedó muy grande.
Politemas, Tal Cual, 20 de julio de 2005
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