La Cumbre Mundial 2005 concluyó con una gran preocupación. Se constató que en muchos países no ha habido progresos para erradicar la pobreza.. Las Naciones Unidas reconoce que el desarrollo se tambalea en muchos países. No es para menos. Millones de personas verán afectado su futuro en las próximas décadas si no se toman medidas urgentes.
Lamentablemente, Venezuela forma parte de los países con más retrocesos en los Objetivos del Milenio. Ya es grave que exista retroceso en uno de los objetivos. El caso de nuestro país es dramático. Clama a la conciencia. Tenemos retrocesos en pobreza y subnutrición. Tenemos desempeños por debajo de los países de la región en mortalidad materna, mortalidad infantil, malaria, VIH-SIDA, universalización de la educación básica. Sin lugar a dudas, tenemos uno de los peores balances no sólo en América Latina, sino en el contexto internacional. Para la cantidad de recursos que se ha manejado en este lustro, el deterioro de nuestras condiciones de vida es inaceptable. Es muy claro, el gobierno del presidente Chávez ha puesto en riesgo la próxima generación de venezolanos. En un mar de petrodólares, se palpa el fracaso, se palpa la frustración.
Ante esa realidad, es hora de actuar. El país debe tomar en cuenta las recomendaciones de Naciones Unidas para aquellos países que retroceden en la lucha contra la pobreza. La primera exigencia es que se elabore una Estrategia Nacional para alcanzar los Objetivos del Milenio. Tal como se ha definido en países amigos como Chile, Colombia, Brasil. Esa Estrategia requiere establecer programas específicos, con metas anuales, con recursos definidos, con responsables. También se requiere que la próxima Asamblea Nacional designe una Comisión que haga seguimiento estricto al cumplimiento de esa estrategia. También es perentorio un amplio acuerdo, en el cual se coloque el interés nacional por encima de cualquier consideración. El país debe resistirse a condenar la próxima generación de venezolanos a la pobreza y la baja productividad.
Las Naciones Unidas, en el documento final de la Cumbre Mundial 2005, también sugiere que los países manejen adecuadamente sus cuentas fiscales. Que se garantice la estabilidad macroeconómica y el crecimiento sostenible. En ambas facetas el gobierno del Presidente Chávez ha sido un completo fracaso. Su rechazo a la transparencia en la asignación de los recursos fiscales conspira contra una economía sana y productiva. Su reticencia a aceptar el rol del sector privado en una economía moderna, nos quita posibilidades, destruye empleos en el sector formal, aumenta el riesgo para la inversión.
Finalmente, Naciones Unidas hace un llamado para que en los países se coordinen esfuerzos entre el sector público y el privado, entre las oganizaciones no-gubernamentales y las más diversas modalidades de organización social. Para cumplir con los Objetivos del Milenio se necesita el concurso de toda la sociedad. El sello autoritario del actual gobierno conspira contra este requerimiento del desarrollo. El irrespeto flagrante del Estado de Derecho desde las alturas del poder, la aceptación silenciosa de parte de aquellos poderes públicos que deben defender a los ciudadanos, no hace sino deteriorar el tejido en el cual nos encontramos todos los venezolanos.
La experiencia del gobierno del presidente Chávez indica que las anteriores tareas le quedan muy grandes. En el último lustro se ha deteriorado la vida política, social, económica del país. La actual gestión gubernamental no nos ofrece otra cosa que atraso y pobreza. En esas circunstancias es tiempo de reflexión. Los canales de la fortaleza democrática del país deben conducir a la consolidación de liderazgos que asuman los retos del siglo XXI en un ambiente de unión y concordia. Es la forma de garantizar que no perdamos el próximo lustro.
Politemas, Tal Cual, 21 de septiembre de 2005
No hay comentarios:
Publicar un comentario