En el gobierno del presidente Chávez no se han creado los empleos decentes que necesita el país para generar bienestar. Peor aún, según cifras de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), lo que ha habido en Venezuela es un aumento de los empleos de baja productividad (aquellos que se encuentran en microempresas con un máximo de cuatro trabajadores, los empleados domésticos, y los trabajadores independientes no calificados).
Las últimas cifras disponibles de la CEPAL indican que entre 1997 y 2003, los empleos de baja productividad aumentaron en Venezuela en casi 10%. Esto es, para el año 2003 el 58,3% de los empleos del país eran de baja productividad. Estimaciones recientes, realizadas por Miguel Angel Santos (del equipo del Acuerdo Social, www.acuerdosocial.com), señalan que en cada año del actual gobierno sólo se ha creado el 15% de los empleos decentes que deberían crearse. Venezuela es un desierto para el empleo productivo.
Si entendemos por empleos decentes aquellos que garantizan adecuadas remuneraciones y estabilidad, protección de los beneficios, así como previsiones ante las contingencias de la salud y vejez, en un marco de permanente capacitación, podemos deducir que las posibilidades de desarrollo del país se reducen en la medida en que no se crean estos empleos.
Esta preocupación no es exclusiva en Venezuela. En el día de ayer se inauguró en Brasilia la XVI Reunión Americana de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El objetivo de la Reunión es justamente proponer una agenda hemisférica para la creación de empleo decente en el período 2006-2015. En la presentación del Informe del Director General para esta reunión, se señala que “es necesario incorporar explícitamente el objetivo de generación de trabajo decente en las estrategias nacionales de desarrollo”.
También indica el mencionado informe que el déficit de empleos decentes en la Región alcanza la cifra de 126 millones. Esto representa el 53% de la población económicamente activa (PEA). Para mejorar la creación de empleos decentes, la OIT propone la definición y logro de cinco objetivos fundamentales: (1) que el crecimiento económico genere empleo de calidad para todos, (2) que los derechos laborales se cumplan de manera efectiva, (3) que la democracia se fortalezca, (4) que se adopten nuevos mecanismos de protección, por ejemplo, el seguro contra el desempleo, y (5) que se combata la exclusión social.
En la Venezuela actual se encuentran las condiciones contrarias a la creación de empleo decente. Tenemos crecimiento económico, pero no hay inversión productiva en sectores que generen empleos decentes. Tenemos desconocimiento de los derechos amparados por las contrataciones colectivas e incumplimiento, por parte del Estado, de los decretos de mejoras salariales. Tenemos una democracia sin equilibrio de poderes, con rasgos claros de autoritarismo, excluyente de los sectores no afectos al gobierno. Tenemos fracasos notorios en la aprobación de reformas sensatas y viables de los sistemas de protección de salud y de pensiones. Tenemos mecanismos de políticas sociales que garantizan beneficios basados en la discriminación ideológica y política.
En tales condiciones es evidente que no se crearán los empleos decentes que se requieren para tener un desarrollo diversificado y sostenido. El antídoto duradero contra la pobreza, justamente el empleo productivo, brilla por su ausencia. La promoción de las condiciones económicas y sociales para la generación de empleos decentes pareciera que no es responsabilidad de los actuales gobernantes. Hasta el punto que en el sitio web del Instituto Nacional de Estadística (INE) no se encuentran las cifras de los empleos en el sector informal y formal. Los empleos decentes ni siquiera se contabilizan.
El país requiere un gobierno democrático y competente. Que coloque la creación de empleos decentes en el fundamento de su gestión. Una amplia alianza nacional por el empleo decente es un gran reclamo nacional.
Politemas, Tal Cual, 3 de mayo de 2006
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