La alianza democrática debe actuar con estrategia y rapidez. El gobierno del presidente Chávez está decidido a proseguir su ritmo hacia la mayor consolidación de poder en seis décadas. La absoluta dependencia de todos los poderes públicos se suma a la intención declarada, y en curso, para modificar tanto la estructura como los principios de nuestro ordenamiento constitucional e institucional.
La consigna del Socialismo del Siglo XXI ha servido para enmascarar el fin principal: incorporar la reelección indefinida en el texto constitucional. Todo lo demás vendrá como “añadidura”. La escena está servida para aprobar una “reforma constitucional” que recibirá el apoyo expreso de todos los poderes públicos y culminará en una convocatoria a referéndum aprobatorio.
La estrategia de la alianza democrática debe tomar en cuenta al menos cuatro aspectos. En primer lugar es fundamental acordar un objetivo que permita nuclear apoyos y organizaciones. La movilización electoral de los meses finales del año pasado es justamente el punto de partida. En condiciones tan restringidas, en lo político, financiero, e institucional, podría ser contraproducente seleccionar más de un objetivo.
En segundo lugar, el objetivo seleccionado debe favorecer la presentación al país de una visión alternativa. Un proyecto que comprenda las grandes debilidades políticas, sociales, y económicas que afectan a los venezolanos. Pero que sea capaz de incorporar las opciones de política que permitirán superarlas. Es claro que tales opciones deben ser inclusivas y orientadas al mayor bienestar de toda la población.
Un tercer aspecto a considerar en la opción seleccionada es el impacto en la reducción de la asimetría de poder. En este momento no existe ninguna instancia de la toma de decisiones públicas que no esté copada por el sector oficialista. En la Asamblea Nacional, espacio por excelencia para el debate democrático y los acuerdos de diversos sectores, la representación de la alianza democrática es nula. En el ámbito subregional y local el predominio de los sectores favorables al gobierno central es evidente. Es por ello urgente identificar las posibilidades de aumentar la presencia de la alianza democrática en los ámbitos de los debates públicos.
Finalmente, la opción asumida por la alianza democrática debe movilizar a todo el conjunto de la población que rechaza el autoritarismo y el militarismo, así como el errático rumbo del gobierno en la definición y ejecución de políticas públicas.
La convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente por el 15% de los electores inscritos en el Registro Electoral y Civil es una opción que cumple con los cuatro criterios señalados. Es un objetivo concreto. Define directamente un rumbo en el que pueda coincidir una gran alianza por la redemocratización del país. También es una opción que permite acordar las bases de un acuerdo nacional, que tome en cuenta a toda la diversidad de la vida del país, y que proponga las líneas más efectivas para el desarrollo de Venezuela. Es una oportunidad para expresar una concepción de nuestra sociedad en la cual todos los venezolanos estemos incluidos.
Las bases para la elección de una Asamblea Nacional Constituyente, por las cuales habría que luchar de manera organizada, podrían permitir la conformación de un espacio de discusión y acuerdos mucho más plural. Es evidente que una Asamblea Nacional Constituyente representativa del vasto sector opositor tiene un poder político considerable, esencial para las tareas que exige la redemocratización de Venezuela. Es también muy posible que la convocatoria de esta opción permita movilizar a grandes sectores del amplio espectro nacional.
La consideración de la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente es un debate necesario para pensar el país y enfrentar la tendencia personalista y autoritaria. La alianza democrática tiene con ella la oportunidad de consolidar un mayor espacio organizativo. Ante la propaganda oficialista que reitera una supuesta democracia participativa y protagónica, los sectores democráticos del país tienen la posibilidad de convocar al país para el diálogo constructivo y los acuerdos perdurables. Abramos la discusión.
Politemas, Tal Cual, 31 de enero de 2007
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