Mientras el presidente Chávez concluía su visita a Brasil la semana pasada, haciendo llamados para “construir una patria grande suramericana”, “libre del imperialismo”, “soberana”, y “socialista”, los titulares de la gran mayoría de los medios nacionales ofrecían informaciones sobre el balance lamentable de la “revolución bonita”. Lo que a los cuatro vientos internacionales el gobierno intenta “vender” como transformaciones, no es otra cosa que la más crasa incompetencia en el manejo de los asuntos públicos.
Los medios han señalado que en la semana pasada ocurrieron seis muertes infantiles en la Maternidad Concepción Palacios. También han indicado que en las guardias sólo se cuenta con un especialista en neonatología lo cual dificulta la atención adecuada y expedita de todos los recién nacidos.
Pocas semanas atrás, el presidente Chávez había intentado sin éxito contradecir los datos oficiales que indican que en el período de la “revolución bonita” ha aumentado 18% la mortalidad materna en el país. Ya sabemos que muchas de las complicaciones de los partos son producto de la ausencia de cuidados prenatales. También sabemos que las complicaciones son mayores cuando no se cuenta con personal especializado.
Todo esto sucede en uno de los centros de atención obstétrica y ginecológica de mayor tradición en Venezuela, e incluso en América Latina. La Maternidad Concepción Palacios ha sido el lugar de nacimiento de cientos de miles de venezolanos, además ha sido un centro de prestigio en la formación de recursos humanos, tanto de pregrado como de postgrado. No es exagerado decir que la moderna obstetricia y ginecología del país se ha construido en las salas de partos y en todos los servicios de la Maternidad Concepción Palacios.
Pues bien, en ese centro insignia de la salud venezolana se cerró el postgrado de neonatología. De manera que ya no se cuenta con los cuatro residentes de guardia en la especialidad, quienes además de atender los pacientes recibían entrenamiento de alto nivel.
Lo que sucede en la Maternidad Concepción Palacios es la norma actual en el sistema de salud. Este gobierno aéreo ha desmantelado la estructura tradicional de los servicios de salud al mismo tiempo que ha creado una nueva, la denominada Misión Barrio Adentro, que no tiene capacidad para resolver ni los problemas sencillos ni los complejos.
Al hacer esto ha modificado los incentivos en la formación de recursos humanos a través de la disminución en las remuneraciones en los hospitales. Como resultado, se hace poco atractivo para los profesionales de la medicina proseguir su formación de postgrado en el país. Muchos de los puestos disponibles para residentes de postgrado quedan vacantes porque no se presentan aspirantes. En algunos postgrados se presenta solamente el 5% de los aspirantes de diez años atrás. Es por ello que muchos postgrados del país, referencias de calidad en la docencia y atención de pacientes, han tenido que cerrar sus puertas.
Todo esto afecta principalmente a los pacientes que deben acudir a los centros públicos para resolver sus problemas de salud. La “revolución bonita”, supuestamente orientada a eliminar la exclusión, ha contribuido a deteriorar aún más la calidad de nuestros centros públicos de atención. En otras palabras, el actual gobierno ha debilitado irresponsablemente la capacidad de los servicios públicos de salud. Con el actual gobierno tenemos un Estado menos eficaz, con menores posibilidades de prestar servicios, rezagado con respecto a los estándares internacionales. Tenemos pues, una verdadera “revolución” del atraso.
Politemas, Tal Cual, 2 de abril de 2008
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